Ailén Wilson
Son las siete de la mañana hace media hora Leia se fue a ayudar a su abuelo, con un problema que tubo en la casa, así que estoy sola intentando levantar a Megan.
-Megan... - le hago cariñitos en la cabeza para que se vaya levantando suavemente.
-mmm... - me da un manotazo en la mano antes de girarse y volver a dormir.
-Vamos mi vida, hay que prepararse para ir al colegio.
-Si mami - susurra medio dormida restregándose los ojos.
Ella suelta un suspiro antes de levantarse e ir al baño para lavarse la cara y hacer sus necesidades. Mientras ella está en el baño yo aprovecho para preparar la ropa que se pondrá hoy. Van a ir de excursión a la granja por eso le escojo un mono tejano con una camiseta blanca con un conejito dibujado en ella. Esta es una de sus favoritas y que se la regalo su abuelo Magnus hace unos meses. También le cojo unas zapatillas negras que le compre el fin de semana pasado.
-Ya estoy mami - dice ella saliendo del baño ya con la cara lavada y su osito de peluche Lulu un la mano.
-Genial ven para que te ayude a vestir - digo dándome la vuelta para coger su ropa.
Cuando termino de vestirla le peino el pelo y le hago dos moños arriba que amarró con unas ligas de mariposa.
Nos dirigimos hacia la cocina donde Rose ya está terminando de poner nuestro desayuno en la mesa.
-¡Nana! - Megan corre para abrazarla por las piernas y presumirle lo hermosa que se ve con esa vestimenta que su mami le puso.
Tuvimos que contratar a Rose cuando adoptamos a Megan para que nos ayudara ya que entre la universidad e intentar mantener a Meg con vida en las primeras semanas no teníamos tiempo para ordenar y limpiar la casa.
Seis meses después Rose se ha convertido en un miembro fundamental para nuestra pequeña familia. Ella es un pequeño ángel de no mucho más de metro y medio con pelo canoso y unos grandes ojos marrones que vino a salvarnos en el momento justo.
* flashback*
Leia y yo estamos en el supermercado con la pequeña Megan dando vueltas mientras cogemos todo lo que necesitamos.-Vale. Haber tenemos el pan, la leche, las verduras y las frutas, las galletas... - dejó de escucharla para fijarme en Meg.
Hace unos días empezó a caminar se supone que ya tiene la edad suficiente para correr, saltar y hacer todo lo que hacen los niños de su edad, pero el doctor dice que sus antiguos padres con suerte la alimentaban así que eso a atrasado todo su crecimiento haciendo que sea más pequeña y delgada de lo que sería normal para una niña de tres años. Aunque siguiendo la dieta del doctor hemos conseguido que suba cinco kilogramos en pocas semanas.
-Genial solo falta la leche en polvo de la nena - finaliza. La veo irse junto al carrito al pasillo de al lado. Hoy decidió vestir de manera informal ya que no tiene ningún compromiso con la empresa programado hago que lleva una sudadera grande con unas zapatillas de deporte y unas mallas negras perfectamente ajustadas a su figura.
Bajo la mirada hacia mi lado donde hace unos segundos Megan estaba intentando alcanzar una barra de chocolate solo para darme cuenta de que desapareció.
Giro sobre mi eje intentando encontrar su pequeño cuerpecito por el pasillo pero no está, es como si se la hubiera tragado la tierra en los cinco segundos que tarde viendo irse a Leia.
-Meg - digo mirando entre el papel higiénico para comprobar que no se haya podido esconder por allí - Megan, vamos pequeña sal de tu escondite que mamá Leia nos está esperando y no queremos que se enoje. ¿Verdad que no?

ESTÁS LEYENDO
Mujeres King
Teen FictionEllas, mejores amigas de la infancia Ellos, hermanos de distintas madres ¿Que pasaría si dos de sus hermanos vinieran un día diciendo que han encontrado a la indicada, a la mujer con la que se casarán? ¿Y si en vez de una fueran dos? Desde hace ya...