10. CONFUNDIDA

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RIN

La melodiosa voz de la cantante me hace recordar la vez que Sesshomaru y yo fuimos a la montaña.

—Sesshomaru, corre. Vamos —Él toma mi mano y lo impulso hacia arriba.

—Rin, ten cuidado de no caer —Decía preocupado.

Sesshomaru y yo caminamos luego de que él por fin haya escalado para llegar a la meseta de la montaña.

Caminar por la montaña fue algo espontáneo y sin muchos planes. Esta mañana simplemente dije que camináramos; él solo me sujetó y sin un rumbo llego aquí.

—La ciudad parece infinita —Comenté, mirando hacia el oeste.

Él no me contestó, voltee a verlo y note como se sentaba en una roca a mirar hacia el mismo sitio al que yo lo hacía.

Bajando de mi lugar y caminando unos pasos a él, pregunté: —¿Estás bien?

—Lo estoy, solo miro hacia el oeste. Como tú —Dijo sin apartar la vista del paisaje.

El aire fresco y la puesta de sol, parecía surreal. Esta sensación de sentirse tan pequeño e insignificante me invadió.

¿Cómo es que nos preocupamos por las pequeñas cosas? ¿De qué manera algo tan banal se siente tan bien?

—Toma, bebe un poco —Me giré a verlo, estaba tendiéndome una botella de agua.

Rápido la sujeté y bebí, Sesshomaru no decía nada, solo cruzó sus piernas en la gran roca. Vestía un pantalón holgado y una camisa de manga larga. Su cabello estaba largo y desordenado.

Sus ojos se enfocaron en mí rápidamente, notando mi mirada: —¿Pasa algo? —Preguntó.

—Nada —Baje la mirada, apenada.

Por un momento un pensamiento me llenó la mente: «Él luce muy atractivo», sus labios delgados y rosados se ven demasiado apetecibles. Su manera de sostener la botella con sus manos grandes, pálidas y masculinas. Sin duda alguna estaba admirándolo.

—¿Notas cómo el sol se hunde poco a poco? —Preguntó sin conocimiento de mis pensamientos.

Despabilé un poco y puse atención a la puesta de sol; el arrebol se volvió muy rojizo y llamativo, la luna apareció entre esas nubes.

Luna nueva.

Tomé una foto del paisaje y aproveché para tomarle una a Sesshomaru. Él estaba también mirando al cielo, sus ojos dorados brillaban intensamente por la vista.

—Es asombroso como la naturaleza hace este tipo de cosas.

—Ajá.

Contemplamos unos minutos más la puesta de sol. Sin decir palabra alguna, nuestra velada se volvió amena y muy relajante.

En aquellos días sentía algo diferente hacia Sesshomaru, el ambiente entre nosotros era el mismo, pero había cierto sentimiento hogareño. Como si él fuese mi hogar.

Aunque desde entonces ya no he sentido eso cuando conozco a alguien. Ni siquiera lo sentí con Raku.

Los aplausos de las personas me devuelven a la realidad.

—¿No te pareció asombroso? —Su voz me susurra en el oído.

Hago un asentimiento con la cabeza y él corre la silla para sentarme.

—Gracias —Tomó asiento.

—Rin, espero que te agrade esta velada.

No digo nada más, los platillos llegan y solo me dedico a comer sin mirarlo. Él intenta llamar mi atención contándome de su reciente viaje a Osaka, donde recibió un reconocimiento por ser un doctor impecable.

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