Charlie pisa el suelo de Ámsterdam con el corazón hecho un puño, sin saber qué pasa con su Omega, y eso le preocupa tanto como le molesta.
Al revisar su teléfono, ve varias llamadas y mensajes perdidos de Benjamín. No va a contestar. Porque sabe que si lo hace no podrá mantenerse calmado y pretender que los celos, la furia e incertidumbre, no le carcomen los nervios. Si puede ser sincero consigo mismo, Charlie nunca pensó que un día usaría el localizador que tiene el teléfono de Benjamín, pero al encender en su propio teléfono la señal, solo atina a cerrar los ojos con fuerza para que las lágrimas no se salgan de sus ojos.
El amor de su vida miente.
Benjamín no está en casa como tanto le decía; se encuentra en el campo, a unas horas de viaje, en un pueblo poco conocido.
Casi robóticamente, Charlie se dirige fuera del aeropuerto y asiente al hombre que tiene listo el auto que había alquilado para ir a ese lugar. No está pensando en descansar, su mente permanecerá en caos hasta que no vea con sus propios ojos la verdad; y lo peor de todo, es que en su cerebro se comienzan a reproducir como una película los momentos vividos con su Omega, lo que vuelve todo más doloroso. Esto hace que Charlie tenga una horrible obstrucción en su garganta, y se encuentra deseando poder gritar y maldecir, porque su alma duele a horrores.
Ama a Benjamín, y lo ama como jamás imaginó que amaría a algún otro ser humano.
Como un segundón en todo y al ser el Alfa menor de su familia, su hermana se había quedado con la dirección de la empresa familiar de entretenimiento, mientras a Charlie le quisieron dar la Vicepresidencia, pero Charlie no estuvo dispuesto a conformarse con las migajas; por ello, cortó todo contacto con su familia que lo ignoraba y se forjó su propio Imperio de exportaciones, logrando así invertir en otras áreas que no tenían nada que ver con su trabajo, y obteniendo capitales extras.
Charlie se convirtió a sí mismo, en pocos años, en un multimillonario de oro. Él se volvió el Alfa soltero que cualquiera desearía, pero solo un jovencito de sonrisa inocente, mirada pícara y trasero que lo pone como un animal, fue quien logró ganarse su devoción y corazón.
El Omega le mostró su vulnerabilidad, sin embargo, Charlie no podía hacer aquello todavía, pero está seguro que si ve a Benjamín se romperá en pedazos; incluido al maldito Alfa o Beta que hubiese tomado al Omega que él poseyó por primera vez, robándole su inocencia, aquella inocencia que lo enamora un poquito más cuando Benjamín lo mira, que lo seduce en la intimidad, y que está logrando hacerlo temblar de dolor e ira mientras conduce.
«¡Me duele amarte tanto!, me duele porque eres importante para mí, tus lágrimas me matan, y tus sonrisas me devuelven la felicidad, pero... ¿También te dolerá verme sufrir, Benjamín?, mi amor, ¿te dolerá saber que mi corazón se estruja de solo imaginarte entregándote a otros brazos que no son los míos?».
El primer día que Charlie lo vio, fue mientras hacía registro de los nuevos papeles de la empresa. Su asistente de Ámsterdam, Dustin Winter, estaba enseñándole como debía revisar y archivar todo. El joven practicante parecía nervioso por la expresión taciturna del asistente de Presiente Cooper, que ignoraba que lo observaba desde la comodidad de su oficina, porque tenía acceso a las cámaras de seguridad de las afueras de su oficina.
A Charlie le dio mucha gracia ver tan nervioso al chico nuevo, Benjamín Barlow, según como decía la carpeta que había llegado a sus manos, cortesía del gerente de Recursos humanos, que era amigo de los padres del joven Omega, y que Charlie conoció y saludo brevemente, teniendo una amena charla con ambos padres del chico. Le sorprendió que se mostraran tan aprehensivos al dejar solo a un joven de casi diecisiete años, pero Zedd Barlow, padre Alfa, y su Omega, Uriel Barlow, tenían sus razones para comportarse así; en especial, al ser conscientes de lo asocial que es Benjamín, sin un amigo en su vida. Casi aislado, prefiriendo la soledad y evitándose problemas.
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Dilemas de Omegas | BL OMEGAVERSE |
HumorSi de Omegas independientes hablamos, Kyle Mayer es todo eso y más. Es un exitoso abogado Omega de veinticuatro años con gran futuro en su carrera, un mejor amigo Alfa que lo adora desde que se conocieron en el jardín de niños, y un bebé que le está...