PROLOGO

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Kyle Mayer considera su vida como el carrusel de las locuras, y no es de extrañar. Cuando le dijeron, siendo solo un niño, que ser Omega significaría vivir muchas tristezas, él no lo tomó como algo malo; al contrario, a pesar de su baja estatura, rompió muchas caras desde la tierna edad de cinco años. Entrenó para poder defenderse y, aun siendo un Omega, ganó fuerza y se convirtió en mano derecha y mejor amigo del matón más popular de la secundaria, su querido Steve Kim, al que en privado le decía de cariño "come mocos", después de que en el jardín de infancia lo viera realizando tal acto. Aun con una mueca de desagrado y diversión, Kyle lo recuerda con cariño. También recuerda, con nostalgia, que Steve fue el primer niño Alfa al que de verdad le partió la cara, bueno... Eso y le voló un diente que aún ni se le había aflojado.

Ambos compartían recuerdos hermosos y valiosos, pero de igual forma existieron muchos que también fueron tristes. Como en el día de los quince años de su mejor amigo, que fue cuando Steve le habló por primera vez sobre su madre, y la foto de la hermosa Omega sonriendo lo dejó perplejo; Irene Kim y Steve eran una copia exacta, a pesar de que Kyle aún no conociera al padre de Steve como tal, después de todo ese tiempo. A Steve pareció afectarle no haber podido conocerla, estando aún más enojado cuando se enteró de la trágica verdad detrás de su prematuro nacimiento y la muerte de su madre, que salió de la propia boca de su padre.

Con quince años, Steve le había sacado la verdad a su lejano "padre", y la verdad fue tan estúpida, tan ridícula, que lo dejó lleno de rabia y odio hacia el hombre que jamás parecía preocupado por él. Steve no le dio detalles de la verdad, Kyle no lo presionó, pero desde ese momento Steve se convirtió en el matón más temido del Instituto, junto con Kyle que era un arma letal Omega, y otros dos alfas más, a los que Steve llamaba idiotas muchas veces. Su popularidad era tanta, que incluso aunque Kyle fuese Omega, otros Omegas, tanto femeninos como masculinos se le lanzaban, pero obviamente declinaba; no deseaba más problemas, porque aun siendo un matón era el mejor de su clase y un alumno con un récord académico impecable en cuanto a notas. Las contusiones eran la parte fea de ser matón, pero Steve parecía recibir la mayoría solo para que Kyle conservara su belleza peculiar de Omega, eso había conmovido a Kyle. Pero su amistad no solo llegó a ese punto, sino también a uno más íntimo.

Steve comenzó a descontrolarse demasiado en su vida sexual, a tal grado, que Kyle no soportaba tantos olores dulces sobre Steve, y le hizo alejarse hasta que en su cumpleaños diecisiete Kyle se cansó.

El Omega se armó de un valor tan grande, que sin importar que estuviera desprendiendo demasiadas feromonas atrayentes, no las ocultó con su efectivo spray y solo tomó un supresor especial para evitar embarazos. Sudando y nervioso, pero aun así, muy decidido a que Steve recapacitara. Fue a la casa de su mejor amigo y entró con llave maestra que tenía por ser mejor amigo, casi hermano, del Alfa .Tendido sobre el piso de la sala estaba Steve, con un brazo sobre sus ojos y tarareando una canción que hablaba sobre la amistad más preciada. Su voz rota no se oía por lo alto de la música, por lo que sin importarle mucho, Kyle se acercó con su aroma tan potente, que Steve se levantó deprisa y corrió hacia él, solo para oler el atrayente aroma dulce y a la vez amargo de mango verde, pero fresco.

-Si no olía como un verdadero Omega, seguro no me prestarías atención- comentó Kyle divertido, y aún bastante nervioso por lo que iba a hacer para que Steve recapacitara.

-Hueles increíble, Kyle, te deseo demasiado- Steve besó y succionó lentamente el cuello de Kyle, tan perdido en el atrayente aroma, olvidando que Kyle no es un Omega cualquiera.

-No, eso no es cierto, y tú lo sabes Steve- sosteniendo el rostro del Alfa con ambas manos, Kyle hizo que lo mirara a sus ojos azules-. No soy un Omega de los que te deshaces o compartes con otros, soy Kyle, el mejor amigo que jamás tendrás en tu maldita vida, y me importas; y porque lo haces, no quiero que por estar de idiota cometas un error. Esta promiscuidad tuya un día te pasará factura por más cuidadoso que seas y yo te amo, eres el come mocos que más amo, y haré esto para que al fin lo entiendas.

Steve pareció despertar un poco, pero aun así no supo como es que terminó con Kyle sentado llorando sobre su miembro. El interior de Kyle lo apretaba tan delicioso, pero no estaba bien... ¡No estaba bien, porque era Kyle!

-Tú tienes mi primera vez- los labios de Kyle sonrieron un instante antes de soltar sollozos descontrolados-. No importa si me duele, tú recibiste tantos golpes por mí y estuviste ahí para mí cuando más te necesité, ahora tú me necesitas a mí T-Te quiero amigo.

La mente de Steve se aclaró tan de golpe, que solo atinó a abrazar a su mejor amigo.

-¿Por qué, Kyle? Esto debió haber sido para alguien especial- Steve comenzó a llorar también-. Pudiste detenerme, golpearme y no lo hiciste.

-Eres alguien especial en mi vida, y con esto quiero demostrarte que no puedes usar así a los Omegas. Mírame y entiende que como tratas a los Omegas también me afecta a mí, además, soy el Omega más temido, tal vez jamás nadie llegue a quererme, más que tú, que solo eres mi mejor amigo. Y aunque no te mereces la primera vez de alguien, yo te la estoy dando porque deseo lo mejor para ti. Desde ahora espera al Omega indicado y dale todo el cariño y amor que sé que puedes dar, no dejes que lo sucedido con tu padre se lleve lo mejor de ti.

-No lo haré más, lo juro Kyle, lo juro por lo más bello que tengo- besó la frente de Kyle-. Tu amistad Kyle , tu amistad es lo mejor que me pasó en la vida.

Aquella noche de su cumpleaños, Kyle vivió de una forma triste, nostálgica, extraña y tierna su primera vez. No fue nada como imaginó que sería, pero no fue lo peor, las caricias e incluso los besos suaves por parte de Steve hicieron más disfrutable la situación. El nudo fue difícil de tomar, pero las palabras de aliento de Steve calmaron a Kyle.

A la mañana siguiente, Kyle despertó junto a Steve, en la cama de su mejor amigo, ambos desnudos, pero abrazados. Y no, no despertaron sintiéndose incómodos, al contrario, Steve le agradeció y ambos rieron porque estaban hechos un desastre.

-¡Estás todo peludo, depílate las piernas Steve!

-¡Tu trasero está flácido, Kyle!

-¿Qué has dicho?- gritó Kyle, saltando de la cama para atrapar al escurridizo de Steve que bajaba las escaleras sonriendo-, ¡Dímelo a la cara cobarde!

Aquel día su amistad se hizo más fuerte, y aunque no volvieron a hacerlo jamás, bromeando sobre el tema cuando les daba la gana. Pero Kyle también recordaba perfectamente aquella mañana, porque fue cuando vio en la cocina al padre de Steve, por primera vez en su vida cara a cara, con el Alfa que más odia Steve. Y lo peor es que se encontraba de pie desnudo con semen de Steve escurriendo de su interior por estar persiguiéndolo.

El silencio fue tan pesado que Kyle no pudo respirar bien hasta que el señor Kim salió de la cocina, mientras lo miraba intensamente e ignoraba a Steve. Aquello fue como amor a primera vista, del padre de su mejor amigo, amigo con el que acababa de perder la virginidad.

La vida para Kyle no podía ponerse más rara.

Dilemas de Omegas | BL OMEGAVERSE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora