• Día 2 - Sagrado •

313 51 0
                                    


═══════ • ✾ • ═══════

═══════ • ✾ • ═══════

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

═══════ • ✾ • ═══════

—Buenos días a todos —saludó Sakura al entrar a la sala común donde los jóvenes huéspedes se encontraban después de haber terminado de tomar el desayuno—. Espero que hayan disfrutado de la comida. ¿Cómo estuvo su primera noche aquí?

—¡Sakura-san! —nombró Uraraka, correspondiendo el saludo igual que los demás—. Nunca estuve en un lugar como éste. Me sentí una princesa de cuento antiguo.

Los demás compartieron el sentimiento de la chica al expresar lo agradable que fue su primera noche. La miko los escuchó a cada uno con paciencia y una sonrisa que nunca abandonó sus labios.

—Me alegra oír sus palabras —expresó contenta antes de juntar las manos en un aplauso—. ¡Bien! Quiero que se preparen porque vamos a salir. El itinerario del servicio que contrataron incluye un recorrido por nuestras tierras. Así que los llevaré a conocer nuestro santuario como primera actividad.

Después de esas palabras, la chica peli-rosa abandonó el recinto tarareando una melodía que a algunos les resultó conocida, pero que no lograron identificar. Restándole importancia, los estudiantes de heroísmo se encaminaron al segundo piso, hacia las habitaciones designadas para las chicas y los chicos.

Una vez listos, se encontraron con Sakura que ya los esperaba en la entrada junto a dos personas que utilizaban aquellas curiosas máscaras de porcelana cubriendo sus rostros. La miko les había explicado anteriormente que era una política del lugar que el personal las portara, así como también que sólo debían comunicarse con ella ya que era su tarea como hija de los dueños del Ryokan y guardianes del santuario. A pesar que les resultó extraño al principio, decidieron no cuestionar nada al saber cómo eran de reservadas las personas de aldeas remotas y la visión que tenían sobre los citadinos.

—Aquí —señaló Sakura a las bandejas que llevaban sus acompañantes—. Tomen una de estas monedas de 5 yenes para la ofrenda y también para que puedan pedir sus deseos.

—¡Sakura-chan! —llamó Kaminari, acercándose a ella después de tomar su moneda—. ¿Está bien que use mi cámara de video? ¿No quebrantaré alguna regla del lugar?

—No te preocupes, puedes usarla sin ningún problema —respondió con una sonrisa. Kaminari se emocionó y encendió el aparato de inmediato, listo para capturar todo lo que les deparara su estadía allí. La joven posó junto a él con tranquilidad cuando el chico los enfocó, grabando una burla para ciertas personas que se perdieron de estar junto a una belleza como ella—. Andando —ordenó a los jóvenes después de que el muchacho finalizó su monólogo, y todos se pusieron en marcha.

Sakura los condujo por un camino del bosque que llevaba a una extensa escalera que llegaba hasta un lugar alto en la montaña, lugar donde estaba situado el santuario de su familia. Durante el trayecto pudieron admirar la naturaleza que los rodeaba, el canto de las aves, el suave susurro del movimiento de las hojas, incluso contemplaron hasta la roca más pequeña apostada a un costado del camino. Ese tipo de lugares que albergaban santuarios sintoístas eran considerados tierra sagrada, y podían ver el porqué de ésta creencia. Todo resultaba místico a sus ojos.

[✓] El RyokanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora