Ya era la hora del termino de clases y, como era de costumbre, Hyunjin estaba esperando a Youngmi fuera de su salón.
—¿Qué tal tu día, Minnie? — Preguntó el pelinegro, quitándole su mochila de la espalda para que no cargara con el peso de todos los libros.
—Bien, ¿y el tuyo? Escuché a una de mis compañeras decir que quería invitarte al baile de graduación. — Ella le dio un codazo al más alto.
—El mío estuvo normal y ya que lo mencionas, una chica me invitó... ¿A ti ya te han hecho alguna propuesta? — Preguntó mirando el piso, intentando parecer desinteresado.
—Sí, pero no le he respondido a nadie. ¿Qué le dijiste a esa chica que te invitó?
—Que le agradecía su consideración, pero no creía adecuado ir con alguien que solo conocía de vista.
—Pensaste lo mismo que yo. — Sonrió. —Okay... Uhm... Entonces, ven acá. — Ella arrastró a Hyunjin en dirección a la plaza que se encontraba de camino a sus casas y rebuscó en su mochila hasta encontrar una caja rectangular.
Youngmi esperaba con todo su ser que Hyunjin no hubiese aceptado a alguien antes, pero como sus expectativas no la decepcionaron, era momento de concretar su plan.
—Jinnie, ¿quieres ser mi pareja para el baile de graduación? — Le extendió el obsequio que había preparado para él. —Antes de responderme, ábrelo.
Hyunjin recibió el misterioso objeto entre sus manos y retiró el papel que lo envolvía, para finalmente encontrarse con un set de acuarelas en pastillas.
—Cuando los chicos invitan a sus parejas al baile, suelen comprarles chocolates o flores, pero yo quería darte algo un tanto más significativo. Sé que extrañabas mucho las acuarelas que te quitó el maestro Kim, así que creí que sería el regalo perfecto para pedirte que me acompañes a la fiesta de graduación.
El más alto no creía poder hablar sin que se le quebrara la voz por la emoción.
Él no era precisamente un fanático de recibir obsequios, pero todo cambiaba cuando se trataba de Youngmi, mas si planeó algo tan especial solo para él.
—Y... ¿Qué dices? — Ella jugó con sus dedos, un tanto nerviosa ante el silencio del mayor.
El pelinegro observó el regalo hecho por su mejor amiga y luego, le devolvió la mirada.
—Minnie... Yo tenía que preguntártelo a ti. — Rió, avergonzado. —Pero claro que quiero ir contigo. — Le dedicó una cálida sonrisa a la chica, aunque la apartó después de unos segundos cuando sintió sus mejillas y orejas calentarse.
—Gracias por aceptar, estoy segura de que la pasaremos muy bien. — Se colocó de puntitas y lo abrazó.
—Ya lo creo. — Acarició su cabello y disfrutó del contacto con la menor. —¿Quieres sentarte un momento en el pasto? Es muy temprano para volver a casa.
—Tienes razón. — Ambos jóvenes se recostaron en el césped y recibieron los rayos del sol en el rostro.
—Youngmi... ¿Por qué no irás con Chan? Está permitido llevar parejas que no sean estudiantes de la escuela.
—Lo sé, pero no quiero ir con él. — Ella se volteó para quedar frente al pelinegro. —Es nuestro último año, Hyunjin. Quiero vivir ese momento especial solo contigo. Bailaremos en la pista y nos olvidaremos del resto por al menos una noche. No habrán preocupaciones por el futuro ni sentimientos amargos, solo será felicidad.
—Me gusta como suena eso, Minnie. Pero, ¿no crees que Chan se moleste? Es prácticamente tu novio.
—Y tú eres mi mejor amigo. Él entenderá que un momento como ese corresponde compartirlo junto a ti.
—Aún no puedo creerlo. — Suspiró y apoyó los antebrazos tras su cabeza.
—¿Qué cosa? — Preguntó ella, para recostar su cabeza en las piernas del mayor.
—Lo rápido que pasa el tiempo. — Acomodó una de las flores del césped detrás de la oreja de la más baja. —Comenzamos el jardín de niños juntos. Ni siquiera sabíamos leer cuando nos conocimos y ahora estamos por graduarnos. Iremos a la universidad, Minnie.
—Ni me lo menciones. Es increíble. Yo te vi crecer y tú me viste a mí.
—Bueno, no es mucho lo que has crecido realmente, te mantuviste fiel a tu altura de la primaria. — Bromeó, molestando a su amiga.
—¡Hey! — Ella golpeó su estómago.
—Solo bromeo, Minnie. Pero tienes razón. Aún recuerdo cuando éramos pequeños. Eras una niña adorable. Siempre cargabas con tu mochilita llena de juguetes.
—No olvides que también llevaba crayones exclusivamente para ti, no dejaba que nadie más los usara.
—Lo recuerdo. — Sonrió. —Y en mi mochila yo llevaba galletas y juguitos de fruta para ti.
—No sé porqué hacíamos eso en vez de cargar cada cual con sus cosas, pero de todas maneras era muy tierno.
—Y tú eras muy tierna... Y malcriada.
—¿Yo? ¿Qué dices? — Hizo una mueca, ofendida.
—Siempre me hacías unos ojitos de cachorro para conseguir lo que quisieras. También se los hacías a mis padres para que dejaran que me quedara a dormir en tu casa y ellos nunca te podían decir que no.
—Es mi super poder. — Alzó los hombros. —Tú tampoco eras un angelito.
—Yo era un pan de Dios, mentirosa.
—Eso habrá sido cuando tenías 4 meses, porque yo jamás me olvidaré de ese día que me quedé dormida antes que tú y desperté con toda la cara pintada.
—¡Pero te dibujé florecitas! Es que no encontré papel en toda la casa. No te quejes, te veías bonita. — Ambos rieron.
—Si tú lo dices. — Suspiró, con sus mejillas adoloridas de tanto reír.
—Youngmi...
—¿Mmmh?
—Te... Te quiero mucho. — Tragó saliva y rascó su brazo por sobre su chaqueta.
—Y yo a ti, Jinnie. — Desordenó el cabello del mayor y le dio un abrazo aún estando recostados. —¿Nos vamos? Empezará a hacer frío.
—Está bien. — Accedió, sin realmente querer irse.
Siempre le era difícil despedirse de ella.
Cada tarde que la dejaba en la puerta de su casa, lo único que quería hacer era quedarse a su lado por el resto del día y de la noche, hablando de mil cosas o solamente compartiendo el mismo espacio en un cómodo silencio, pero en su lugar, solo se daban un abrazo y se decían un "nos vemos".
Siempre le era difícil despedirse de ella, pera ahora mucho más, ya que sabía que cada tarde que pasaba, significaba una despedida menos para el adiós definitivo.
"Tú también piensas en mí cuando llegas a tu casa? ¿Cuando estás preparándote para dormir o cuando despiertas en la mañana? ¿Me extrañarás cuando ya no volvamos juntos a nuestros hogares?" Pensó para sí mismo.
"Porque yo sí te extrañaré mucho, mi pequeña. Pero será para nuestro bien, estaremos mejor separados. ¿No es así, Minnie?". Una lágrima corrió por su mejilla, mas la limpió rápidamente.
Cerró sus ojos cuando su cuerpo se encontró con el suave colchón de la cama y se dispuso a dormir.
Debería acostumbrarse a la ausencia de su mejor amiga, porque en unos cuantos días, la perdería de su vida para siempre.
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VIDA DE COLORES - HWANG HYUNJIN
FanfictionHyunjin se encontraba sentado en el suelo marmolado de su sala de arte, admirando la totalidad de pinturas que había creado y conservado con el paso de los años y, por primera vez en su vida, se sintió completamente pleno. "¿En qué piensas?" Ella to...