Son apenas las nueve de la mañana cuando Charlie detiene el auto frente a una casa de campo perfecta y acogedora, algo en el pecho del Alfa se comienza a comprimir y el calor del ambiente no ayuda; el sudor perla su frente y cuello, por lo que, sin medir su fuerza, arranca los dos primeros botones de su camisa blanca, con una ira salvaje recorriendo sus venas, y una valentía que no pensó que tendría jamás en su vida y que se acaba de manifestar por ese dolor.
«¿Por qué mentirme tanto, mi amor? ¿Por qué lastimarme así?».
Al bajar del auto, Charlie tiene toda su concentración en la puerta de esa casa, más que en los autos que se encuentran estacionados fuera de esta; hasta el punto en que la furia del Alfa se comienza a volver tristeza, especialmente, cuando nota el aroma de Alfas y Omegas en el lugar, uno de esos olores siendo el de caramelos dulces de Benjamín.
El Alfa ni siquiera piensa cuando toca la puerta, ni comprende del todo la situación cuando su mirada se detiene en uno de sus grandes socios y compañeros de negocios, Jhon Kim, un Alfa que hace poco se había comprometido con una Omega joven y hermosa. Si antes Charlie sentía que algo se comprimía en su pecho, ahora este se apretó tanto que se rompió en pedazos... El corazón de un Alfa acaba de caer sangrante sobre el perfecto piso de madera pulida de esa casa.
—Charlie Cooper...— Jhon pierde casi todo el color en el rostro.
—J-Jhon Kim— alcanza a decir Charlie, con la poca racionalidad que le queda.
El calor, la furia, los aromas mezclados con el de Benjamín; todo le está afectando al Alfa recién llegado, quien no resiste más la furia que bulle en sus venas, y ni siquiera le importa ver al otro Alfa lesionado.
Los puños de Charlie acaban alcanzando la cara de Jhon Kim, quien puede esquivar con mayor precisión el golpe del otro Alfa, todo gracias a lo acontecido con su suegro, pero lastimosamente los demás Alfas tienen cualidades que él no. Como ir al gimnasio con regularidad, y que Jhon casi no hace, porque está muy ocupado enseñando nuevos pasos de baile y practicando las coreografías con sus estudiantes.
—¡Qué se supone que haces semi desnudo con mi Omega aquí! — Charlie le asienta un buen golpe en la mejilla que apenas se le está curando a Jhon— ¡Estás muerto! ¿Entendiste, Jhon Kim? ¡Muerto! — los golpes de Charlie no paran, así como tampoco las lágrimas que comienzan a fluir de sus ojos, empañando su vista.
—¡Ayúdenme, se acaba de volver loco! — Jhon logra dar un golpe en la cara de Charlie, cosa que pone más furioso al otro Alfa.
Los que están en la sala, van casi tropezándose entre ellos, solo para ver qué alboroto ocurre a tan tempranas horas; siendo Harley el más rápido en llegar, sin importar que lleva tres días de recién haber dado a luz, y por poco se infarta al ver otro drama más. Su yernito querido está siendo destrozado una vez más, y para su mala suerte, por un Alfa más fuerte y alto.
—Charlie...— Benjamín posa sus ojos en el Alfa que ama y, aunque la imagen de Charlie desfigurando a Jhon Kim es satisfactoria, la mirada furiosa que le está dando Kyle no lo es.
—¡Benjamín Barlow, calma al pederasta que tienes por Alfa! — Kyle está que echa chispas por los ojos a Benjamín, no le parece justo que solo su Alfa salga magullado por esa situación, cuando esta vez ni siquiera ha sido el culpable de algo.
—Lo siento Kyle, ahora mismo detengo a este poste— Benjamín se acerca con algo de cautela a los Alfas en el piso— ¡Charlie Cooper, para de pelear con alguien que no es de tu edad!
Kyle se da una palmada en la frente al escuchar semejante idiotez.
—¡No me estás ayudando, maldito mocoso! — Jhon le acierta un rodillazo en la entrepierna a Charlie, que le deja sin aire y Jhon puede soltarse y ponerse detrás de su Omega, ya no quiere más golpes. No sabe cuánto más podrá aguantar su cara.
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Dilemas de Omegas | BL OMEGAVERSE |
HumorSi de Omegas independientes hablamos, Kyle Mayer es todo eso y más. Es un exitoso abogado Omega de veinticuatro años con gran futuro en su carrera, un mejor amigo Alfa que lo adora desde que se conocieron en el jardín de niños, y un bebé que le está...