─ ¡¡¡VAMOS PERRAS ADENTRO ANTES DE QUE LAS MATE!!! ─gritó un hombre mientras amenaza a las mujeres.Estás de inmediato se quedaron en la esquina de la habitación con miedo a que las disparen, una de ellas intentaba reprimir sus llantos mientras que otras lloran en silencio tratando de consolar a las más pequeñas, por qué si también había menores.
Aoi había llegado a la mansión de los Yǔháng, no quedaba casi nada de los hombres que trabajan allí, subió las escaleras con dificultades e ingresó en alerta dentro de la morada.
El hombre salió de ahí y las encerró, un poco de paz para ellas pero sin dejar de tener miedo después de todo ellas estaban ahí por tratas de mujeres, ventas en subasta, cambios por drogas n inclusive vendidas por sus propios familiares.
─ Tengo mucho miedo ─habló una de las pequeñas.
─ No tengas miedo, estamos todas juntas, nada malo les va pasar ─dijo aquella pelirroja mirando a las menores.
Debían tranquilizarlas hasta que todo acabe.
─ ¿Que sucede? Por que Lee nos encerró aquí ─dice una morena extranjera.
─ Al parecer hay una disputa, la mafia de Japón creo que está aquí ─comenta.
Las chicas guardaron silencio al escuchar jadeos y disparos, una de las niñas intentó gritar pero la pelirroja le tapo la boca colocando su mano.
Hubo unos momentos más que ya no se escuchaba los disparos y gruñidos de los hombres, las chicas estaban sumamente aterradas, ¿los japoneses mataron a todos? ¿Ella seguían luego?.
Por debajo de la puerta se pudo ver alguien más caminar hacia ellas, la pelirroja apretó más a la niña para protegerla pero no iba a negar que ella también tenía miedo.
La puerta se abrió dejando ver una figura femenina, era Aoi, las chicas la miraron con susto al verla así en ese estado, Aoi cerró detrás de ella la puerta. La primera en acercarse a ella fue la niña pequeña.
─ ¡Jing, no! ─dijo la pelirroja pero la niña la ignoró y se acercó a ella.
Aoi la observó y con dificultades se hincó ante la niña, sus suaves manitos se colocaron en el rostro lastimado de Aoi, Jing, como se llama la niña la miraba fijamente.
─ Estás muy lastimada ─le susurra la infante.
Aoi no hablaba.
La pelirroja con un poco más de confianza tomó un vaso y fue al baño a llenar de agua, tomó unas cuan toallas y se acercó a Aoi también se arrodilló junto a Jing.
─ Bebe ─dijo la chica entregándole el vaso de agua.
Aoi la miró y bebió lentamente del vaso, las otras chicas miraron con horror a la mujer, ellas piensan que es una nueva chica a la que trajeron en contra de su voluntad.
Luego de beber el agua, Aoi colocó su rostro en la toalla para limpiar la suciedad y las sangres que escurrían por sus mejillas.
─ ¿Quién eres? ─preguntó la pelirroja.
Aoi levantó la vista dejando la toalla complemente manchada de sangre.
─ Son libres ─dice Aoi.
─ No entiendo... ─.
─ Deben escapar de aquí, ya no queda nadie ─responde mientras se levanta y abre la puerta.
ESTÁS LEYENDO
DIVINA DESTRUCCIÓN | RAN HAITANI
AcakLuego de 10 años de la sentencia dictada y ella quedará en prisión. Aoi se convierte en la actual y gran líder de la mafia más poderosa de Japón, siendo así temida por varias pequeñas organizaciones. Y está dispuesta a usar de ese poder para poder v...