Cumpleaños

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Y llegó el temido y por otros esperado día sábado. 

Alessandra no había podido dormir bien, estaba nerviosa y no creía que Massimo permitiera que la dejaran salir a hacer ejercicio por lo que se levantó y se duchó temprano. Iría a ver a Lucca, cada vez pasaba menos tiempo con él y su compañía le ayudaría a relajarse.

El día anterior había llamado a Ángelo para que asistiera como su compañero. No quería asistir sola ni como acompañante de Massimo.

Bajaron a desayunar y Olga como un general los colmó de instrucciones. Un grupo de estilistas llegaría luego para comenzar a arreglarlas.

El peluquero le hizo un moño bajo sencillo y natural, pero aún así le llenó la cabeza de horquillas para el cabello, sentía como le clavaban y le cortaban la circulación del cuero cabelludo. Pero era el sacrificio que debía hacer para domar su cabello salvaje.

Cuando la terminaron de peinar y maquillar la llenaron de elogios y pretendían ayudarla a vestirse, pero los despachó. No sabía maquillarse ni peinarse por eso aceptó ayuda, pero sabía vestirse sola. 

Ángelo le envió un mensaje avisando había llegado a Sicilia e iba camino a casa. Debía encontrarse con él a escondidas o tendría problemas para ingresar. Además tenía programado que serían los primeros en llegar a la fiesta, no quería sentir la mirada de las personas al entrar.

Se vistió rápidamente. No era difícil ya que era un simple vestido beige de un algodón elástico grueso y suave parecido a la cachemira o así lo podía resumir ya que no era experta en telas, además casualmente le serviría para ayudar a cuidar su resfrío. Era liso, sin estampados ni cortes, tenía cuello barco, manga larga y era ajustado con una sutil caída corte sirena.  Lo combinó con pendientes largos y un brazalete dorado. 

Debía admitir que se veía bien, el beige y el dorado combinaban con su cabello color miel y el sutil  bronceado que había adquirido en Sicilia. 

Había demorado muy poco y tenía tiempo de sobra. Sabía que todos en la casa estarían listos por lo menos en una hora más y los invitados comenzarían a llegar mas tarde, por lo que solo quedaba encontrarse con Ángelo.

Habló con Andrea para que dejara ingresar a Ángelo a escondidas y se fue con él al sector donde sería la fiesta. Se sentaron en la barra a conversar y se dio cuenta de lo mucho que lo extrañaba, era lo más cercano a un hermano que tenía.

- Bueno, somos los primeros, llegamos sin ser descubiertos, te ves espectacular y seré victima de la envidia de Torricelli. Así que tu plan funcionó a la perfección primita.  Aunque hubiese preferido hacer una entrada triunfal contigo a mi lado y que todos nos observaran -agregó riendo, le encantaba irritar a Alessandra-.

- Imbécil. Todo lo que planeo sale siempre a la perfección.

- Aunque sea por ser parte de un plan, me alegra que me contactaras. Te quería ver, pero Gabriela no me lo permitió y decidió intervenir ella, sin lograr nada.

- No podía lograr nada Ángelo, venga quien venga no pienso volver a Génova... Aún.

A Ángelo no le gustaba lo que estaba sucediendo y había discutido con Gabriela a causa de esto. Sabía que Alessandra no volvería a Génova, no tenía nada que le motivara a volver. Pero era evidente que el motivo de que Alessandra permaneciera aquí era Torricelli.

- Lo sé, se que no hay nada grato en Génova excepto yo -le contestó riendo-.

- Lo siento, pero no eres tan espectacular como para motivarme a volver.

- ¡Merlina! -le gritó y rió, así es como recordaba a su prima-. 

Conversaron durante un rato, Ángelo le consultaba por su vida en Londres y los detalles de como terminó en Sicilia y él actualizaba a Alessandra con lo que sucedía en Génova. 

365 DÍAS DE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora