━━11; intensidad

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RHAENYRA

Los rayos del sol comenzaban a hacer sus primeras apariciones entre las nubes y Rhaenyra esperaba ansiosa bajo una arbolada, Sirax descansaba a un lado sobre unas enormes rocas, ambas escondidas. La excusa para los cuidadores había sido perfecta, mencionándoles que quería dar unas vueltas con su compañera antes de zarpar hacia Driftmark con el rey.

Mentira. En realidad le había dejado una nota a su tío para que la viera allí antes de que ambos tomaran caminos separados, necesitaba verlo para aclarar las dudas que flotaban en su cabeza con respecto a él y esperaba que fuera a su encuentro porque de lo contrario, comenzaría a creer que Aemma tenía razón en todas las cosas que dijo.

¿En verdad lo único que le importaba era el Trono? ¿todos los momentos que pasaron juntos no significaron nada? ¿solo la utilizó para pasar un buen rato y ya? la sola idea le hacía contraer el pecho con pura tristeza y las lágrimas amenazaban con salir una vez más.

Observó que el sol había ascendido por encima de un árbol, advirtiéndole que el tiempo pasaba y su tío ni siquiera se dignaba a aparecer. Así que con todo el resentimiento acumulado, se pasó las manos por el rostro y se dirigió hacia Sirax. Al verla, la dragona lanzó un quejido lastimero, compartiendo el sentimiento como si también esperara de alguna forma a Caraxes.

Lo sé —mencionó por lo bajo, acariciándola—, esto apesta.

Sin más, se acomodó contra ella para subir, cuando Sirax enderezó el cuello; oyendo algo que su jinete no lograba apreciar. Luego, algo parecido a un ronroneo mezclado con silbidos retumbó en los cielos y las escamas rojas del Anfíptero de Sangre se filtraron entre las nubes con facilidad, se oía triste. Y al notarlos, la dragona movió apenas su ala para impedirle de cierta forma intentar subir a su lomo.

Caraxes aterrizó y caminó unos pasos hacia ellas, deslizándose como si fuera una serpiente. Daemon iba aferrado a su silla, cubriendo en vano su identidad con su característica capa negra y desgastada.

Ambos se observaron a lo lejos con su respectivo dragón a un lado y con una prudente distancia, ninguno pareció animarse a dar el primer paso, hasta que la princesa reunió valor y le señaló reunirse bajo la copa de los árboles.
Allí, lo esperó apoyada en un tronco, viéndolo dirigirse a ella como si fuera la última vez que la viera.

—Lo siento —murmuró Daemon una y otra vez, aventurándose a querer abrazarla en el proceso.

Se oía triste y se veía para la mierda, algo que no era muy común en él.

Rhaenyra lo interrumpió colocándole una mano en el pecho e intentó alejarlo sin ningún resultado alguno, y sintió como se le rompió el corazón al ver la desilusión en sus ojos mientras seguía repitiendo «lo siento» como si eso fuera lo único que tenía para decir, a parte de querer atraparla entre sus brazos.

—¿Qué es lo que sientes? ¿lo que dijiste en la audiencia de ayer? —inquirió yendo al punto e ignorando sus disculpas, con toda la intención de sonar indiferente y enfadada, más se encontró con la voz saliéndole rota—. ¿O haberme dejado tirada en un lupanar de mala muerte?

Daemon no desistió de su intento y la tomó suavemente por las muñecas para poder tirar de ellas y hacer que se acercara hasta su pecho. Una vez notó que la princesa no lo alejó, le posicionó una mano en el pelo y la abrazó por los hombros. Rhaenyra solo se mantuvo estática.

—Lo arreglaré, lo prometo —respondió después de unos largos segundos, todavía juntos.

Su desigualdad no le agradó nada a Rhaenyra y lo terminó empujando otra vez, lejos de ella.

DESIRES ━━Daemon & RhaenyraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora