El Lobo en la Niebla (Friends 2 Lovers - Slowburn) (COMPLETADA)

Capítulo 12; Un Alfombra de Polvo de Cuarzo

 Al final la nieve no había tenido a bien aparecer cuando hizo su amenaza unos días atrás. 'En el fondo es algo positivo', pensó Sofía mientras corría a solas por el camino de tierra. Por muy bueno que el cinántropo fuese ocultando sus pasos, si seguía en las inmediaciones, sus huellas quedarían marcadas sobre el manto blanco. Incluso alguien sin demasiada experiencia no tardaría en averiguar por dónde se movía. Mientras lo único que cubriese el suelo fuese una fina de capa de escarcha tendría más oportunidades de pasar desapercibido.

Aquella noche Sofía no se había llevado a Kas. No sólo iba a hacer sus habituales rutinas de ejercicio, también quería aprovechar para echar un vistazo en el bosque, y podría ser peligroso para él. No tenía ni idea de qué tenía planeado el ganadero pero conociéndoles podría ser cualquier cosa. A eso había que sumar que muchos allí tenían licencia de caza y pocos escrúpulos a la hora de disparar contra un perro, y la presencia de un cinántropo siempre podía atraer a otro tipo de cazadores, estuviese su madre allí o no.

Además, si no era capaz de encontrarlo, su propia madre daría cuenta de él. Lo único que la tranquilizaba era que no parecía haber hecho acto de presencia en algún tiempo. Tampoco era tan raro. Muchos cinántropos vivían como humanos durante todo el mes y salían sólo la noche en la que la luna llena les forzaba a cambiar. No creía que fuese el caso de este, era un depredador nato, un cazador. Muy probablemente seguía por allí pero había tenido el buen criterio de ocultarse mejor.

—Este parece un buen lugar —se dijo Sofía cuando se detuvo junto a los árboles y arbustos que bordeaban el camino.

Aunque la luna creciente brillaban en el cielo, el denso bosque estaba bastante oscuro para cualquiera con ojos humanos. Sin embargo, la pálida luz argéntea era suficiente como para que las pupilas de Sofía pudiesen apreciar su entorno con absoluta nitidez. A través de las ramas penetraban finos rayos que se reflejaban en la escarcha que cubría el suelo y la hacían brillar como si fuese polvo de cuarzo. El frío invernal tenía su propio aroma, uno que conseguía suavizar todos los demás y que recordaba a glaciares y a hielo.

Se encontraba cerca de donde vio al cinántropo intentando cazar un ciervo. No tenía ninguna razón para pensar que seguiría por allí, pero el bosque era enorme y era el mejor sitio para empezar a buscar. Justo cuando estaba a punto de sumergirse en las sombras escuchó un sonido de pisadas que se acercaba en su dirección. Una parte de ella se estremeció debido a un miedo instintivo que llevaba demasiado arraigado como para sacudírselo sin más. Sin embargo, lejos del plenilunio y sin sentir que su cuerpo fuese a cambiar en cualquier momento, a su parte racional no le costó apartar a un lado aquellos temores. No se trataba de ningún cazador. Los cazadores eran silenciosos y no salían a hacer footing por un sendero forestal.

Tras un recodo del camino apareció el corredor y Sofía se quiso dar patadas por su mala suerte.

—Eh, hola —Dave se detuvo cuando llegó a su altura—. ¿Qué haces aquí? Pensaba que hoy no ibas a hacer ejercicio. ¿Dónde está Kas?

—No le he traído, y no he venido realmente a hacer ejercicio. Tengo algo que hacer —comentó con voz débil, y luchó contra el impulso de relamerse los labios.

—¿Quieres que te eche una mano? —preguntó el chico, inclinando la cabeza a un lado.

Sofía se mordió el labio. Sí, sí quería porque se sentía muy sola con sus propios problemas, pero no podía involucrarle en aquello. Hacerlo implicaría contarle cosas sobre ella misma y su relación con el mundo de las sombras, y no tenía el valor para hacerlo. No estaba segura de cuánto sabía Dave respecto a lo que se ocultaba más allá del velo, pero le empezaba a aterrar la idea de que descubriese su pasado como cazadora.