Tres meses después...
Héoleth había pasado los últimos meses más tranquila que en un principio, se había ganado a Luke y Jace de amigos, además la princesa Rhaenyra era muy amable con ella.
Al menos había ocupado sus días con algo más que sólo estudiar Alto Valyrio, ya que pasaba mucho tiempo jugando con los niños Velaryon o acompañándolos en sus entrenamientos. Incluso le encantaba visitar por las tardes a la princesa y al pequeño Joffrey, quien se había convertido en el bebé más lindo y tierno que haya visto alguna vez.
Heometh por su parte, había empezado a llevarse mucho mejor con Aegon, pero no con Aemond, a quién había estado vigilando constantemente luego de su primer pelea, si podía llamarse así.
Aemond sin embargo, había continuado con su mal trato hacia a Héoleth. Parecía que no podía estar ni un minuto sin llamarla bruja o simplemente tratarla mal. Algunas veces se preguntaba si la razón por la que el príncipe la trataba de aquella forma era debido a su frustración al no contar con un dragón.
No le habían contado demasiado sobre el tema, tan sólo que Aemond no tenía uno propio cómo lo tenían los demás Targaryen y Velaryon. Era tanta la frustración que tenía que incluso había tratado de ingresar a Pozo Dragón más de una vez para reclamar algún dragón, fallando peligrosamente en el intento en todas ellas.
Héoleth trataba de comprender su odio hacia ella y también continuaba sintiéndose incómoda con su presencia, el niño Targaryen no había hecho más que ganarse el miedo de la menor.
Pero algo que lo que Héoleth no podía permitirse por su dulce forma de ser, era odiarlo. Muy en el fondo creía que podía ganarse su amistad pese a todo.
La princesa roja quería al niño cómo su amigo.
Además Aemond no parecía del todo malvado. Siempre en las cenas no comía sus pasteles de mora y los dejaba en la mesa. Ésto quizás no significaba nada, pero era más que sabido que Héoleth amaba ésos postres. Emeth se comía la mayoría siempre y no era posible para ella comer un segundo debido a eso.
Pero el pastelillo de mora que Aemond dejaba sin comer siempre terminaba siendo para Héoleth, aunque nunca Aemond se los ofrecía.
Simplemente quedaban en la mesa y el joven príncipe no permitía que nadie los tocara. Emeth se había ganado varios golpes en la mano cuándo trataba de alcanzarlos.El postre permanecía frente a Aemond hasta que todos se retiraban a sus habitaciones; era cuándo Héoleth aprovechaba para correr a tomarlo. Al fin y al cabo a Aemond no parecía molestarle que ella los cogiera, ya que en al menos dos ocasiones Héoleth pudo darse cuenta que el platinado la veía tomarlos, más nunca le decía nada. Sólo salía de la habitación dejando a la niña feliz con su pastel.
Y ésto sucedía todos los días, ya era una costumbre silenciosa entre ambos.
Héoleth creía a veces que Aemond no era tan malo, pero de un modo u otro, el príncipe siempre le demostraba lo contrario.
Así que mejor optaba con permanecer lo más lejos que pudiese de él.
—Hermano ha mejorado con la espada.— dijo Amenath y su hermana melliza asintió dándole la razón.
Héoleth estaba junto a ellas, en el patio de armas viendo a sus hermanos y amigos entrenar. También por supuesto, estaban ambos príncipes Targaryen entre ellos. Éstos últimos atrajeados con sus vestimentas y armaduras en color plata y verde. Jace y Luke tenían puesto lo mismo en negro y rojo, y por último sus hermanos vestían de gris y azul con la insignia del cuervo en su pecho.
Todos los niños golpeaban sus espadas de madera, siendo guiados por Ser Criston Cole y Harwin Strong. Ambos le gritaban órdenes, dónde y cómo golpear, también cómo moverse.
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𝕽𝖊𝖉 𝕮𝖗𝖔𝖜 || Aemond Targaryen
FanficHéoleth, princesa de la Casa Midthunder, siempre ha sido diferente. Su habilidad como Cambiapieles para conectarse con cuervos la hace especial, pero también la convierte en un blanco de desconfianza y miedo. Cuándo su familia acepta una alianza con...