RIN
-¿Encontró todo lo que buscaba? -El tipo solo hizo un asentimiento.
Pasó los productos para verificar su precio, estaba inmersa a mi alrededor. Este empleo solo me hace detestar la vida. Todo el día lidiar con personas que en ocasiones se portan groseras, hace que me quiera ir a casa y jamás trabajar.
-Oye Rin, ve y acomoda la mercancía en el pasillo ocho -Suspiré resignada a las indicaciones de la gerente.
Me quité el mandil y me dirigí hasta el pasillo.
Soy cajera y mil usos en el súper que queda cerca de la universidad. Este trabajo fue idea de Yasu, mi amiga, aunque ella me dijo en aquel entonces que funcionaría estar juntas en un mismo lugar, que no habría ningún problema, pero Yasu, a los dos meses, consiguió un mejor empleo y me dejó sola.
Cargar las cajas hasta el pasillo es una tarea cansada. Las apilo en fila de tres y comienzo a acomodar los productos en el estante. La tienda es grande, los pasillos son amplios y el olor dulce del limpiador está por todas partes.
-¡Oh! Lo siento, disculpa -Pequeños trozos de vidrio se cuelan en mis dedos.
Volteo mi mirada y noto a un pequeño que acaba de tirar una caja con los productos. No puedo reaccionar, en lo único que pienso es en la suma de dinero que me descontaran por este "accidente".
-No te preocupes -Tomé rápidamente los cristales para quitarlos del camino.
-¡Ten cuidado!, no te vayas a lastimar -Una voz dulce sonó detrás de mí.
Antes de que reaccionara sus manos ya estaban tomando pequeños trozos de cristal. Sus uñas pintadas de rojo y su piel pálida, llamaron mi atención.
-No se preocupe, yo lo hago. Los accidentes pasan -Pronuncié sonriendo.
Ella me miró expectante; sus ojos de color azul y su cabello rojizo, delataban su extranjerismo. Con un acento perfecto, pronuncia cada palabra.
-Disculpa a mi hijo, estaba corriendo por los pasillos y al parecer no notó que estabas aquí con todo esto, perdón. Lo pagaré, hablaré con el gerente y le explicaré la situación -Me dejó fascinada. Estaba hipnotizada. Era una belleza.
De inmediato se movilizó para hablar con la gerente. Suki, solo sonreía mientras la mujer sofisticada y elegante, hablaba.
-No hay ningún problema, Rin -Habló serena la gerente.
-Por favor, cobre los frascos que mi hijo ha roto, no le descuente nada a ella, fue nuestra culpa.
-Está bien, señora. No hay por qué preocuparse -La gerente sonreía sin dudar.
No presté más atención a su plática. Hasta que la gerente nos dejó a solas afuera de su oficina.
-Disculpa todo el caos, pero no es justo lo que ocurrió -Me miró arrepentida.
-¡Oh! Ya le había dicho que los accidentes pasan. No hay ningún problema -Le sonreí.
-Por cierto, mi nombre es Raku.
-Mi-mi nombre es Rin -«Tonta, solo dilo, sin tartamudear». Me regañaba internamente.
Ella simplemente sonrió.
-Bueno, señora Raku, me retiro. Gracias por lo que hizo por mí -Agradecí, el cosquilleo y la sensación extraña que sentía a su lado me hicieron huir.
-Sí, disculpa una vez más por lo ocurrido -Repitió.
Solo asentí, dándome la vuelta y caminando rápido; huyendo de su lado. Volví a realizar mi tarea: acomodar los frascos en los estantes, pero no dejaba de pensar en sus bonitos ojos de color azul, en su piel pálida como la porcelana y su voz angelical.
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NUESTRA MELODÍA
FanfictionUna amistad que nació por historias de vida similares; sentimientos confusos y acciones bastante cuestionables. Sesshomaru, un hombre atractivo que acaba enamorado de su mejor amiga. Rin, una chica sencilla y lo suficientemente llamativa, termina co...