ANGEL FACE || KTH & JJK

VIII

¿Qué tanto y qué tan rápido puede cambiar el curso de tu vida?

¿Qué tanto el destino es capaz de recordarte a fuego vivo en la piel que eres un simple y miserable humano?

Tan frágil e insignificante para él.

Fácil de romper...

Y manipularte es algo tan sencillo para él, tratándote como una simple marioneta, utilizado tu sentir como parte de su diversión... una perversa e infame diversión, mientras juega con tus finas y delicadas cuerdas... apostando consigo mismo cuanto eres capaz de resistir.

Es cruel, claramente.

Pero por infortunio, la vida es así.

Unos pasándola peor que otros.

Siendo específicamente este último caso, el vivir cada día una completa y desgarradora calamidad.

Y si como todo esto no fuera suficiente.

Por desgracia de ellos, unos simples mortales, al destino, siempre le ha gustado jugar y escoger a las personas más indefensas para sus macabras fuentes de placer.

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En un cálido atardecer entre los enormes pastizales de la mansión Kim se hallaba celebrando una de las tantas festividades importantes del Imperio, el inicio de la primavera, donde todos los Clanes del magnífico Imperio se juntaban para su celebración dándole la bienvenida como cada año a la Diosa de esta festividad.

Todo siendo perfecto, todo estaba en su lugar y los invitados despampanantes como siempre, gozando y disfrutando tan encantadora reunión, pero siendo la única excepción una pequeña omega de tan solo diecisiete años que trotaba entre la multitud dando pequeños saltitos en el proceso, esta recorriendo dicho lugar observando curiosa cada mínimo detalle con una deslumbrante sonrisa de esquina a esquina en sus finos labios, llegando a cautivar a más de uno que recaía en su diminuta presencia y no era para menos en realidad, ya que la joven era bella, tan bella y delicada como una hermosa flor que casualmente brotaba en esta particular estación.

Tan ingenua e inocente.

Esta bella flor se hallaba tan inmersa en su mundo dialogando entretenida con dos mujeres, mientras se reía tan bonito con sus pomposas mejillas sonrosadas, viéndose tan irreal con aquel vestido blanco y su melena castaña que revoloteaba con el viento e inútilmente esta intentando controlarla llevando un par de mechones detrás de su oreja, vislumbrándose a la lejanía como una pequeña muñeca de porcelana.

Oh, desafortunada jovencita.

Te hallabas tan ensimismada que no lograste percibir que a unos metros de ti eras asechada minuciosa y descaradamente por un alfa mayor de aura sombría que seguía cada uno de tus movimientos, esta no vacilando aun cuando dejaste a tus dos acompañantes para correr con dirección a los fuertes brazos de un joven que recién hacia su aparición el cual te recibió con el mismo afecto, alzándote levemente del piso dándote varias vueltas en su propio eje, una escena tan encantadora que era casi imposible a los espectadores no sonreír junto al par de jóvenes.

Sin embargo, siendo la única excepción el mismo hombre el cual gruño en rechazo, rodando este los ojos en señal de desagrado ante la patética escena, su atención por fin siendo desviada para centrarse en la nueva presencia la cual acariciaba delicadamente la melena castaña de la joven, un común trato entre ambos hermanos Jeon, ambos jóvenes hijos del famosísimo Líder Jeon el cual gobernaba con astucia y firmeza el Clan, este regocijándose en todo el poder absoluto que gozaba.

Esto llegando hacer algo tan ajeno a su persona que lograba hervirle la sangre el solo hecho de pensarlo, porque alguien como él jamás podría tener lo que aquel señor de la realeza poseía, lo odiaba, los odiaba, odiaba tanto a aquellas personas que lo encasillaron en su denigrante puesto entre la nobleza, los odiaba, tanto a él como a sus progenitores.