Capitulo 6

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La verdad dolorosa

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Aoi miraba a Naoto de arriba hacia abajo, ella sabía perfectamente del por que estaba aquí y al verla con Ran solo le complicó más las cosas, pero ella sabía cómo zafar de esto sin ninguna sospecha.

─ ¿Quiere sentarse oficial? ─pregunta ella.

─ Quiero hablar a solas con usted, señorita Hattori ─habló Naoto.

Aoi miro a Ran.

─Se puede retirar, señor Haitani ─dijo ella.

Ran solo los miro a ambos con celos, la mirada del policía hacia la mujer era muy penetrante y eso le molestaba mucho, Aoi solo era de el y nada más que el. Con molestia salió de la oficina dejándolos solos.

─ Que trae al oficial de Tokyo a mi edificio ─habló ella mientras dejaba de ver unos papeles.

─ Usted sabe perfectamente quien es el que acaba de salir por esa puerta ─dijo observándola.

─ Si, lo sé, ¿Que sucede con ese hombre? ─pregunta.

─ Como sabrá está en una organización criminal, y me parece extraño que una empresaria muy reconocida esté con esta clase de gente ─comenta.

─ Realmente el señor Haitani y yo tenemos negocios pero exclusivamente por el casino, escuché que frecuenta mucho mis casinos así que hablábamos sobre ser socios ─mintió, obviamente no le diría la verdad.

Naoto alzó las cejas con sospechas.

─ Le recomiendo que se cuide de esta clase de gente, están en negocios sucios ─dice.

─ No lo sabía, pero tendré en cuenta sus palabras oficial ─dijo con una leve y falsa sonrisa.

─ Después de todo no son la organización más peligrosa, está la Yakuza tienen a un líder muy cruel ─contesta.

─ Lo tendré en cuenta, después de todo debemos cuidar los negocios, o no señor Tachibana? ─dijo ella mientras se acercaba a el.

Naoto sintió el calor de repente, así que se aflojó un poco la corbata sin dejar de mirar a la mujer que tenía en frente.

─ Correcto señorita, bien debo irme, tan solo venía a decirle sobre estos grupos criminales, estaban atacando empresarios, por el tema de una fiesta que hubo en una de las mansiones ─dice.

─ Si, lo acompaño a la salida ─dijo mientras caminaba hasta la puerta y abría de este.

─ Hasta luego, linda tarde ─se despide.

─ Igualmente ─responde, dicho esto cierra la puerta con disgusto─ Policías, idiotas ─

Tomó nuevamente asiento y toda la tarde se pasó en su oficina, ocupada viendo temas de sus otras empresas además de las que tenía con las otras organizaciones de la mafia, a todo esto solamente pensaba en Kan, después de la propuesta nunca más lo había visto.

DIVINA DESTRUCCIÓN | RAN HAITANI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora