[✓] El Ryokan

• Introducción •

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La sala de estar de Heights Alliance, lugar donde vivían los estudiantes de heroísmo de la clase 3-A, se encontraba abarrotada por sus inquilinos. Las voces iban y venían en diferentes direcciones y volúmenes; el debate que allí los reunía se estaba saliendo de control.

—¡Silencio! ¡Hagan silencio! ¡No podremos entendernos si todos hablan a la vez! —La voz del representante de la clase, Iida Tenya, se escuchó por encima de los demás, poniendo orden al fin.

—Estas podrían ser nuestras últimas actividades juntos, como clase —aportó Kirishima Eijirō, desde su asiento—. Si continuamos discutiendo de esta manera, no lograremos ponernos de acuerdo. Dejar pasar un recuerdo así, no sería varonil.

—¡Yo no voy a ir a ningún estúpido lugar con unos extras como ustedes! —gruñó en voz alta Bakugō Katsuki.

—Viejo, pensé que ya habías dejado esa actitud de lado —comentó Sero Hanta, ante la forma despectiva de su compañero.

—¡Cállate!

—¡Bakugō-kun! Esas no son formas de dirigirse a un compañero de clase —reprendió Iida. El chico solo lo ignoró con evidente enojo por ser regañado como un niño pequeño.

—¡Vayamos a algún lugar donde haya chicas con poca ropa! ¡Ya somos adultos, después de todo! —chilló un pequeñín, Mineta Minoru. Su rostro reflejaba una lujuria insana al expresar sus ideas. Fue golpeado con la peculiaridad de su compañera, Asui Tsuyu, en reprimenda.

—¡Vayamos a la playa!

—Tonta, estamos en otoño.

—Zoológico...

—Un concierto estaría bien.

—Un museo del ocultismo.

—¡U-Un museo de All Might!

—¡Paseo por París!

—Puesto de soba.

—¡Cierren la boca, malditos extras!

Una vez más, las voces comenzaron a subir el tono más y más, al igual que el calor del momento iba en aumento. Un fuerte chirrido los hizo callar y taparse los oídos con evidente dolor.

—Ahora que tengo su atención. —Sonrió Kaminari Denki, arrojando la bocina hacia atrás. Parado en la mesa de té, levantó un papel sobre su cabeza como si fuera un escrito sagrado—. ¡Aquí está la solución!

Todos prestaron atención al panfleto de aspecto desgastado que puso a la vista de todos.

—¡Vacaciones en un onsen en la montaña!

Todos quedaron en silencio, sin palabras para rebatir su idea, por lo que el chico se dio por ganador.

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