RHAENYRAEl día del torneo había llegado y Rhaenyra no podía sentirse peor. Tal parece que no le bastó con bajar a la ciudad con Alicent y causar sin intenciones un alboroto, sino que también rompió con el castigo de su padre y voló hasta Dragonstone con Daemon.
Los regaños cayeron sobre todos esa noche, sobre los cuidadores, sobre Daemon, sobre Sir Harrold, sobre ella que parecía atraer los problemas con facilidad...
Nunca habían visto tan furioso al Rey Viserys, los gritos se escucharon por todo el foso, tan así que la situación se coronó con la Reina sufriendo un disgusto.Nadie durmió esa noche. Las quejas de Aemma fueron constantes, Viserys caminaba de aquí allá, el Maestre Mellos hacía todo lo posible para apaciguar el dolor bajo la mirada de Otto Hightower, Rhaenyra oía todo desde sus aposentos y Daemon... decidió que esa noche era la mejor para acabar con los crímenes de la ciudad. Se decía que él mismo había hecho los dictámenes y la disciplina fue tan brutal que se necesitaron dos carruajes para llevar los desmembramientos.
Tío y sobrina matarían al Rey de un disgusto algún día.
Viserys no fue visto hasta comenzado el torneo, ni siquiera había pasado a ver a su hija ni se molestó en comunicarle la situación de su madre, pues él era el único junto con el Maestre y Otto que podían velar por la salud de la Reina y el heredero. Les habían prohibido la entrada a todos aquellos que no aportaran nada por el bienestar de Aemma.
Y Rhaenyra no soportaba no tener noticias de su madre, se lamentó toda la noche ser tan desconsiderada y haberse dejado llevar por Daemon. Creyó que, por su culpa, Aemma ahora estaba tirada sobre su lecho luchando por calmar los dolores.Ese día las doncellas la ayudaron a vestirse y le hicieron un peinado elaboradamente bello, todo en un silencio absoluto. Hasta que un momento después, cuando ya estaba lista para dirigirse al torneo y esperando a Sir Harrold, éste llamó a sus aposentos con una sonrisa amistosa no muy común en él. Harían una parada antes de ver como los caballeros se mataban entre sí, a pesar de que no lo tenían permitido. Ayudó que fuera una demanda por parte de Aemma.
—Madre —Rhaenyra se sentó junto a ella al verla en ese estado, una fina capa de sudor se esparcía por su rostro haciendo que el pelo se le pegara a cada lado, se veía más débil y temerosa que sus anteriores embarazos.
La Reina sonrió cuando vio un rostro más familiar junto a ella, pareció olvidar de cualquier acto imprudente de su hija en aquel momento, la tomó por las manos dándole a entender lo bien que le hacía verla.
—Perdóname, madre —imploró casi al borde de las lágrimas—. No fue mi intención causarte un disgusto.
Aemma la calló emitiendo un frágil sonido y le regaló una sonrisa que la tranquilizó, pues lo cierto era que Rhaenyra estaba muy al pendiente de la salud de su madre. Más aun cuando notó que todos estaban más pendientes del heredero hasta olvidarse de quien portaba el vientre real, era injusto.
—Parece que quiere salir ya —le comentó, pasando una mano por su barriga—, y cuando lo haga, quiero que tú personalmente coloques el huevo en la cuna; el huevo que elegiste.
La princesa asintió más que contenta. Ansiaba demasiado que su hermano naciera para que su madre, principalmente, dejara de sufrir, y para que todo el reino estuviera por fin complacido.
—Lo haré, lo prometo. Iré a buscarlo ya mismo —se incorporó con rapidez y emoción, siendo interrumpida por un leve tirón de su madre.
—Tranquila, pequeño dragón. Todavía falta, y debes asistir al torneo si no quieres que el Rey se enfade.
Rhaenyra frunció el ceño dispuesta a rebatir para quedarse junto a ella, le importaba una mierda el torneo honestamente, ¿qué tenía de interesante ver a caballeros intentar desmontarse entre ellos? nada, su lugar tenía que ser ahí, junto a su madre.
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DESIRES ━━Daemon & Rhaenyra
Fanfiction⊱ Daemon comienza a verla de manera distinta poco a poco, Rhaenyra reconoce que le tiene un poco más que estima, y ambos, terminan envueltos en las llamas del deseo y el peligro de lo prohibido. ⊰