━━04; el huevo

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DAEMON

A pesar de morderse la lengua y tragar su orgullo, no acató del todo la orden de su rey. Pues luego de enterarse que su sobrina sería nombrada heredera al Trono, tomó a su amante preferida y huyeron de Desembarco del Rey a lomos de Caraxes.
Drangostone fue su destino, yendo en contra de todos y metiendo la pata hasta el fondo, sus capas doradas más fieles le siguieron. Fue todo muy divertido los primeros dos meses quizá, copulando sin límites, bebiendo, volando con Caraxes y tomando el castillo.

El castillo del cual anhelaba tanto tener el verdadero título de príncipe y que su hermano se negó a otorgarle, tanto como el derecho sucesorio y nombrarlo su Mano. Si tan solo lo entendieran, él quería estar cerca de su familia y protegerla, quería ser poderoso y recordado como Aegon el Conquistador.

¿Pero que obtenía a cambio? ser casado en contra de su voluntad (con una mujer para nada de su agrado) y enviado lejos de todos, de la comodidad del hogar, de su hermano, de su sobrina...

Tensó la mandíbula y cerró la mano en puño, llevándosela inconscientemente hasta su mejilla, donde después de medio año todavía recordaba la sensación de ser golpeado por ella. Echó la cabeza hacia atrás y un quejido involuntario se escapó de sus labios al recordarla, ¿por qué justo ahora tenía que recordarla?
Tomó por el mentón a su Gusano Blanco y la hizo a un lado, ella le lanzó una mirada cansada y reprobatoria, todavía de rodillas. Sin aportar más nada, se levantó los pantalones y se arregló la ropa. Salió de la habitación dejándola confundida. Pues para ser sinceros, todo lo que disfrutó al principio cuando llegó a Dragonstone, pronto comenzó a aburrirlo.

Respirar el aire limpio fue su consuelo. Apoyó las manos contra la pared rocosa, y cerró los ojos recordando ese maldito día, el día que fue exiliado.
Tanto como recordaba el golpe de su sobrina, también recordó la sensación de ser despreciado por ella, sus palabras fueron como un puñal que le atravesaron la carne sin piedad. Aun así no le guardó ninguna pizca de rencor, es más, si no fuera porque el maldito guardia se interpuso desenfundado su espada, quizá podría haberse disculpado e intentar defenderse. Pero volviendo al punto, no, no podría enfadarse con ella; nunca.

Luego, ese sentimiento de tristeza se transformaba rápidamente en rabia al recordar a Alicent pasar juntos a ellos con una pequeña sonrisa burlona, todavía podía ver el destello de triunfo brillar en sus ojos. «El rey lo espera, mi príncipe» le dijo con voz fina, haciéndose la tonta.
La detestaba, a ella y a su maldito padre, ambas escorias que revoloteaban alrededor de su familia y volcaban su veneno con palabras camufladas. Los quería lejos, pero una vez más, él terminaba siendo el tonto que se alejaba. Viserys lo alejaba, encandilado por las idioteces que Otto Hightower le susurraba al oído.

En aquel momento, Daemon fue orgulloso y terco, le fue más fácil señalar a su hermano como el culpable en vez de reconocer sus propios errores. Y por eso, es que una ponzoñosa idea se le vino a la mente, apuntando siempre a la furia de Viserys. Quería hacerle sentir la misma ira que él había sentido al ser despreciado, y hecho a un lado como si no fuera nadie.

Además, no negaría que quería que la atención de su hermano se volcase hacía él, más nunca lo aceptaría.

Rápidamente, se perdió en la búsqueda de pergamino y pluma.

•••

Temprano, dos días después, Daemon observó con interés las llamas que rodeaban al huevo otorgándole calor, ciertamente lo tenía resguardado bajo un recipiente únicamente usado para ello, pero ahora mismo lo había sacado puramente para observarlo. Tomarlo no le resultó difícil, evadió con facilidad a los cuidadores tras dejar una buen intencionada misiva.

DESIRES ━━Daemon & RhaenyraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora