Capítulo 22_ Vestido rojo.

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-Alteza. Los invitados están reunidos. Es hora de vestirse para la cena. -dijo Milufer, entrando al baño y colocando una toalla limpia y un vestido formal frente a ella.

Héoleth se hundió más en la bañera, hasta que el agua le llegó a la nariz. Aún estaba enfadada y seguía oyendo las palabras de Lady Maris rebotando en su cabeza.

Gimió, desahogando su molestia al ver el vestido frente a ella.

-Sabes que no me gusta usar ése color.

Observó más en detalle el hermoso vestido que Milufer le había preparado y consideró tirarlo después aquella cena.

La concubina la miró con comprensión pero a la vez luciendo cansada.

-Lo sé princesa, pero es el único vestido disponible ya que los llevamos todos a lavar. Estarán temprano en la mañana.

-No sé qué estaba pensando mi madre al hacerme vestidos rojos.

-Argumentó que le quedaría bien, considerando su cabello.

Con un bufido, salió del agua y se envolvió en la toalla.

Milufer abrió la boca para decirle algo más pero Héoleth levantó la mano, soltando el gruñido de frustración que se había ido acumulando en su garganta desde el momento en que regresó a su habitación luego del almuerzo.
Sabía que le preguntaría qué le sucedía y no estaba con ánimos de hablar de eso.

Volvió a pensar en Aegon y Lady Maris y en la conversación que había tenido con ambos hace unas horas.
Apartó rápido aquellos pensamientos, porque había problemas más inmediatos que tenía que atender.

Por ejemplo: la cena con el Rey Viserys.

Hace una hora una concubina de la Reina Alicent había irrumpido en su habitación invitándola a ser parte del banquete en honor a la mejoría de salud de su Majestad el Rey Viserys.
Y, aunque se sentía feliz por las noticias sobre su salud, no comprendía qué tenía que hacer ella allí. Ni sus padres o Emeth habían sido llamados.
Se suponía que era una cena familiar, así que no entendía su presencia en un evento cómo aquel.

"La Reina así lo quiere"

Le había dicho Milufer cuándo le preguntó el porqué. Y al ser una ocasión especial tenía que llevar su mejor vestido y justo ahora todos ellos no estaban disponibles. Sólo había dos vestidos color escarlata que su madre le hizo hacer hace unos días.

Eran demasiado llamativos para su gusto. Con mucha caída y con varias capas de tul. Por no hablar del escote en v que ambos tenían.

Los odiaba.

Pero tratándose su enfado, empezó a prepararse sin más.




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En cuánto las puertas del comedor se abrieron adentro se hizo un gran silencio. Héoleth caminó e ingresó con nerviosismo y se le erizó el vello de la nuca.

Toda la familia real ya estaba allí, a punto de empezar a disfrutar el banquete. Si ya llevaba nerviosa vestida de aquella manera, ahora lo estaba más siendo el centro de atención. Pasó con nerviosismo las palmas de sus manos por su vestido al reconocer en una esquina la larga cabellera que conocía muy bien.

Aemond quién tenía la vista gacha vio cómo todo el mundo tenía la mirada fija en la entrada del salón, se volvió para averiguar qué era lo que los tenía tan absortos.

Y ahí fue que comprendió.

Héoleth estaba ingresando al comedor luciendo completamente diferente. Y aunque tardó en captar el detalle que la hacía ver distinta, al final lo comprendió. Un nudo se formó en su garganta.

𝕽𝖊𝖉 𝕮𝖗𝖔𝖜 || Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora