Capítulo 16.

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Qué acabo de hacer.

Me separé rápidamente de los labios de Cameron, frustrada por haber mostrado mis sentimientos con tan poco cuidado. Seguramente mis mejillas estaban más que rojas además de que mis manos temblaban como si un terremoto estuviera sucediendo en mi interior.
Me permití quedarme por unos segundos embobada con la imagen de los labios de Cameron, notando que su sabor se había quedado impregnado en los míos. No tenía ni idea de qué era aquello a lo que sabían, pero era tan refrescante como la menta y tan adictivo como el chocolate con leche.

Pero algo estaba mal, muy mal.

—¿He hecho algo mal?—dijo Cameron preocupado, devolviéndome a la realidad.

—No-no... Ha sido culpa mía—dije y luego me senté en la cama.

—Claro que no—murmuró con la voz rasposa mientras se sentaba a mi lado—. Si hay que echarle la culpa a alguien es a mí...

—¿Por?

—Yo he accedido.

Se hizo un corto silencio en el que me di cuenta de que era imposible para mí mantenerme seria y tranquila ante la situación.

—Pero yo lo he propuesto—insistí alzando una ceja.

—Pero yo podría haberlo rechazado.

—¿Y por qué no lo has hecho?—cuestioné al ver lo convencido que estaba con sus respuestas.

—Porque me gustas mucho.

Su repentina confesión no me dejó sorprendida, tal vez tenía el ego tan alto últimamente que lo suponía porque así soy yo de diva. Olé que sí.

—Y tú a mí.

—Pues no es culpa de nadie.

—Vale.

—Vale...

Volvimos a quedarnos callados unos minutos más. Acabábamos de confesarnos y ninguno había tenido pelos en la lengua, aún así estaba más nerviosa de lo normal.

—Me voy, ¿vale?—dijo levantándose. Seguramente se había arrepentido.

Y no me extraña porque qué asco doy.

—A-adiós.

Se fue. Me quedé en la misma postura un rato más hasta que decidí llamar por telefóno a alguien para que me hiciera compañía.

    Llamada telefónica

—¿Hola?

—Shawn.

—¿Ester? ¿Por qué me llamas?

—Porque te necesito.

—Pero estoy en la planta de abajo...

—...
 
—...

—Pues subes.

—Ño.

—¡Me da pereza bajar!

—Vale ahora subo.

—¡Espera!

—Dime. Qué pesada, válgame Dios.

—Sube chocolate...

—Agh...Vaaale.

    Fin de la llamada telefónica

Cinco minutos después aparecieron por la puerta Taylor y Shawn con cuatro tabletas de chocolate.

—¿Qué te pasa?—dijo Shawn.

 
Cameron...

—¿Qué te ha hecho?—dijo ahora el de la bandana.

—No sé si es malo o no...

—Dínoslo—dijeron al unísono.

—Es que... Haber... A mí Cameron me gusta pero... No quiero parecer tan... No sé... Y... Resumiendo: ¡TENGO DEPRESIÓN POST-PRIMER BESO!

Abrieron los ojos mientras yo abría una de las primeras tabletas de chocolate.

—¡Os habéis besado!—canturreó Taylor.

—No quiero que se entere nadie—le tapé la boca—. Ni Dani.

—¿Por? Sois mejores amigas.

—Ya pero... No sé... Es difícil.

—Yo no le veo nada difícil—dijo Taylor quitántome la tableta de chocolate que ya casi había terminado.

—A lo mejor es que te gusta alguien más y no te das cuenta—dijo Shawn mientras yo le quitaba la tableta de chocolate a Taylor.

—Tal vez—dije dando un mordisco al chocolate que había recuperado.

—Recapacitemos—dijo Taylor intentando parecer serio y/o "normal"—. ¿Conoces a alguien con el que últimamente has hablado como si fueras tonta?

—Sí...

—¿A quién?—preguntó Shawn con la boca llena.

—¡A TODO MAGCON!—dije obvia.

—Creo que es alguien de MagCon— Taylor es Einstein, solo se disfraza...

—¿Pin o chapa?

—¡Si el elige la chapa yo me pido el pin!—chilló Shawn alzando su manita dando la imagem total de un bebé.

*FacePalm*

—Ya sé quien es—dijo Taylor aka Aristóteles—. Es Nash.

—¡¿Nash?!—exclamamos Shawn y yo a la vez.

—No lo creo—dije yo.

—¿Por qué? A lo mejor por eso te sientes mal... ¡Romperías Cash!

—Estoy segurísima de que no es Nash—. Abrí la segunda tableta.

—Pues Hayes—dijo Taylor, OTRA VEZ.

—¡Si fuera un Grier sería el unicornio gigante que tiene Skylynn en su cuarto!

—Vale—dijo Taylor subiendo los brazos.

—¿Jack?

—¿Cuál?

—¿Gilinsky?—terminó Shawn.

—...

—Oficialmente, te has enamorado de Gilinsky.

—Pfff ¿qué? Nah—me miraron mal—. Vale, tal vez un pelín.

—Caso resuelto—dijo el canadiense.

—Es que chicas, hay que admitir, que Gilinsky es irresistible—dijo Taylor con una voz de lo más extraña a la par que graciosa a lo que reímos todos.

Dejando el tema a parte, nos pasamos la mañana los tres haciendo el tonto y comiendo chocolate.

Así que... ¿Gilinsky? ¿Y dónde quedó Miss Dallas?






Holi

Mis respetos hacia aquellos que lean esto

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Mis respetos hacia aquellos que lean esto. Solo quiero decir que odio a Ester en este libro, en serio, más tonta y no nace.

No creo que nadie lea esto... Si me estás leyendo pregúntame algo, que me aburro y no me da la vida para ser youtuber y hacer vídeos de preguntas y respuestas. Jiji.

Anyeon~

Do it for the Vine (OldMagCon, Cameron Dallas) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora