22. TÚ VAS A SER MI DEBILIDAD TODA LA VIDA

41 5 0
                                    

RIN

Después de mi confesión, Sesshomaru, se quedó en silencio, un silencio tortuoso y desesperante. Dejé que pensara mientras miraba hacia afuera, sabía que estaba asustado, o quizá no lo sabía y solo supuse que lo estaba, así como también creía que estaba confundido.

Tome mis cosas y suavemente le dije: me voy.

Él levantó la mirada, su entrecejo estaba ligeramente fruncido y asintiendo a mis palabras, salí de la oficina.

El dolor en mi pecho me oprimía y me impedía respirar adecuadamente, tomé valor y salí con la cara en alto. Sabía que, a partir de ahora, todo sería lo doble de difícil, ya no sería solo yo, ahora tenía que ser valiente y fuerte para este bebé.

Salí del edificio, con un caos en mi mente y un temblor en todo mi cuerpo. El cielo se había despejado y las aves se posaban en las copas de los grandes y altos árboles. Camine a la parada del autobús, planeaba... Planeaba muchas cosas, pero ahora, solo quería refugiarme entre mi cama y las sábanas, y llorar, quizá tomar una gran taza de café o tal vez escuchar música bastante nostálgica.

«Nada de eso hará que mi futuro se solucione».

Tal vez no, pero quiero sumergirme en lo más recóndito de mi alma y no salir de ahí hasta que en mi ser solo exista valentía para enfrentar al mundo.

Miré una vez más hacia atrás, esperaba ansiosa que él me siguiera, pero no pude encontrarlo, también subí el volumen de mi celular esperando que él llamara, pero tampoco llamó.

Limpiando mis lágrimas, tome el autobús.

Esa tarde vi llover a través de mi ventana, sostenía en mis manos una taza caliente de café, la lluvia caía constantemente, haciendo que el suelo se tiñera de un color oscuro, las nubes tapaban todo lo bonito del cielo azul y el sol.

Volví a revisar mi celular, tenía señal y el volumen estaba al tope, «¡Por favor, que él me llamé!» Rogué al cielo, pero no llamó.

Esa noche y parte de la mañana del día siguiente, lloré. Tenía un dolor terrible por su rechazo. Jamás imaginé que Sesshomaru fuera un cobarde.

Tomé todo el valor que pude y salí de casa, esa mañana tenía trabajo.

Una entrevista a una modelo famosa en la industria.

Cuánto más me acercaba al set de grabación que consistía en: fotógrafos, mi jefe, grabadora y mis anotaciones, mis nervios se disparaban.

—Buenas tardes, señorita —Saludó amable el representante y publicista de la artista —Nuestra chica no ha de tardar —Le sonreí de vuelta.

Después de tomar asiento y repasar las preguntas, escuché como el equipo de la artista se hacía un espacio detrás de escena.

—Vaya vaya. La pequeña Rin sí que llegó muy lejos —Su sentido del humor me hizo recordar el pasado.

Me levanté de mi lugar a saludarla y ella hizo lo mismo, puse atención a su manera elegante de contestar a mis preguntas y como desviaba la conversación cuando se le hacía una pregunta incómoda.

—Fue un placer haberte entrevistado —Agradecí.

Kagura, no dejaba de verme, observó cada movimiento que hacía; apagar la grabadora, saludar de nuevo a su publicista y decirle algunas cosas a Kenzo y al señor Nakamura.

—Rin —Me llamó —Sí que luces diferente.

La miré extrañada, la verdad es que eso es algo que no me esperaba de ella.

NUESTRA MELODÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora