Capítulo 2

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Hyunjin y Youngmi se encontraban en casa de la menor estudiando para los exámenes finales cuando esta recibió una llamada.

—¿Hola?... Uhm, no. ¿Por qué? — Hyunjin intentaba seguir mirando sus apuntes, pero le era imposible concentrarse. —¿De verdad? ¡Me encantaría! ¿Dónde estás?... ¿Qué? Okay, ya voy. — Dejó su teléfono a un lado y buscó su labial para darse un retoque.

—¿Te vas? — Preguntó el pelinegro.

—¡Sí! Chan me llamó para decirme que está afuera de la casa y que me llevará de paseo al parque. — Contó, emocionada mientras guardaba sus llaves y objetos esenciales dentro de una pequeña mochila.

—P-pero necesitamos estudiar, Youngmi.

Hyunjin no estaba particularmente interesado en estudiar, solo no quería que su amiga se fuera con ese muchacho.

—Podemos seguir mañana, ahora ve a descansar un rato. Nos vemos, Jinnie. — Ella depositó un corto beso en su mejilla antes de bajar las escaleras.

El más alto la siguió hasta el primer piso y vio como ella saltaba a abrazar a aquel chico de apellido Bang. Luego cerró la puerta y desapareció de su campo visual, dejándolo con el pecho apretado por la angustia.

No le gustó para nada esa escena. Él también quería que Youngmi lo abrazara con tanto cariño.

—¿Quién era ese rubio oxigenado? — Minho preguntó desde la entrada de la cocina.

—La cita de Youngmi. — Hyunjin se dejó caer en el sofá y Minho le siguió.

—¿Cita? ¿Y de dónde lo conoce? Se ve de mi edad.

—Es mayor, ya va en la universidad. Lo conoció en una fiesta que dio una chica de nuestra clase, él era el DJ.

—¿Y qué más sabes de él? — El hermano mayor de su amiga no se conformaría con menos información, ya que era bastante sobreprotector.

—Sé que estudia ingeniería en sonido en la universidad a la que entrará Youngmi el próximo año, ya va en tercero. Solo eso.

—Es muy grande para ella.

—Ya se lo dije, pero no me hace caso. Cree que quiero fastidiarla, pero solo quiero asegurarme de que no se aprovechen de ella.

—Lo sé, pero ya conoces a mi hermana, es una terca... Sería genial que tú fueras su novio, eres la única persona a la que le confiaría plenamente Youngmi.

—A mí también me gustaría. — Dijo sin pensar.

—¿Te gustaría ser su novio? — Minho lo miró a los ojos, intentando contener la risa.

—Es decir... Es que... Quería decir que... A lo que yo me refiero es que- — Su rostro estaba rojo y no sabía qué decir después de darse cuenta que había expuesto sus verdaderos sentimientos.

—Relájate, Hyunjin. Ya lo sabía.

—¿C-cómo?

—Todos lo sabrían con tal solo ver la forma en la que la miras. Podría asegurar que te brillan los ojos, hermano. La única tonta que no lo ve es Youngmi.

—Dios, que vergüenza. — Puso sus manos sobre sus coloradas mejillas para intentar enfriarlas. —Minho, yo te juro que jamás intentaría pasarme de la raya con ella o algo por estilo.

—Lo sé, en serio, ya cálmate. Solo tengo una pregunta.

—Pregunta lo que sea, responderé con completa sinceridad.

—¿Piensas quedarte como su amigo toda la vida?

—No lo creo... No quiero interponerme en su felicidad, no sería sano para ninguno de los dos.

—¿Qué harás, entonces?

—Ella irá a la Seoul National University y yo a la Jeju National University, la distancia hará lo suyo.

—Ella te adora, Hyunjin. No te dejará ir por un par de kilómetros.

—Tendré que ignorarla hasta que deje de adorarme.

—Eso no está bien.

—¿Qué otra opción tengo, hyung? Es la única forma que se me ocurre para dejar de sentirme así y para herirla lo mínimo posible.

—Solo no hagas nada de lo que te vayas a arrepentir después.

—Eso intentaré.

Esa tarde, Hyunjin se devolvió a su casa con la tristeza a flor de piel.

No quería alejarse de la que había sido su compañera de vida durante toda su infancia y adolescencia, pero también sabía que ese enamoramiento unilateral solo podría acabar con, por lo menos, un corazón roto.

El pelinegro miró la hora en su teléfono y apreció su fondo de pantalla. Era una imagen de ambos que habían tomado hace unos cuantos años en una heladería.

Ella abrazaba su torso y el sostenía los dos helados, ambos mirándose directamente a los ojos con una gran sonrisa.

—Te fuiste tan rápido a tu cita que no me diste tiempo de decirte lo linda que te veías, Minnie. — Le habló a la fotografía. —El día que tomamos esta foto también te veías preciosa. Recuerdo que habíamos hecho una apuesta. Quien sacaba peor nota en el examen de álgebra, compraría helado para ambos. Tú perdiste, pero te compré helado de todas formas porque cuando te ponías feliz, me abrazabas mucho... Pero ahora, esos abrazos le pertenecen a otra persona y no hay nada que pueda hacer para recuperarlos.

VIDA DE COLORES - HWANG HYUNJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora