• Día 2 - Tokoyami-Kōda •

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Entre la penumbra de la habitación, Tokoyami se removía inquieto dentro de su futón. Fruncía el ceño y su rostro se contorsionaba en una mueca, sintiéndose realmente incómodo. Quería despertar, necesitaba despertar, porque él sabía que aún estaba dormido; sacudía su cuerpo con leves espasmos para que éste reaccionara y le dejara abrir los ojos y volver a la normalidad, pero le estaba costando mucho hacerlo.

Su mente se encontraba consiente, pero su cuerpo todavía estaba apagado y no respondía a sus órdenes. Sin embargo, los límites de la realidad y el sueño se desdibujaban de segundo a segundo, mostrándole visiones extrañas de personas sin rostros y ojos que lo observaban. Cientos de ojos lo miraban desde el techo, las paredes y las puertas shoji, pestañeando y moviendo sus horrendas pupilas en su dirección. Era una sensación muy espeluznante y, por qué no, repugnante. Esos ojos le daban más repelús que las figuras sin rostro.

Debía despertar cuanto antes, la sensación desagradable lo estaba abrumando. Su cuerpo demostraba su malestar al erizarse y generarle una picazón que, de poder rascarse en la realidad, desgarraría su piel ante la desesperación de querer que esa sensación terminase cuanto antes.

Tokoyami sintió que algo externo a él lo movía y gracias a esto pudo despertar al fin, abriendo los párpados de golpe. Tomó una abocanada de aire como si se hubiera estado asfixiando y pestañeó repetidas veces hasta enfocar la figura de Dark Shadow sobre él.

—Fumikage —llamó el ser de sombra, con expresión preocupada.

—Dark Shadow —murmuró, tragando saliva y dándose cuenta de que tenía la garganta seca. Se sentó en el futón, regulando su respiración y los latidos descontrolados de su corazón.

—¿Estabas teniendo una pesadilla? —cuestionó en voz baja debido a que eran altas horas de la madrugada—. No dejabas de sacudirte de forma extraña.

—Algo así. —Observó sus antebrazos y los rascó con disimulo, suspiró con alivio al darse cuenta de que la sensación había desaparecido. Miró con agradecimiento al monstruo sombra que vivía en su interior, dándole una palmadita afectuosa en su cabeza—. No la estaba pasando bien ahí. Gracias por la ayuda.

Dark Shadow respondió con un sonido afirmativo y contento de ser útil para su anfitrión.

Tokoyami paseó su mirada por la habitación con recelo, inspeccionando, encontrando solo la oscuridad de la noche predominando en los rincones. Él giró hacia un lado para ver que Mineta dormía como un tronco, en la misma posición en la que Sakura lo había dejado después de su incidente; también vio con curiosidad que el futón de Aoyama estaba vacío, preguntándose dónde estaba su compañero; al mirar al otro lado se encontró a Kōda.

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