Capítulo 43_ ¿Me ayudarás?

991 67 12
                                    

🚨🚨 ADVERTENCIA DE LECTURA EXTREMADAMENTE EXTENSA 🚨🚨

CAPÍTULO DIVIDIDO EN 2 PARTES.

PARTE I

Héoleth se sentó en la cama tras despertarse sobresaltada. El corazón le latía con fuerza en el pecho, el sudor perlaba su frente y sus manos temblaban ligeramente.

Había tenido una pesadilla, una visión casi real.

Tomó varias respiraciones profundas, tratando de tranquilizarse y recordándose a sí misma que solo había sido una pesadilla. Sin embargo, la intensidad de la visión aún la atormentaba.

Miró a su alrededor, y encontró consuelo en el suave danzar de las llamas de la chimenea y la tenue luz del sol naciente que se filtraba por las cortinas.

Sacudió la cabeza intentando serenarse. Se levantó de la cama a tientas, con las imágenes de su pesadilla aún frescas. Oía el rugido de los dragones, los gritos de terror y la agonía de gente inocente, olía la sangre y el fuego.

Y repasaba ésa escena en particular... una y otra vez.

La visión fue tan aterradora y real que su corazón se hundió en un un pozo oscuro, y comprendió que el futuro que les esperaba era uno incierto y lleno de dolor.

Pero... ¿Había sido una visión de su don o una simple pesadilla? Había sido demasiado real, demasiado nítido y gráfico para ser solo un sueño.

Acojonada caminó hasta su latón y se echó agua fría en la cara pero mientras lo hacía, la angustia y miedo no hicieron mas que crecer en su interior.
Levantó la vista y se fijó en el reflejo que le devolvía el gran espejo frente a ella. Hizo una mueca al ver lo pálida y demacrada que estaba.

¿En qué se había convertido su vida? ¿Quien era ahora? Ya no reconocía a la chica del espejo. Estaba apagada y sin vida; atemorizada y sin rumbo.

El embarazo y todos los sucesos recientes no estaban haciendo más que debilitarla y quitarle su brillo. Había sufrido demasiadas decepciones en un corto tiempo, que había descuidado su propia salud y la de su bebé mientras se lamentaba de todo lo que había ocurrido.
Sabía que estaba siendo una inconsciente, al fin y al cabo su pequeño hijo no tenía la culpa de lo sucedido. Pero era cómo si su estómago se hubiese cerrado y rechazaba todo lo que ingeria.

Durante los días que transcurrieron luego de que todos supieran de su embarazo, ella se había negado a seguir sus reglas. No estaba dispuesta a vestirse elegantemente o a hacer como si nada hubiese sucedido solo porque Aemond quisiera que lo hiciera.

Y estaba dispuesta a continuar con aquella negatividad.

Secó su rostro y caminó hasta detenerse ante la ventana para coger aire. Con la mirada perdida en el paisaje, tomó una decisión: Tenía que marcharse cuánto antes de allí. No podía simplemente quedarse sentada esperando a que se salieran con la suya o ser testigo de los hechos ocurridos en su pesadilla.

Aquella maldita pesadilla...

Era incapaz de definirla, de describirla siquiera; sólo sabía que algo horrible sucedería pronto y no se veía tan valiente como para enfrentarlo.

Estaba aterrada.

Se quedó mirando el horizonte un buen rato antes de volver a la cama. Se metió bajo las pieles y se cubrió hasta la barbilla. Pero más destellos de su sueño llegaron a ella como flashes. Cerró los ojos e intentó tranquilizarse. Tenía que aprender a enfrentarse a sus visiones sola ahora que no tenía a nadie más a su lado. Ojalá sus maestres le hubiesen explicado más sobre los Verdevidentes, todo sería más fácil.

𝕽𝖊𝖉 𝕮𝖗𝖔𝖜 || Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora