1. COMIENZO

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RIN

La lluvia caía incesante. La puesta de sol comenzaba y de no ser por las nubes grises, esta se vería en su máximo esplendor.

Los árboles revolotean por el viento fuerte, escucho como sus ramas chocan entre sí. Y quizá esto sería un paisaje increíble, si no fuera porque estoy corriendo con mis botas que están llenas de lodo y han ensuciado parte del impermeable, desearía abrir mi sombrilla, pero el viento no deja hacerlo. Corro más rápido para tomar el autobús, aunque este ya esté por irse.

-Buenas tardes -Saludo al chofer. Él se limita a asentir.

Al tomar asiento miro mis botas, están empapadas, he dejado un camino de tierra húmeda y mi cabello está hecho un desastre. El camino a casa ha sido tranquilo, la lluvia ha parado un poco y el atardecer ha llegado a su fin.

Días como estos me ponen melancólica, suelo pensar demasiado en cosas trágicas del pasado. Pongo más atención al camino y veo como poco a poco nos estamos acercando a mi parada, bajo presurosa, aunque la lluvia ya terminó.

Miro alejarse el autobús mientras cruzo la avenida. Camino distraída, las nubes oscuras ahora se han alejado, solo me queda meterme en la ducha y tomar algo caliente para no enfermarme.

Mi mirada me lleva a ver a dos cachorros aproximarse hasta mí.

-Hola -Me arrodillo a su altura para acariciar sus lomos. No están mojados, al parecer acaban de llegar.

-A y Un, querían verte -Dice, señalando a los cachorros.

Sesshomaru está serio y no me mira directamente a los ojos, me levanto del suelo y lo miro de reojo, solo notando su chamarra color café y su cabello rubio platinado corto, tan lacio como siempre.

Abro la puerta de mi pequeña casa.

-Pueden entrar -Digo dándoles el paso.

Siempre que él viene a casa observa con mucho detenimiento la fotografía de mi graduación de la preparatoria. Me dirijo con rapidez a mi habitación para quitarme el impermeable y las botas. Mi cabello está empapado y parte de mi ropa, pero solo tomo una toalla rápido y me seco el pelo.

-¿Por qué tardaste? -Me pregunta desde la estancia.

-Me quedé más tiempo en el trabajo -Contesté acercándome a él -Ya siéntate, luego te lo compenso -Dije burlona.

Sesshomaru no mostró signo de alguna sonrisa, supuse que quizá no era momento para bromas malas.

-Estuve pensándolo mejor, en determinado momento esta decisión tenía que tomarla -Desvió su mirada de la fotografía para observarme con los ojos entrecerrados. Siempre he creído que nuestra amistad es tan peculiar; ser amiga de alguien como Sesshomaru, que prácticamente se vuelve el individuo más codiciado al entrar a algún lugar.

Tomó asiento enfrente de mí, miraba con atención mis manos secando mi cabello, sin decir mucho. Deduje que esperaba a que siguiera.

-Dejar la escuela me hará solventar los gastos que tengo y dejaré de sufrir por el estrés de no poder realizar dos cosas a la vez.

-¿Crees que esa es la solución?

-Parece que a muchos les funciona -Lo miro nerviosa -Solo será un año, nada para espantarse -Digo segura de mí.

-Supongo que ya tomaste la decisión, mi opinión está de más, Rin.

Lo miro sorprendida por su expresión.

Llevaba tiempo quejándome de la Universidad que al toparme de frente con la realidad me ha hecho flaquear y sus palabras no hacen más que mortificarme.

-Bueno ya. Vamos a preparar té, me he mojado en el camino y no quiero enfermar.

Él se levanta del sofá y me sigue a la cocina.

-También deberías cambiarte de ropa. El té caliente no bastará.

-Estoy bien, por cierto, gracias por traer a los cachorros, hace tiempo que no los veía y me siento mejor teniéndolos cerca -Le palmo la espalda sonriente.

Sé que quiere decirme algo, pero no sabe cómo decirlo. Lo sé porque si no, no hubiese esperado tanto tiempo. Conozco a Sesshomaru desde que estaba en la secundaria. Él, alguien distinguido. Yo, alguien sencilla y sin nada especial, pero nos complementamos. Supongo. Sesshomaru y yo entramos a la misma secundaria, cuando yo cursaba primer grado y él, tercero. Ni siquiera nos hablábamos, no éramos amigos y no teníamos conocidos en común. El punto es que un día me molieron a golpes unas chicas de mi grado, ya llevaban tiempo molestándome, pero en esa ocasión tal vez acabe con su paciencia. Lo único que conseguí apenas se fueron fue levantarme e irme a un lugar que se hallaba alejado de las aulas. Estaba rodeado de unos árboles frondosos y con algunas flores alrededor, los rayos del sol no podían colarse, ya que las ramas del árbol no los dejarían. Tan pronto como llegue ahí, mire una figura recostada en el suelo, se encontraba mirando al cielo, note su uniforme sucio de tierra y algo rojizo que parecía ser sangre, me acerqué sigilosamente, no obstante, me notó. Me miró enojado. No aparenté nada, solo me quedé congelada sin saber cómo actuar. Después de largo rato en silencio, decidí sentarme enfrente suyo, él seguía mis movimientos con su mirada.

-¿Qué le paso a tu cara? -Preguntó, desviando su mirada de mí.

Me sorprendió su pregunta. Debido a que no solo yo tenía un montón de moretones en mi cara, él estaba igual de herido que yo. No contesté a su pregunta, solo me quedé pensativa, no sabía qué contestarle.

-No tienes que decirlo si no quieres.

Sus palabras me sorprendieron, sentí como respetaba cada parte de mi privacidad, algo que nadie hacía en aquellos momentos.

Una sonrisa genuina salió de mis labios. No podía evitarlo, llevaba mucho tiempo sintiéndome miserable y que de pronto él preguntara qué me había pasado, me iluminó completamente.

Recuerdo muy poco que sucedió luego, pero algo si es seguro, es que él y yo siempre nos reuníamos debajo de ese árbol. A veces charlabamos, otras únicamente mirábamos el cielo, aunque Sesshomaru no es alguien que le guste demasiado hablar, pero a mí no me molesta ni me molestaba, ciertamente Sesshomaru es el hombre en el que más confío. Su presencia me hace sentir segura, tranquila. Supongo que así fue como comenzó nuestra amistad que ya ha trascendido seis años.

-No me contaste como te fue en tu viaje -Dije mientras prendía la estufa.

Él levantó la mirada al techo como si estuviera meditando lo que me diría.

-Nada interesante que contar, Rin -Me miró de reojo y dijo bajito -Tardaste en llegar.

Lo miré rápidamente.

-No pienses que estoy haciendo algo malo o extraño. Sí, considero dejar la escuela, pero también trabajo demasiado -Tomé su mano y le dije sonriente -Lamento no haberte avisado, Sesshomaru.

Luego de eso, él se dedicó a escuchar mis historias extrañas sobre mi trabajo. Mi largo recorrido desde ese lugar hasta mi casa y solo opinaba cuando era prudente, aunque Sesshomaru no opinará a menos que me vea confundida o indecisa.

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