I - Anónima

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¡Redoble de tambor! 😍✨
Es primero de noviembre y es el pre-estreno.¡Podrán leer el primer capítulo de esta nueva historia que ha invertido los papeles!
Y otras sorpresas más.
¡Espero que les guste esta nueva locura!

***

Estaba petrificada.
Seguro estaba más pálida de lo que ya era.
¿Así se sentía morir? Seguro que sí. El vacío en el estómago, la falta de respirar -Aunque seguro que eso era culpa del corsé. -Solo quería salir corriendo, pero no podía. Veía a su madre a su lado sonreír orgullosa y a sus hermanas con cierta mirada de envidia.

La reina la había declarado “el diamante”. -Eres perfecta, señorita Featherington.

¡ELLA! Penélope Anne Featherington había sido declarada el diamante de la temporada para el año 1814.
Siempre se había considerado de una belleza rara. Sus facciones eran delicadas, sus ojos de un azul claro tanto como el cielo y el cabello, rojizo y naranja como una zanahoria. No era tan alta como otras señoritas, pero poseía un buen porte. -O eso decía su madre. -Se inclinó ante la reina dando su agradecimiento y trató de sonreír para salir de aquel sofocante salón con su madre, Lady Portia Featherington.

Solo cuando no estaba a vista de todos comenzó a hiperventilar nerviosa. -¿Se puede saber que te pasa?

-Dime que hay un error, dime que hay un error. Mamá, yo no soy un diamante ¿Por qué no puede ser Prudence? ¿O Phillippa? Ellas están mejor preparadas para esto, yo solo tengo diecisiete años.

-Y eres el diamante de la temporada. No esperaba menos, al fin una de ustedes lo ha logrado, van a tener un futuro radiante, brillante. -Pero Penélope no quería aquel futuro. Toda la atención en ella y a ella le gustaba algo de anonimato. -Esto es bueno, con una de ustedes como “el diamante”, las otras dos van a recibir también muchos pretendientes. Tal vez incluso puedan terminar en la realeza. Les esperan cosas asombrosas mis niñas hermosas.

Y aquello fue el inicio de su peor pesadilla.

***

La temporada en Londres siempre era aburrida y monótona. Funcionaba siempre igual. Cuando se abría, doncellas de todas las familias nobles que estuvieran en edad se presentaban delante de la reina quien las evaluaba. Debían ser elegantes, gráciles, sonreír divino y lucir perfectas. Una sería escogida como la “INCOMPARABLE”, el “DIAMANTE”, y por ella los caballeros se formarían para rendirle tributos, regalos y se arrodillarían de la forma apropiada para pedir su mano. Ella solo debía escoger.

No era difícil.

Aunque requería más fuerza mental de la que habría esperado.

¡POR DIOS! Si el mejor momento de su día era cuando acababan las horas de visitas y podía escabullirse a casa de su mejor amiga y vecina, Eloise Bridgerton.
Y lo peor es que aquella mañana parecía estar tardando más de lo normal. Casi se quedaba dormida en su sillón. -Señorita Penélope, déjeme decirle que luce exquisita esta mañana.

“LUCE EXQUISITA ESTA MAÑANA”.

Había oído aquella frase como trece veces. -Gracias.

Y había dicho “gracias” como unas veinte. Gracias por las flores, gracias por el cumplido, gracias por el regalo, poema, etc…

Gracias, gracias, gracias.

Y lo peor de todo es que aquellos caballeros seguro eran ciegos o solo estaban en una competencia entre ellos, y ella era el trofeo.

A posta había escogido el peor de sus vestidos, amarillo, el color que más detestaba su madre que ella usara pues, según Portia Featherington, no le favorecía en lo absoluto.

AMOR CON CONDICIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora