Capítulo 23; Olor a Miedo y Amor

88 11 30
                                    

Sofía estaba sentada delante de su escritorio y tenía el cuaderno de física delante de ella, pero llevaba un buen rato sin hacerle caso. Aquella tarde, de hecho, no le había cundido demasiado el estudio. No había dejado de darle vueltas a lo que le estaba pasando a su amigo. Mordiéndose el labio, desvió la mirada hacia la ventana para mirar al cielo nocturno plagado de estrellas. Pronto saldría la luna, una luna a la que le quedaba un día para estar llena, momento en el que su influencia forzaría a todo cinántropo que ya hubiese cambiado alguna vez a permanecer en su forma real hasta que cayese.

—Es un cinántropo, de eso no tengo ninguna duda, pero ya no tengo tan claro que sea un cachorro. Son demasiados detalles. Su conducta, la manera en la que habla de sí mismo, lo sigiloso que es al caminar y el olor a bosque que solía llevar siempre impregnado...

Sofía se mordió el labio y cogió su teléfono móvil. Abrió el mensaje que le mandó la última vez que vio al cinántropo blanco. Tardó una hora en responder y le dijo que estaba durmiendo. Cuando supo que ella seguía en el bosque, le pidió que se marchase a casa y le prometió que buscarían al perro al día siguiente. Su padrino era de sueño ligero y se enfadaba si le despertaban. El mismo padrino al que le daba igual si su ahijado permanecía fuera de casa toda la noche. Sofía se sintió un poco tonta por no haberlo visto antes, pero el mensaje la había descolocado. No contó con el hecho de que, aunque pareciesen perros y se moviesen a cuatro patas casi todo el tiempo, sus manos eran humanas y podían manejar herramientas.

—Estabas herido, fuiste a tu casa, seguramente a buscar ayuda. Aprovechaste para mandarme el mensaje para que no pudiese relacionarte con él, porque tienes miedo de que te rechace. Aquella fue la última vez que le vi y tú empezaste a empeorar justo después. Luego, en Navidad, me dijiste que lo estabas intentando controlar pero pensé que te referías a tu comportamiento. —Lo vio tan claro que un gruñido gutural retumbó en su garganta—. Mierda, Dave, estás reprimiendo el cambio. No puedes hacer eso. ¡No puedes!

Se levantó de su silla tan bruscamente que esta cayó con un estruendo. Kas, que había estado durmiendo sobre la cama, se despertó sobresaltado. Estaba segura de que esa noche saldría. Estaba muy mal y no creía que fuese a ser capaz de reprimir su naturaleza por más tiempo, sobre todo con la luna llena tan cerca. La última vez fue igual pero esa vez Rodrigo ya sabía que el perro estaba por allí, y lo peor era que estaba empezando a sospechar que se trataba de un hombre lobo. Seguramente iría al bosque porque necesitaba demostrarle a su amigo que no estaba loco. Sofía tenía hacer algo para alejarle de allí, pero no se le ocurría el qué.

—Lo primero es encontrarle. Si Rodrigo aparece ya pensaré en cómo echarle del bosque.

De su armario sacó un pantalón blanco, una camiseta y un jersey beige con alguna raya de color oscuro en las mangas. Dave no tendría problemas en verla, aunque intentase camuflarse con la nieve a su alrededor, pero confiaba con pasar desapercibida a ojos humanos. Mientras se vestía, miró hacia uno de los cajones y se le hizo un nudo en el estómago. Allí seguía guardado su uniforme de cazadora, incluido el puñal de plata, un secreto que le revolvía las tripas.

—Mierda. Sé lo que tengo que hacer. No puedo seguir fingiendo que no sé lo que le pasa cuando sale la luna pero... —Se mordió el labio y se abrazó a sí misma.

Aquel maldito secreto había sido el único motivo por el que no se había atrevido a decirle nada, porque le aterraba que lo descubriese. Sofía soltó un profundo gruñido y cerró el cajón de un fuerte golpe. Su pasado la seguía persiguiendo, seguía condicionando su vida. Podría haber estado con él todo ese tiempo, podría haberle ayudado, podría haber estado a su lado para que no estuviese solo y no lo había hecho porque le aterraba que descubriese la verdad y se alejase de ella.

El Lobo en la Niebla (Friends 2 Lovers - Slowburn) (COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora