SESSHOMARU
—Señor Sesshomaru, su madre está aquí.
Miré a Sara, sorprendido. ¿Mi madre? ¿Qué es lo que hace aquí?
—Dile que estoy en...
—Gracias muchachita, ya te puedes retirar —Su voz me interrumpió, pues ya estaba entrando a la oficina —Sara se retiró con una leve reverencia y cerró las puertas detrás de ella —Vaya, jamás creí verte tan concentrado en una empresa que tu padre te heredo —Decía despectiva. La observé con los ojos entrecerrados. Ella sonrió de medio lado, tomó asiento en los sofás y quitando sus gafas oscuras miró alrededor con curiosidad —Tiene tu toque.
—¿Qué es lo que quieres?
—No puedo creer que mi querido hijo no quiera ver a su madre —Fingiendo sollozar, agregó: —No puedo creer que mi propio hijo me menosprecie.
—Ya —Me acerqué a su lado para decirle más de cerca —¿Qué es lo que quieres?
—Bueno, como veo que mi visita no es de tu agrado, vengo a decirte que fui cordialmente invitada a la boda de Inuyasha —Sacó su abanico y comenzó a balancearlo rápidamente.
—¿Y? Eso a mí qué.
Ella dejó lo que hacía para mirarme enojada.
—Quiero que me acompañes —Decía firme —No pretendas hacer como que tu hermano no importa.
—No iré, aunque eso signifique la cura para cualquier enfermedad —La miraba retador.
—Ya veo —Miró sus uñas con bastante interés —Así que no quieres ir, ya veremos qué te hace cambiar de opinión, querido hijo —Se levantó rápido para salir, pero los cuadros que están en una de las paredes la hicieron detenerse —¿Dónde sacaste esa foto?
Miré hacia su dirección. El cuadro que observaba era el del río. No sé bien su nombre, solo sé qué hace unos años fui con Rin; ella sabe pescar, me insistió en hacerlo, pero mi mente estaba pensando en otra cosa, por ejemplo, en su bonita risa, en su cabello ondeante por el aire. Quería tener algo eterno y sacando mi celular cuidadosamente, tomé varias fotografías, pero solo esa perdura al tiempo y mis cambios de hogar.
—No que ya te ibas —Dije entre dientes.
—Piénsalo, Sesshomaru. A tu hermano le encantaría verte ahí —Y con eso salió de la oficina.
Una vez que mi madre se marchó me tomé la libertad de mirar una vez más aquel cuadro: el retrato muestra un paisaje de un río con agua cristalina, maleza en sus orillas y algunos árboles. Se puede ver a Rin a la distancia junto con Jaken. La observo unos segundos más, «Ojalá no hubiese estado tan lejos de ellos». Me decía arrepentido.
Vuelvo al escritorio y de uno de los cajones saco la invitación de Inuyasha. Releo las palabras escritas.
Frustrado, regreso a mis asuntos.
—Señor Sesshomaru, tiene una cita con los ejecutivos chinos —Jaken sostiene una tableta, ahí puede ver la agenda.
—No iré. Cancélala.
—Pero... Pero ellos están esperando en el restaurante.
—No estoy de ánimo para hablar con ellos. Ahora ve y prepara el auto —Lo miro enojado.
Él solo hace una reverencia y sale presuroso.
—Disculpe que lo moleste, señor Sesshomaru —Sara está parada en la entrada —¿Me permite darle los informes del mes de septiembre? —Pregunta apenada y en voz baja.
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NUESTRA MELODÍA
FanfictionUna amistad que nació por historias de vida similares; sentimientos confusos y acciones bastante cuestionables. Sesshomaru, un hombre atractivo que acaba enamorado de su mejor amiga. Rin, una chica sencilla y lo suficientemente llamativa, termina co...