«El año pasado hubo en el Infierno más de dos millones de suicidios entre humanos, además, se cometieron más de doce millones de delitos, de los que casi cuatro fueron con violencia agravada y entre los que habría que destacar un millón de asesinatos y homicidios, y medio millón de violaciones en su mayoría a menores. Lo peor de todo fue, que se cometieron con total impunidad y muchos de ellos por agentes del cuerpo de policía del Averno, demonios de los rangos inferiores. El sistema judicial, totalmente corrupto, castiga con dureza a los humanos y ampara a los delincuentes demonios que cometen los delitos más graves, abandonando a su suerte a las víctimas. El sistema penitenciario carece de un programa claro y definido de reinserción de los internos, y las prisiones se han convertido en hoteles de lujo donde la peor calaña aprovecha para robar almas y hacerse más fuertes para cuando salen...».
El inesperado sonido de un teléfono interno atrae la atención del hombre que permanece sumido en la completa oscuridad y absorto en los datos y cálculos que va tomando de un montón de papeles esparcidos por una mesa de su lujoso despacho, tan solo algunos fulgores de la ciudad entran por la gran cristalera frente a él; con desdén toma el aparato.
—Sí, dígame —responde con tono serio y enfadado.
—Señor, los miembros del Consejo se impacientan, han llamado varias veces molestos. Incuso su padre ha llamado personalmente desde su despacho y exige una respuesta inmediata; le ha dado dos horas para que suba a la sala de juntas y presente su informe... —relata la secretaria en frases entrecortadas y tono angustiado desde el otro lado del teléfono—. Señor, sigue ahí...
—Sí, dígale a ese desgraciado y a su maldito Consejo que se vayan a la mierda, mejor al Infierno... —devuelve en una tremenda carcajada sin mostrar el más mínimo temor. Abre sus ojos, deslumbran dos llamas de fuego de intenso resplandor en su interior, permitiendo ver el más hermoso rostro del más bello de los demonios, sus delicadas facciones humanas de impoluto blanco mortecino. Con una mano aparta de su rostro algunos mechones de la larga, abundante y sedosa cabellera de finos hilos de plata recogidos en una cola y que lo cubren hasta casi la cintura, dejando ver sobre su frente en negro y sangre la imborrable marca que define su estatus de poder en todo el territorio que compone el Infierno. «III», tres en latín.
El tercero de millones, el primero en orden sucesoria detrás de Satanás, su padre, marcado con el «II», actualmente único dueño y señor del Averno. Al «I» nadie lo conoció nunca, ni volvió por aquellas tierras desde que las abandonó una vez las hubo conquistado, entregándoselas a Satanás.
El hombre se levanta con delicadeza mientras se dirige hacia la cristalera, se quita lentamente la chaqueta, la corbata y la camisa, dejándolas caer sobre el suelo, y mostrando un busto bien definido, pareciera tallado en mármol por un escultor griego.
Desde la penúltima planta puede observar la inmensa ciudad que se despliega bajo él. Una densa bruma de oscuridad lo envuelve todo y aún así, él puede ver hasta la última alma que habita la urbe y escuchar el más sutil de los susurros.
Con un ligero movimiento de su mano aparta la cristalera frente a él, la brisa fresca golpea su rostro e inunda la habitación de un olor a azufre y putrefacción. El hombre aspira con fuerza y cierra los ojos mientras un par de largas y puntiagudas alas de cisne surgen sobre sus espaldas, da un ligero aleteo y se deja caer suavemente como flotando edificio abajo.
La torre de Babel, cuatrocientos pisos en algo más de un kilómetro y medio de altura, ocupa toda la isla de Manhattan, siendo el lugar desde donde se gobierna, con mano férrea, el amplio territorio que ocupa el Infierno y que abarca desde la costa Este hasta la Oeste y desde los hielos perpetuos del norte hasta la delgada línea que lo separa, al sur, con la frontera de la Teocracia, su mayor enemigo.
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Luz-Bel III
RandomLuz-Bel, afligido por la corrupción con la que se gobierna el Infierno y la deriva a la que se precipita, tras conocer a Mon, una humana revolucionaria que planea un levantamiento por las malas condiciones en las que viven los de su especie, propond...