━━17; el dragón de tres cabezas

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RHAENYRA

Solo se necesitaron unas pocas horas para que la noticia del matrimonio de Daemon y Rhaenyra se esparciera por la isla de Dragonstone, y algunas horas más para que aquella noticia llegara a las costas de King's Landing como un chisme. No había certeza alguna. El pueblo conocía la postura del rey acerca de ello, por lo cual no había veracidad del suceso, además, también se sabía la presencia de la reina en el castillo... parecía casi imposible que un matrimonio de semejante magnitud se hubiera llevado a cabo en su ausencia.

La gente murmuraba, desde los pasillos de la Fortaleza Roja hasta los peores bajos del pueblo, y fue eso lo que impulsó a la plebe su camino hacia la colina de Rhaenys. El movimiento habitual se trasladó allí, a las puertas del Pozo Dragón donde otro rumor se había esparcido, varios, a decir verdad: que los príncipes estarían allí a las primeras horas del día, o que Rhaenyra ya tenía su vientre hinchado, algunos otros involucraron al joven príncipe donde era protagonista por su valía para reclamar a un hermoso dragón, hasta se decía que volaría sobre los cielos con él y la compañía del rey quien no se montaba a lomos de un dragón desde Balerion. Demasiados chismes descabellados y absurdos. El pueblo estaba extasiado.

Pronto, verían el desenlace de aquello.

Sirax se posicionó sobre las puertas de la estructura cavernosa y rugió fuertemente hacia el montón de extraños, acercándose casi defensivamente para observarlos con desconfianza. La plebe guardó silencio y los ojos se estrecharon para poder observar el vientre de la princesa, quien vestida religiosamente del negro al igual que la capa que colgaba de sus hombros les devolvió la mirada seriamente.

Un momento después, el silbido característico de Caraxes retumbó en los cielos y luego se posicionó a la derecha de Sirax. Igual o peor, su agudo silbido fundó temor en la gente además de estirar su largo cuello para observarlos de costado, dejando ver a su jinete con las manos descansando sobre la silla de una manera despreocupada. No mostró sorpresa al verlos allí.

Luego, un desconocido dragón de escamas doradas aterrizó casi de una manera torpe del otro lado de la princesa, éste no rugió ni pareció meterle miedo a la gente, sin embargo, se mantuvo allí, dejando que los demás contemplaran su belleza resaltante. Finalmente, un rumor era confirmado, el príncipe Aegon había reclamado un dragón, pero solo se lo vio a él sobre la silla.

La plebe se mantuvo en silencio, detrás de la hilera de guardias que le impedían el paso. Los jinetes parecían la viva representación del dragón de tres cabezas del blasón de su casa, algunos rayos de sol chocaron con ellos resaltando las escamas de los dragones y resaltando el cabello plata de los príncipes, aquella ciertamente era una imagen majestuosa que pudo dejar sin aliento a los habitantes de King's Landing.

Rhaenyra estaba a la cabeza, llevaba su típica tiara de oro y rubíes que destellaba en lo alto, resaltándola de sus acompañantes. Y por un momento, todos pensaron lo mismo, del legado de la casa Targaryen ella sería la única que lograría llevar el reinado dignamente, no por ser la elegida del rey sino porque era la única que se lo había ganado. Una mujer sentándose en el trono de hierro todavía era una locura, pero si algo sabían tanto la plebe como los nobles lores de las demás casas que se esparcían por todo Westeros, era que nadie más había luchado ni se había preparado como ella.

Los demás la tenían fácil, con solo tener una verga entre las piernas era suficiente para ser aclamado, pero a esta altura parecía que no pesaba tanto como antes. En un momento la mejor opción parecía Daemon, un guerrero feroz y audaz que demostró no tener piedad cuando se le otorgó el puesto de capitán de la guardia de la ciudad, demasiado impulsivo para la paz del reino.
Con el nacimiento de Aegon, se creía que él sería nombrado el próximo heredero, solo que cuando los años pasaron y eso no ocurrió, la gente encontró la respuesta. Para ellos, el joven príncipe era desinteresado, rara vez se lo veía caminando por las calles, y si salía lo hacía con una pila de guardias que no dejaban que nadie se le acercara. Tampoco se conocía de sus visitas a otros reinos. Nada.

DESIRES ━━Daemon & RhaenyraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora