Resfrío

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El tiempo avanzaba y las cosas se habían calmado en la casa ya que se acercaba el cumpleaños de Massimo, el que como siempre se celebraría en una gran fiesta. En esta ocasión sería en el patio de la casa por lo que todos trabajaban al doble.

Alessandra tenía asumido que la obligarían a asistir y a veces le pasaba por la mente huir. No estaba acostumbrada a ir a fiestas, le avergonzaba usar vestido de fiesta y estaba segura que Massimo y los demás la mirarían como si fuera un extraterrestre. 

También estaba el problema de como presentarse ¿Kate Smith o Alessandra Campodónico? Ya todos sabían su identidad y dentro de poco el resto del mundo también lo sabría, tal vez era mejor presentarse luego.

Olga la obligaba a salir de compras y le insinuaba vestidos provocativos los que descartaba de inmediato, sus gustos eran completamente opuestos a los de ella. La podrían obligar a asistir, pero los haría arrepentirse. No se pondría nada sexy y la vida apoyó su decisión ya que un día mientras se dirigía a nadar encontró el vestido perfecto para irritarlos.

Faltaba poco para la fiesta y ya se había mentalizado en que no podría huir cuando sucedió lo inesperado y cogió un resfrío. Era una señal, una ayuda divina para permanecer en cama el día de la fiesta, tal vez aún no era el momento de salir a la luz.

Massimo estaba ansioso, quería que llegara luego el día. Deseaba verla en vestido de fiesta y hacer su entrada triunfal con ella a su lado. Esto era lo único que lo motivaba a seguir con la planificación. 

Olga lo hostigaba todos los día con los asuntos de la fiesta y para rematar había elegido de organizadora a Cassandra. Ella había organizado varios eventos para él y en consecuencia era un romance pasajero en cada ocasión. Ella deseaba continuar con la tradición y había intentado seducirlo un par de veces. Pero esta vez sería distinto, ya no le interesaba una aventura con ella y se esforzaba por no tener que verla. No quería generar motivos para los recelos de Alessandra.

Faltaban tres días para la fiesta y era la última reunión con Cassandra. Ella llegó a la casa durante el desayuno y Massimo se alegró de que Alessandra no hubiese bajado aún. Se la llevó a la biblioteca para que no tuvieran oportunidad de encontrarse y la despachó antes de la hora de almuerzo ya que no quería tener que invitarla, sabía que era lo que ella planeaba. 

Llegó a almorzar y Alessandra nuevamente no bajó a almorzar. 

- No he visto a Alessandra hoy ¿Qué sucede?-le consultó a Olga-.

- ¿No soportas un día sin ella?

Que irritante era y no le faltaban motivos para estrangularla. Verla era mantener su historia con Laura siempre presente. Que mal había elegido Doménico, pero debía soportarla, era la madre de Luca.

- ¿Puedes contestar lo que te pregunto? -le respondió un poco brusco-.

- Cogió un resfrío por lo que está en cama.

La miró con furia, como podía decirlo tan a la ligera ¡Un resfrío! ¡Tres días antes de la fiesta! Esto no podía suceder. Debía llamar a un médico, ella debía estar sana para el sábado. 

Subió y toco su puerta pero no le abrió, volvió a tocar y nuevamente sin respuesta, hasta que la escuchó toser ¿Y si le había sucedido algo? Decidió entrar en la habitación. 

Estaba en cama y la vio levantar la cabeza de la almohada para verlo.

- ¿Qué pasa señor Torricelli, no me puede dejar en paz ni para un resfrío?

- Olga me lo acaba de decir, ¿Te encuentras bien?

- ¡Claro que no! Me duele hasta la punta del cabello, por lo que solo deseo descansar. Por favor me puede dejar tranquila.

365 DÍAS DE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora