VIDA DE COLORES - HWANG HYUNJIN

Capítulo 12

YOUNGMI'S POV

—Se me hace extraño volver acá luego de tantos años. — Dije, observando el nostálgico vecindario.

—Incluso lo es para mí. — Hyunjin tocó la puerta, pero luego de unos cuantos segundos, aún nadie abría.

—¿Le dijiste a tus padres que vendríamos por el fin de semana?

—No... Espera, les mandaré un mensaje. — El más alto tecleó algo en su teléfono. —Mientras, busca mi llavero en mi mochila. Ahí tengo las llaves.

Hice como él me pidió y se lo entregué.

Hyunjin rió al ver algo en su teléfono.

—¿Qué pasa? — Pregunté.

—Mi mamá me acaba de decir que tuvieron un viaje de negocios a Japón y vuelven en una semana.

Ambos nos miramos con seriedad para luego explotar en risas.

—No puedo creerlo. — Dije, aún riendo.

—Esto solo nos podía pasar a nosotros. Al menos traje mis llaves. 

Hyunjin abrió la puerta principal y los recuerdos me golpearon.

No visitaba esa casa hace 3 años.

Nos adentramos y lo primero que mis ojos observaron en el salón, fue un cuadro que enmarcaba la foto que Hyunjin y yo nos tomamos para el baile de graduación.

El mayor lo notó, así que luego de dejar nuestros bolsos en el piso, se acercó a mí y posicionó su cabeza en mi hombro.

—¿Qué miras, Minnie?

—A nosotros...

—Salimos muy guapos ahí. — Sonrió.

—¿La combinación de tu corbata con mi vestido fue a propósito?

—Claro que lo fue, así resaltabas más.

—Me gustó como te veías en ese traje. Todo un hombre de negocios. — Bromeé.

—¿El de Minho? Me quedaba algo corto. — Rió.

—¿Por qué le pediste prestada ropa a Minho? Tu padre te ofreció dinero para comprar uno propio.

—Sí le recibí el dinero, solo que con el, compré otra cosa.

—¿Acrílicos?

—No. — Sonrió. —Esto. — Señaló la fina cadena que colgaba de mi cuello. — Los collares de tu casita del árbol. Los mandé a hacer especialmente para nosotros. Me sorprende que aún lo conserves a pesar del tiempo.

—Me hace sentir en casa... ¿Tú no traes el tuyo? — Pregunté al ver su cuello vacío.

—No, lo dejé acá todos estos años.

—¿Por qué? — No pude evitar ponerme triste.

—Porque me recordaba a ti y lo mucho que te extrañaba. — Suspiró.

—¿Dónde está?

—En mi habitación, colgado junto a la cama.

—Vamos. — Lo tomé de la mano y lo guié conmigo a su cuarto. 

Entramos y busqué con mi vista el sitio que él me había indicado anteriormente, comprobando que se encontraba ahí.

Lo tomé y luego me puse detrás de él para abrocharlo alrededor de su cuello.

Acomodé su cabello sobre la cadena y luego volví a ponerme frente a él.

—De ahora en adelante, no nos separaremos de nuevo, por lo que no tendrás que extrañarme y significa que podrás usarlo igual que yo.