• Día 3 - Kirishima •

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La música tradicional resonaba harmoniosamente dentro del gran salón donde los estudiantes de la clase 3-A estaban desayunando. Charlaban animadamente mientras la melodía que creaban las dos mujeres con máscaras generaba un ambiente que los transportaba al Japón antiguo. Incluso la anfitriona peli-rosa los había deleitado con una pieza musical demostrando sus dotes con el shamisen. Era verdaderamente una experiencia muy agradable y fuera de lo normal.

—¿Cuál es el itinerario para hoy, Sakura-san? —cuestionó el representante de la clase una vez que la joven regresó al salón con su comida, después de que le insistieran que compartiera el desayuno con ellos.

La miko se arrodilló en un almohadón y dejó su bandeja sobre la pequeña mesita individual frente a ella, tomando asiento junto a Yaoyorozu; ambas se sonrieron amistosamente mientras se acomodaba.

—El día de hoy los llevaré a conocer una cascada realmente hermosa —respondió mirando a Ingenium, aunque sus palabras se dirigían a todos—. Podrán disfrutar de un picnic admirando una de las maravillas de la naturaleza que nos ha regalado Kami-sama.

Mientras todos comenzaban a hablar emocionados por lo que les esperaba ese día, Sakura tomó uno de los platos que había traído consigo y, disimuladamente, lo dejó en el lugar de Yaoyorozu. La joven pelinegra le dirigió una mirada interrogante al percatarse de su acción.

—Esto es por la ayuda de antes —murmuró para ella, regalándole una tierna sonrisa—. Necesitas alimentarte bien por tu peculiaridad.

Momo se sonrojó de la pena por su gesto amable y considerado, pero aceptó de todos modos, correspondiendo a su sonrisa.

—¿Qué deberíamos ponernos? —Se escuchó la voz de Hagakure por sobre los demás.

—Ropa cómoda estaría bien. Daremos un paseo hasta llegar hasta allí, y está un poco apartado de éste lugar. Atravesaremos un tramo del bosque.

Unos cuantos minutos después de terminar el desayuno, todos se dispersaron por el Ryokan. Unos fueron a prepararse para la salida y otros solo se relajaron un momento, esparcidos por el jardín.

—¿Tú que usarás, Sakura-chan? —preguntó Uraraka. Todas las chicas, junto a Sakura, estaban camino a las habitaciones que utilizaban.

—Mi atuendo de miko, por supuesto.

—¿No sería inconveniente, kero?

—No se preocupen, estoy acostumbrada a usarlo en las excursiones que guío. —Les sonrió, para luego poner una expresión apenada—. Además, mi ropa consiste en atuendos tradicionales en su gran mayoría.

—¡¿Qué?! —exclamaron con asombro las más extrovertidas—. ¿No tienes ropa moderna? —cuestionó Ashido, poniéndose frente a ella para tomar la palabra. Sakura negó lentamente con la cabeza con cierta timidez al ver su expresión escandalizada. Ante esto, las jóvenes se miraron entre ellas con complicidad antes de que algunas de ellas pusieran una sonrisa malévola que puso nerviosa a la miko—. ¡Yaomomo, te lo dejamos a ti!

De esa manera, secuestraron a la peli-rosa llevándosela a cuestas hasta las habitaciones con una clara idea en mente.

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En otro lado del alojamiento, Kirishima se sentía satisfecho después de alimentar a las carpas koi del estanque en el jardín interno. Desde su llegada al ryokan se había sentido atraído a admirar a los peces que vivían cómodamente ahí; se notaba a leguas que Sakura los tenía bien cuidados. Se alegraba por eso.

[✓] El RyokanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora