Capítulo 47_ Distanciamiento.

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Héoleth sintió la terrible mirada de Aemond sobre su espalda, y sin soportarlo más miro hacia atrás para encontrarse con ella. El príncipe llevaba una armadura negra adornada con incrustaciones y remaches de oro. Lucía imponente.

Aemond dio un paso amenazante en su dirección y Héoleth se estremeció. Nunca había visto ese aspecto en él. Tenía los puños apretados a los costados y la barbilla echada hacia delante en ademán belicoso. Su expresión era dura y cruel.

Toda su rabia estaba dirigida hacia ella, y, por primera vez desde que lo conocía, se asustó.

El príncipe sostuvo su mirada durante varios segundos mientras se acercaba a ellos, luego centró su atención en Aegon.

-Aemond, no esperaba verte tan pronto. Pensé que estarías fuera del castillo por más tiempo -comentó Aegon, con una pizca de burla en sus palabras.

Aemond continuó mirando a Héoleth, su ojo brillaba en furia pero había también confusión, como si estuviera tratando de descifrar que hacía allí junto a su hermano.

-¿Qué sucede aquí?

-Llegas en el momento justo. -agregó Aegon -Acabo de proponerle algo a Héoleth que pensé que debías saber. Dado que pronto partirás hacia Bastión de Tormentas para concretar un matrimonio con una Baratheon, me pareció acertado...

La reacción de Aemond fue instantánea. Su cuerpo se tensó, su rostro se endureció aún más y su ojo chispeó de furia. Héoleth sintió cómo su corazón se aceleraba ante la intensidad de su mirada.

-Esto no te concierne. No tienes ningún derecho a meterte en nuestros asuntos. Aléjala de cualquier plan que tengas en mente. -espetó Aemond, tratando de no explotar.

Aegon, sin embargo, no retrocedió ante aquella amenaza. Se mantuvo firme, aunque sabía que estaba tocando una fibra muy sensible.

-Oh, Aemond, siempre tan protector.- canturreó soltando una pequeña risa. - Pero, ¿no crees que es hora de que Héoleth tome sus propias decisiones? ¿Pretendes mantenerla cómo una vulgar amante mientras tú te casas con otra?

Héoleth sintió un escalofrío recorrer su espalda al darse cuenta de que la situación se estaba tornando peligrosa.

-¿Qué has hecho, Aegon? -gruñó Aemond.

-Le he dado la oportunidad de elegir. He decidido abogar por su seguridad.

-¿Ahora te importa su seguridad? -Aemond lo miró con enojo y Aegon cerró las manos en dos puños.

-Le he pedido casarse conmigo. -soltó sin más. -La protegeré mejor siendo el Rey mientras tu peleas en la guerra. Sabes que...

Pero antes de que Aegon pudiera terminar su explicación, Aemond avanzó furioso hacia él. El solo pensamiento de Héoleth casada con su propio hermano lo llenaba de furia y angustia.

-¡No tienes derecho a decidir por ella ni por mi hijo! Aléjate de ella, Aegon, o...

Antes de que Aemond llegara hasta su hermano, Héoleth, en un intento desesperado por evitar un enfrentamiento entre los hermanos, se interpuso entre ellos colocando una mano en su pecho para detenerlo.

-¡Detente! -le rogó. Aemond, por más furioso que estuviera, no podía golpear al Rey. Además, ella jamás permitiría que ambos se enfrentaran por su culpa. Los conocía perfectamente para saber que a pesar de que su relación de hermanos había tenido sus declives, ellos se querían y respetaban. No sería la causante de una disputa, no sería capaz.

Aemond, con los puños aún apretados, miró a Héoleth. Pero ella corrió la mirada y la dirigió hacia Aegon, que a pesar de todo se mantenía en su sitio, sin siquiera inmutarse.

𝕽𝖊𝖉 𝕮𝖗𝖔𝖜 || Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora