IX

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— ¡Levántate! — ordenó tosca la mujer que acababa de ingresar.

El adolescente de tan solo quince años clavándole su resplandeciente mirada grisácea desde una de las tantas esquinas de esas cuatro paredes, mismo adolescente quien deformó sus delicadas facciones mientras le mostraba los dientes delanteros en señal de rechazo. Su lobo estando a flor de piel aquella oscura noche, rehusándose con vehemencia absoluta a la simple presencia contraria.

La mayor, ante rechazó, torciendo el entrecejo cuando se percató de los brillantes ojos color plata de su sobrino, los cuales resplandecían entre la penumbra, dejando al descubierto su ubicación.

¡Lárguense!

Ordenó el omega, su voz bajando una octava saliendo más gruesa y áspera de lo normal y llegaba hacer sorprendente como aquellos iris adquirieron de forma repentina un aura desconocida que logró helar momentáneamente los huesos de la mujer y no siendo muy indiferentes a este sentir sus acompañantes, los cuales retrocedieron involuntariamente unos cuantos pasos ante la orden.

Y aquello era un insulto al orgullo de Jeon Seohyung, una alfa de su rango y estatus siendo doblegada por un desdichado omega.

No lo permitiría jamás.

Tensando la mandíbula furiosa ante el descarado actuar del menor, sus ojos rápidamente adquiriendo el color característico de su linaje enfrentando al muchacho que no vacilo ni un segundo en gruñirle ante el reto presentado, la mujer no dudando en llevar su diestra a ser ubicada en el mango del pesado látigo que descansaba en su cinturón.

— Tráiganlo ante mí. ¡De inmediato!

Rugió furiosa Seohyung, mientras desenvainaba el imponente látigo de su cinturón, creándose así un violento azote contra el aire el cual resonó en un ruido sordo en el silencioso sótano. Un ruido que fue suficientemente espeluznante para traer de vuelta a la realidad a ambos jóvenes tras ella quienes le servían.

Estaba perdido.

El omega levantándose con rapidez de su lugar gruñendo en advertencia hacia los dos intrusos frente a él, estos no quedándose atrás rugiéndole en respuesta al remarcar su estatus en la sociedad y por fortuna de estos consiguieron que el muchacho trastabillara ante la orden.

Su instinto más primitivo exigiéndole someterse nublándole los sentidos, y llego hacer una acción innata de él como parte razonable el llevar su antebrazo a su boca clavándose con rudeza sus afilados dientes en su piel, deseando con todas sus fuerzas seguir permaneciendo cuerdo. Y fue gracias a aquel particular sabor metálico de la sangre en sus papilas gustativas el cual lo trajo de vuelta y sí que lo agradeció, porque no cree haber sido capaz de esquivar aquel golpe, reaccionado con agilidad al instante regresando el mismo, saliendo victorioso tiempo después cuando el primer alfa cayó adolorido a sus pies.

Victorioso apoyando ambas palmas en sus rodillas respirando con dificultad en el transcurso, su lado animal dominando aquel escuálido cuerpo que a la justas era capaz de mantenerse en pie gruñéndole a la lejanía a la mujer que lo miraba con la furia desbordante.

Oh, pequeño omega, esto recién está comenzando y por desgracia el confiarte siempre sería tu pecado.

El omega no gozando ni de tiempo para reaccionar cuando ya tenía a otro alfa aprisionando su cuello, alzándolo tan salvajemente del piso mientras apretaba con violencia su frágil cuello el cual calzaba con facilidad en su palma y pareciera que la orden cambio de rumbo porque ya no pareciera que solo tuvieran planes de someterlo, si no que estaban dispuestos hasta de matarlo si gozaban de oportunidad y lo podía confirmar al estarse ya quedando sin oxígeno que respirar.

ANGEL FACE || KTH & JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora