La estadía de Massimo en Estados Unidos duró más de una semana, estaba desesperado por regresar, pero cada reunión atraía una nueva.
Llegaron a Sicilia de madrugada y un día antes de lo previsto por lo que esperaba sorprender a Kate en la mañana durante el entrenamiento.
Olga le comentó que la nueva institutriz ya había comenzado a trabajar lo que era una buena noticia ya que tendría más tiempo con Kate.
Se levantó al alba y fue a entrenar, como era de esperar se encontró con Kate, pero lo que no esperaba era encontrarla acompañada.
Era normal que Andrea o algunos guardaespaldas selectos utilizaran la sala de entrenamiento. Él muchas veces entrenaba con ellos, pero desde que Kate entrenaba de madrugada ellos evitaron ese horario.
La observó en silencio, luchaba contra Andrea y era buena, muy buena. Andrea la doblaba en altura y contextura, pero ella consciente de su físico sacaba provecho de éste, era ágil y escurridiza. Contra ella Andrea era un gigante lento y torpe, pero si él le acertaba, con un solo golpe la dejaba fuera de combate.
Ambos reían y entrenaban en sincronía lo que puso furioso a Massimo ¿En qué momento se conocieron?¿Había algo entre ellos?, se fue unos de días y se encontraba con esto.
Entró furioso, ambos se percataron y se detuvieron. Iba a comenzar a hablar cuando Kate lo detuvo. A Andrea le bastó una mirada para saber que debía salir de ahí.
-¿Qué pasa señor Torricelli?¿Por qué despertó de mal humor?, ¿Durmió mal?¿Le fue mal en su viaje? ¿O le molesta que entrene con el señor Andrea?. Déjeme adivinar, es ésta última opción.
- ¿Y por qué me debería molestar? -le contesto con la ira apenas contenida-.
- Por que se cree dueño del mundo y no estoy autorizada a entrenar con Andrea si usted no lo aprueba. Y también estoy segura que esta muy curioso sobre mi relación con él -le consultó burlándose-.
- Pues en un punto tiene razón, y es que me pregunto desde cuando entrenan juntos.
- No entrenamos juntos señor Torricelli, hoy por casualidad lo encontré aquí y le pedí que entrenáramos, hace mucho que no entreno y que mejor que con un experto.
- Me sorprende que practique artes marciales mixtas señorita Smith. En todo éste tiempo jamás la había visto interesada en entrenar -le respondió ya dejando de lado sus celos-.
- Por favor esconda un poco su machismo señor Torricelli, ¿Por qué una mujer no puede saber luchar?
- No es por machismo, pero por lo que he conocido de usted como arquitecta e institutriz nunca la hubiese imaginado luchando.
- Claro que no me imaginaba luchado. Usted siempre imagina a la princesa en apuros que necesita un príncipe que la rescate, y le encanta ser ese príncipe, ¿O no?
Massimo no pudo responder, había extrañado a su Merlina. Ella lo leía como un libro abierto, siempre acertaba a sus pensamientos, incluso en aquellos que no había analizado como en éste caso. Tenía razón, siempre buscaba damiselas en apuros ya que él siempre debía dominar la situación.
- ¿Si quiere podemos entrenar señor Torricelli? -, le propuso Kate de improvisto y lo sacó de sus pensamientos. Nunca había entrenado con una mujer, y jamás lucharía contra ella, no podía hacerle daño.
- ¿Qué pasa? ¿Tiene miedo de luchar conmigo Torricelli? ¿Le da miedo que le patee el culo? -le dijo desafiante-.
Ese desafío en su mirada lo excitó, "Tiene miedo de luchar conmigo Torricelli", jamás le había hablado así, siempre era señor Torricelli, ni siquiera que le llamara por su nombre lo excitaría tanto como esto, esta invitación, lo desafiaba de par a par sin una pizca de miedo. Estaba conociendo su lado rudo y le gustaba, se imaginó un millón de llaves con las que la inmovilizaría y tendría su cuerpo contra el suyo.
Él subió lentamente a la jaula y comenzó a caminar por el borde, rodeándola. Ella podía ver el deseo en su mirada. Si pensaba en él como una pantera, pues lo era ahora en su máxima expresión, y como era una imbécil una parte de ella era la presa que feliz pondría su cuello entre sus garras.
Ambos comenzaron a rodear el hexágono, sopesando, esperando el momento. Ella comenzó con algunos ataques lentos que él detuvo fácilmente... lo estaba probando, lo estaba desafiando a más que un simple bloqueo. Nuevamente lo atacó y él fácilmente la bloqueó, pero un golpe inesperado entre sus piernas lo hizo caer al suelo.
Ella se alejó riendo y burlándose, si Massimo estaba excitado, esta pequeña victoria de ella si que lo encendió, ahora comenzaría lo bueno.
Ambos comenzaron a luchar. Él la atacaba pero se contenía, no la quería golpear y esto a ella la cabreaba. Poco a poco comenzó a lanzar ataques que lo sorprendían y en uno lo lanzó al suelo, le hizo una llave inmovilizándolo y quedó sobre él.
-¡Que pasa Torricelli!, ¿Tienes miedo de golpear a una mujer? ¡Y no intentes mentirme con que nunca lo haz hecho! -dicho eso se alejó esperando un nuevo movimiento-
Massimo se quedo un momento en el suelo analizando lo sucedido, la había tenido encima, lo había inmovilizado y nuevamente lo había desafiado "Torricelli". Esa mirada desafiante y su apellido entre sus labios eran suficientes para hacer volar su imaginación. Se dio cuenta que no la conocía tan bien como pensaba, este lado rudo de ella lo había sorprendido pero le gustaba más que la divertida señorita Smith.
Mucho más motivados continuaron luchando, y fue un espectáculo que en la sala de seguridad atrajo público.
Mario y Doménico estaban buscando a Andrea cuando sintieron la agitación en la sala de seguridad. Entraron y vieron a varios guardias que miraban los monitores demasiado animados, éstos al percatarse de sus presencias se disculparon y salieron. Ya con la sala desocupada pudieron ver fácilmente lo que los había reunido y jamás imaginaron lo que esos monitores mostraban. Massimo y Kate luchaban en la sala de entrenamiento, pero no era un juego, ambos estaban luchando de verdad. Ella atacaba y él la bloqueaba, cuando Massimo atacaba ella esquivaba la mayoría de los ataques y bloqueaba otros, en algunas oportunidades ella aprovechaba el bloqueo para acercarse y lo inmovilizaba una llave, lo mismo hacía Massimo cuando lograba llegar a ella. Disfrutaban revolcándose e inmovilizándose en el suelo del cuadrilátero.
Jadeaban, sus respiraciones se mezclaban, podían sentir el olor y el calor del cuerpo del otro, sus cuerpos sudaban una mezcla de ambos cuerpos, estaban perdiendo el control y la lucha paso a segundo plano. Ella en un minuto en el que pudo pensar tuvo que tomar distancia antes de perder el juicio. A Massimo no le agrado detenerse, pero utilizó esa distancia para calmar a la bestia sedienta de ese cuerpo.
Kate fue por su toalla y agua. La siguió con la mirada, ella comenzó a secarse el sudor lo que no se lo hacía fácil, se sentía como un vampiro tratando de contenerse frente a un charco de sangre. Cuando volvió le entregó su toalla y una botella de agua. Se sentó frente a él a beber la suya y pudo ver una sonrisa contenida en sus labios, ella también lo había disfrutado
- ¿Puedo saber donde aprendió a luchar así señorita Smith?
Kate ya estaba preparada para esta pregunta, por lo que trató de sonar lo más convincente posible, aunque parte de ésta era verdad.
- En la universidad tomé clases de defensa personal, lo que me terminó llevando a las artes marciales mixtas. Luego en Norland me volvieron a dar clases de defensa personal ya que tenemos que saber actuar en caso de emergencia.
- Ya veo... Aprendió bien -le dijo con una sonrisa de admiración. Aunque sentía que le ocultaba algo. Su forma de luchar mostraba que tenía años de entrenamiento, no era una simple aficionada-.
- Claro, todo lo que hago intento hacerlo a la perfección señor Torricelli -le contestó con su mirada burlona-.
- Algo más que anotar en mi lista.
- ¡Por dios señor Torricelli! va a terminar con una lista más larga de la de papá Noel -le contestó riendo-
Y no era mentira, cada vez la iba conociendo más, lo que aumentaba su amor por aquél ser extraño que dio vuelta su mundo.
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365 DÍAS DE REDENCIÓN
FanfictionPodrás ser testigo de una segunda oportunidad que se le presenta a Massimo para ser feliz.