RIN
“La ciudad duerme mientras escribo esto. Extraño tu sonrisa, el sonido de tu voz y tus manías —Empecé a escribir —Daría todo para que volvieras, para volver a escuchar mi nombre saliendo de tu boca, de esa que me volvía loca. Entregaría todo. Todo...”
Con un gran suspiro cierro la computadora y bebo un sorbo de mi café.
«Son las seis de la tarde y la noche ya ha caído». Digo en mis adentros.
La forma en la que corren por las escaleras me hace despabilar de mis pensamientos y poner más atención a sus pisadas.
—¡Rin! ¡Señorita Rin! —La voz dulce de Nomi me llama desesperada.
—¿Pasa algo? —Toca la puerta incesante.
—¡Por favor, abra la puerta, es urgente!
Me levanto rápidamente del escritorio y abro la puerta. La vestimenta de Nomi esta sucia, sus mejillas están coloradas y sus ojos verdes se hallan hinchados.
—¿Qué pasa? —Pregunto asustada.
—Es mi hermana, resbaló por una pendiente, ¡Por favor ayúdeme!
Tomo las llaves y salgo corriendo con Nomi delante. Ella no me dice nada más y al llegar al lugar noto que su hermana está llorando. Al parecer cayó por una pendiente, no tan alta. Quizá un metro o dos.
Ambas la levantamos con cuidado, sus piernas tienen moretones y raspones. Su cara está llena de ellos, también.
—¿Qué ocurrió para que estén en esta situación?
Nomi no contesta, solo se limita a mirar a su hermana sin decir nada.
—¡Ah! ¿Con qué no me dirán nada?, Bien, está bien, mi intención es ayudarlas, pero no quieren cooperar —Les dedico una mirada para hacerlas cambiar de opinión, sin embargo, ellas ni siquiera voltean a verme —Correcto, le diré a su madre. Rápido, Nomi, levantemos a tu hermana.
La niña de once años me mira apenada y jugando con sus manos dice: —Corríamos detrás de un conejito. Nozomi, no me escucho cuando le dije que cerca había una pendiente y, sin embargo, ella siguió hasta que ha caído.
Levantamos a la chiquilla y la llevamos rápido a la casa. Su madre nos mira a mí y Nomi, ambas contamos nuestra versión de la historia y la señora Saori, solo lleva a sus hijas con el médico angustiada y algo enfadada por lo ocurrido.
De regreso a mi habitación, abro mi laptop y el archivo en donde me quede me mira directamente. Releo lo que escribí hace unos minutos y solo niego lo que es muy claro.
Hace tres años Sesshomaru se marchó a otro país. Lloré un tiempo su ausencia y maldije su nombre, pero vencí mi miedo a quedarme sola, él no solo es mi amigo, también fue mi compañero de lágrimas, mi hogar, mi lugar favorito en el mundo y yo simplemente estaba siendo egoísta con su partida. Lo comprendí tarde, Sesshomaru y yo éramos como uña y mugre.
Las llamadas al principio eran constantes, ahora no hay nada. Cuando reviso mi celular espero encontrar un mensaje suyo, alguna notificación de su llamada, pero no hay ninguna noticia con su nombre.
Con el pasar del tiempo dejé algunos trabajos hasta que encontré uno que me agrado bastante: maestra particular. Le doy clases a dos pequeñas llamadas: Nomi de once y Nozomi de ocho años. Ambas son buenas niñas, pero siempre hay alguna travesura que su madre no tolera. Por suerte esta familia me acogió y he sido bienvenida desde entonces. Estoy muy agradecida.
Luego de mi gran confesión de no saber exactamente cuál era mi orientación sexual. Pude por fin experimentar, empecé por las chicas, al principio fui muy tímida, pero después hubo mucha chispa y logré encajar. Mis relaciones amorosas con las mujeres fueron divertidas hasta que volví a encontrar a Raku. Ella siguió siendo amable y buena conmigo, no obstante, me di cuenta de que su esencia me llamaba, como dos imanes.
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NUESTRA MELODÍA
FanfictionUna amistad que nació por historias de vida similares; sentimientos confusos y acciones bastante cuestionables. Sesshomaru, un hombre atractivo que acaba enamorado de su mejor amiga. Rin, una chica sencilla y lo suficientemente llamativa, termina co...