VIDA DE COLORES - HWANG HYUNJIN

Capítulo 9

YOUNGMIS' POV

—Aquí tienes, Jiho. — Le entregué el vaso de leche al pequeño.

—Minnie, tu teléfono estaba moviéndose. — Él dijo, rascando sus ojos.

—Gracias por avisarme, Ji. ¿Tienes sueño?

—Un poquito, noona.

—Entonces luego de que termines tu leche, podrás tomar tu siesta, ¿sí?

—¡Sí!

El pequeño siguió bebiendo del vaso decorado con avioncitos, mientras yo revisé mi teléfono, notando un par de llamadas perdidas de Hyunjin.

Antes de que pudiera buscar su nombre en mi lista de contactos, la pantalla volvió a iluminarse, indicando una llamada entrante.

—Jinnie, disculpa. No pude ver las otras llamadas.

—No pasa nada, Minnie. ¿Aún sigues trabajando?

—Sí, la mamá de Jiho llega en unos 20 minutos, ¿por?

—No sé si tienes algo que hacer, pero si no, podríamos ir a una cafetería, ya que el clima está frío.

—Tengo que estudiar un poco, pero la verdad suena mucho más tentadora tu invitación. — Sonreí, aunque sabía que el mayor no podía verme.

—De acuerdo. Abrígate, ¿sí? Comenzó a llover.

—Oh, no sabía que llovería.

—Youngmi...

—No te preocupes, traigo mi chaqueta.

—Pero te mojarás de todas formas.

—Estaré bien, Jinnie. Son solo unas cuantas gotas de agua.

—¿Trabajas muy lejos?

—No tanto, la casa está junto a la heladería de la que te hablé el otro día.

—Ya veo... Está bien, ya no te quito más tiempo. Nos vemos, Minnie.

—Nos vemos luego, Jinnie.

Dejé mi teléfono a un lado y cuando miré a Jiho, este tenía la cabeza rendida sobre la mesa y los párpados cerrados.

Lo tomé en mis brazos y subí las escaleras con él para posteriormente, arroparlo en su cama.

—Descansa, Ji.

Jiho se acomodó bajo las mantas, cuando sentí la puerta principal ser abierta y unos pasos por las escaleras.

—¿Se durmió hace mucho? — La madre de Jiho se sentó al borde del colchón.

—No, solo hace unos minutos. Se bebió su leche y luego no pudo contener el sueño.

—Así es Jiho. — Ella suspiró, sonriendo. —Muchas gracias por venir, Youngmi. Te veo mañana en clases.

—No hay de qué, señorita Woo. Nos vemos.

Bajé las escaleras, me coloqué el abrigo y luego de tomar mi bolso, salí de la gran casa, sintiendo inmediatamente la lluvia en el rostro.

Antes de que pudiese cerrar la puerta tras de mí, dejé de sentir el agua, lo que me desconcertó.

Subí mi vista y para mi sorpresa, no pude ver el cielo ni las nubes grises. En su lugar, me encontré con la parte interior de un paraguas.

—¿Creíste que dejaría que te mojaras? — Y, claro que conocía esa voz.