Cuando Kate llegó, la recibió un Londres lluvioso, como su estado de ánimo.
Escapar tan abruptamente le había recordado su escape de Italia, nuevamente huía de él, en aquella oportunidad por salvar su vida, en ésta por salvar su corazón.
Estúpida, estúpida y mil veces estúpida, compartió con los Torricelli e incluso le agradaron. Le agradó estar a solar con ¡él!... el responsable de que su vida cambiara tan drásticamente y la obligara a dejar Italia. El responsable de esta vida de mierda que llevaba hace tantos años en Londres. Debería odiarlo, sin embargo nunca pudo, aquella vez no pudo porque lo comprendía y ahora que lo conocía algo en ella se lo impedía.
Llegó a su departamento, su refugio, su guarida que la recibía con la paz que necesitaba. Necesitaba ponerse en acción para no tener que pensar en lo que sucedió en Italia, por lo que al día siguiente iría a trabajar a Imagina, -un estudio de arquitectos fundado por su madre-.
Tendría que explicar su fracaso en el trabajo frente a su tía, y se enfocaría por completo en los proyectos que estaban llevando a cabo.
Era un día frío en Londres, se abrigó y se fue a trabajar a la torre en el centro de Londres donde se encontraba el Estudio Imagina. Estuvo toda la mañana revisando los proyectos que estaban llevando a cabo y al día siguiente se expondrían ideas para otros proyectos solicitados.
De regreso a casa pasó por un supermercado para abastecerse y preparar la cena, agregó algunas botellas de vino dulce, nunca se sabe cuándo se necesitarán.
Al bajar del taxi pudo sentir que la observaban, un automóvil costoso estaba estacionado en la esquina, no podían ser ellos, no eran tan evidentes y siempre intentaban atacarla por sorpresa, ¿Acaso habían cambiado de táctica? De pronto pasó por su mente Torricelli, ese egocéntrico seguro no soportó que lo abandonara y vino a acosarla. Lo más probable es que fuera él. Se tendría que colocar sus lentillas y repasar su alisado ya que la humedad no ayudaba.
Al llegar al departamento pensó que debía hacer, seguro él la abordaría en cualquier momento, decidió ir a nadar para calmarse un poco, por lo que se preparó y salió. Cuando volvió lo encontró sentado en la escalera de acceso, esperándola.
Kate puso los ojos en blanco y no le dijo nada, pasó por su lado y se fue directo al ascensor. Vio que la miraba, pero no se movía, estaba tratando de averiguar qué pensaba ella.
- Te quieres convertir es un muñeco de nieve y decorar la entrada. No me extrañaría así podrías observar que hago durante el día.
Massimo rió.
- ¿Quieres una invitación escrita o qué? Sé que no te vas a marchar hasta que hablemos así que muévete antes que me arrepienta.
Subieron en silencio, al llegar al departamento se sacó su abrigo y le pidió el suyo, los fue a colgar mientras veía que el observaba cada detalle de su departamento.
- Esto es Inglaterra, no perdono mi hora del té, pero imagino que no es de tu agrado, ¿Quieres café?
- Si gracias, y lamento incomodarte, pero necesito conversar sobre tu partida tan abrupta. Olga y Doménico prepararon presentarte a Luca ese día.
- Lo siento, pero me di cuenta que todo era un error, debía ser honesta.
- ¿Por qué un error?
Kate comenzó a preparar el té y el café, puso la mesa, le sirvió un trozo de pastel y se sentaron a conversar.
Massimo probó el café y trozo de pastel, el café como le gustaba y el pastel delicioso aunque no le gustaban mucho las cosas dulces.
Kate lo miraba con cara expectante, esperando un comentario al respecto, por lo que le agradeció y le dijo que estaba delicioso. Ella sonrió satisfecha.
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365 DÍAS DE REDENCIÓN
FanfictionPodrás ser testigo de una segunda oportunidad que se le presenta a Massimo para ser feliz.