Capítulo 13.

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Sonaron un par de golpes en la puerta. No reaccioné. Volvieron a sonar. Y seguí sin reaccionar. De repente se abre rápidamente y al cuarto entra Daniela.

   -¡¿Ester?!-seguía en la cama embobada-¿Llevas encerrada aquí todo el día?

  -¿Todo el día?-dije pegando un salto a lo que ella abrió los ojos-¿Sí?-resopló.

  -Rarita...

  -¿Dónde has estado?-me acomodé en la cama.

  -Con Jack.

  -NO FASTIDIES.-dije con sarcasmo a lo que ella rió-¿Y qué tal?

  -Muy bien.

  -¿Y bien?-me miró sin entender-¿A dónde habeis ido y qué habeis hecho?-escuché rugir mis tripas. Claro, no había comido en todo el día.

  -Cosas.-me miró de una manera que me dio miedo. Volvió a sonar mi estómago

  -Vale... Yo voy a bajar a comer algo.

  -Adiós Esterilla.

  -Sabes que no me gusta que me llamen Esterilla.-salí haciéndome la "dolida".

Bajé las escaleras y me encontré a Johnson. Decidí darle la esperada "Charla".

  -Hola Johnson.-dije mientras cogía una manzana.

  -Hola Ester.

  -¿Podemos hablar?

  -Claro.

  -Bien.-me senté en uno de los taburetes que había en la cocina y le miré mientras él fruncía el entrecejo-Siéntate.-hice un gesto con mi mano que a él le pareció divertido.

  -De acuerdo.-le miré e inspeccioné por un minuto mientras él se dedicaba a mirarme como un bicho raro.

  -Daniela es feliz ahora gracias a ti y, si ella es feliz, todos lo somos.-tragó fuertemente saliva-Nunca, en lo que la conozco, ha aceptado así por así a ningún chico y no es porque sea estricta, sino porque no les llamaban la atención. Se le acercaban todo tipo de chicos: guapos, feos, delgados, gordos, rubios, morenos, raros, normales...-enumeré-La mayoría interesados. Pero ella, simplemente pasaba. Ahora-levanté mi dedo índice-, te ha aceptado a ti y si una lágrima suya cae por tu culpa, te quedas sin descendencia.-acaricié su brazo, el chico que parecía estar muerto de miedo-Pero sin presiones, que somos amigos y no quiero que cada vez que me veas te escondas detrás de Gilinsky. ¿Entendido?

  -Supongo.-dijo mientras yo me levantaba con mi manzana para dirigirme a mi cuarto.

Al principio de las escaleras encontré a Cameron, ¿estaría cotilleando? Lo más seguro. Cruzamos una mirada y el solo rió. Yo no sabía exactamente de qué y no le pedí explicaciones, pensé que serían las hormonas. Después de una batalla de miradas consiguió él hablar.

  -No me volveré a meter contigo.-dijo muy serio.

  -¿Por?-alzé una ceja.

  -No quiero quedarme sin descendencia porque-se acercó a mi oído-, nuestros hijos serían preciosos.

Se fue. Podría haberle replicado pero su última frase me estremeció tanto que me volví a quedar como antes, inmóvil. Maldito Cameron.

Do it for the Vine (OldMagCon, Cameron Dallas) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora