14. BODA

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RIN


Tomé el autobús que va directo a las tiendas donde venden vestidos de noche, pensé en todo, —Bueno, creo, estaba emocionada. Ahí me encontraría con Yasu, ella sabe más de moda, que yo.

—No tarde, ¿Verdad?

—Para nada.

Ambas nos saludamos con un abrazo fuerte, hace mucho tiempo que no la veía, incluso tuve una sensación de paz al oler su perfume y sentir sus brazos rodeándome.

—¿A dónde vamos primero? —Pregunte alejándome de ella.

—Bueno, empecemos por esa —Señaló una tienda a un costado nuestro —Al parecer es nueva y se ve llamativa.

Vamos —Me tomó la mano y entramos.

La tienda brillaba por sus luces amarillas y blancas, tenía un montón de vestidos para todos los estilos y para cualquier tipo de eventos.

—Mira este, es bonito y sé que te verás hermosa —Yasu, tomó un vestido de tirantes color negro, largo y ajustado.

—No sé si vaya mucho con mi estilo.

—Tómalo, y después lo juzgamos.

Entré rápido en un probador. El gran espejo de la pared me muestra mi figura con el vestido negro.

—No me agrada para nada —Digo, sin siquiera salir.

—Rin, no seas modesta. Te verás muy linda, vamos sal.

Hago lo que me pide y corriendo la cortina rosa, salgo.

La mirada de Yasu es una completa sorpresa, seguramente me veo fatal.

—Solo dilo.

—Te ves bonita, pero no hermosa. Buscaremos otros, por favor, no te desanimes —Decía entusiasta.

No dije más nada y volví al probador.

Esto de buscar un vestido para la boda de mañana se estaba volviendo un lío. Yasu, me llevaba por toda la tienda buscando algo especial, eso es lo que decía.

—Yasu, estoy cansada —Decía dentro del probador.

—No te preocupes, en un rato, saldremos. Oye, por cierto, ¿Irás con Suikotsu?

—No lo creo —Decía mientras me sacaba el vestido gris.

—¿Por qué?

—Porque quiero disfrutar de la fiesta.

—Pero es tu novio.

—¿Y eso qué? Él estará bien si no nos reunimos mañana en la noche —Ella no dijo nada más.

Quizá sí estoy haciendo mal en no llevarlo, él sabía que asistiría y que también sabía que iría Sesshomaru.

Todavía tenía conmigo el recuerdo de la tarde de hace una semana; nuestra conversación fue intensa y poco amable.

Discutimos y ni siquiera recuerdo por qué, solo recuerdo haber colgado furiosa. La señora Saori se enfadó conmigo por ese hecho, pedí disculpas y subí rápido a mi cuarto.

«Por qué dice esas cosas tan malas».

Me hice un ovillo en la cama y comencé a llorar sin consuelo como cuando tenía diecinueve. Una hora más tarde, la puerta principal sonó; voces que venían del corredor se escuchaban y los pasos por las escaleras me hicieron entrar en pánico. Me miré en el espejo y mi maquillaje se había corrido; mis ojos lucían rojos e hinchados y las sábanas estaban enredadas en mi cuerpo.

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