DAEMON—Lady Rhea iba a heredar Runestone, ¿no es cierto? —inquirió el príncipe—. Tras la boda de mi sobrina, volaré a Eyrie para pedirle lo que me corresponde a lady Jeyne. Tal vez lo vea allá, sir Gerold.
La impotencia cruzó por el rostro del hombre, quien terminó abandonando cualquier ápice de valentía y volvió sobre sus pasos hasta su mesa. Aemma se puso de pie y apoyó las manos estruendosamente sobre la mesa, acto que fue completamente opacado por la música ensordecedora y porque la atención no estaba puesta precisamente sobre la mesa real, aun así, la reina le lanzó una mirada a su esposo y luego a su cuñado; para finalmente ir tras sir Gerold.
Daemon se encogió de hombros ante la mirada severa del rey, sin importarle en absoluto, pues para ese momento ya nada lo motivaba. Solo se dedicaba a envolver la copa que bebía con resentimiento, siguiendo con atención cada paso que Rhaenyra hacía, convirtiéndose puramente en su espectador: ahora le tocaba ver como Laenor Velaryon la tomaba con delicadeza, le murmuraba al oído y la hacía sonreír con cierta facilidad.
Ese podría haber sido él, pero el tiempo, sus miedos y las circunstancias no jugaron a su favor.
A pesar de ello, sabía que uno de sus problemas principales era Rhea Royce pues mientras ella siguiera respirando siempre sería una piedra en su camino, con quien Viserys lo enviaba cada vez que lo quería lejos. Así que no dudó en ir al Valle y terminar con ese asunto de una buena vez, sin esposa, volvía a ser un soltero codiciado listo para desposar y sin estar atado a ningún deber.
La idea era espectacular, acabaría con su esposa, heredaría sus posesiones y volvería listo para unirse con su sobrina.
No fue del todo fácil infiltrarse al Valle con un dragón que emitía sonidos tan distintivos que ya lo tenían más que reconocidos, pero al fin y al cabo logró hacerlo, hasta le resultó factible interceptarla mientras ella hacía su recorrido de caza. Luego todo sucedió muy rápido, Rhea Royce se asustó y de un movimiento brusco por parte de ambos, el caballo terminó cayendo sobre ella. Murió al instante por golpearse la cabeza con una roca o por el peso mismo del corcel, vaya uno a saber, el resultado igual era el mismo.
Prácticamente se mató solita y eso no atormentaba la consciencia de Daemon para nada.
Entonces regresó hacia King's Landing con los sentimientos a flor de piel y la ilusión de ver a su sobrina esperándolo junto al Pozo Dragón, sin embargo, nada de eso sucedió. La ciudad lo recibió con la noticia de que la princesa había sido comprometida con Laenor Velaryon, y para peor, a través de los pasadizos del castillo también fue testigo de una desagradable noticia; oír a Criston Cole confesar haber tomado la virtud de Rhaenyra.
Daemon también podría enojarse y resentirse con su sobrina, tantos hombres ¿y se venía a encamar con ese inútil bueno para nada? tantos nobles caballeros ¿y venía a comprometerse con ese tonto? sí, claro que podría quejarse y reprochar hasta la tumba, pero también sabía que parte de ello era su culpa. Si no la hubiese llevado a un lupanar y dado que hablar, si no la hubiese dejado con las ganas... las cosas serían diferentes y ahora no tendría que estar sentado como un imbécil viéndola bailar con otros.
Todo era frustrante, ¿era necesario sonreírle tanto a los caballeros con los que bailaba? o murmurarles ¿qué demonios les murmuraba con tanto empeño? ¿y desde cuando tenía tanta complicidad con sir Harwin? ese tonto gigante solamente bailaba con una o dos y luego volvía con Rhaenyra y así no era el baile, tenía que bailar con las demás también.Daemon regresó a la realidad cuando sintió la tímida patada que Lyonel Strong, la nueva Mano, le dio por debajo de la mesa. Allí reparó en la mirada reprobatoria que Viserys le estaba dando y luego notó por qué, el príncipe estaba desplomado sobre su silla con la vista fija en la pista mientras sus nudillos se volvían blancos de tanto apretar el cuchillo. Suspiró, terminó enarcando las cejas y soltó el cubierto sin más, para incorporarse y perderse entre las personas.
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DESIRES ━━Daemon & Rhaenyra
Fanfiction⊱ Daemon comienza a verla de manera distinta poco a poco, Rhaenyra reconoce que le tiene un poco más que estima, y ambos, terminan envueltos en las llamas del deseo y el peligro de lo prohibido. ⊰