Capitulo 13

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Inestable

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─ Entonces era la pieza que faltaba al rompecabezas ─habla Amy mientras trataba de procesar cada palabra que su amiga había dicho.

─ Que tan difícil era para ella ocultarlo, ahora que me pongo a pensar puedo haber sufrido mucho el no sentirse libre ─contesta pensativa.

─ Al menos pudo contarte todo en una carta antes de... Antes de partir, no? ─dijo.

─ Ella no merecía estar ahí, no lo merecía ─responde.

Amy no sabía si era el mejor momento para contarle sobre la aparentemente líder de la mafia China, pese a que confíaba en ella, Aoi no mantenía la calma al escuchar de esas personas y se armaría un lío, le alegra bastante que su amiga ahora no sufra de sus inestables crisis.

Aoi sabía que Amy le ocultaba algo, pero esperaría que ella misma se lo dijera, muy en el fondo sentía que su amiga solamente quería protegerla.

─ Saldré está noche ─habló Amy.

─ Está bien, puedes llevar algunos cuantos guardaespaldas contigo ─dice.

─ Pero Aoi quiero estar sola, quiero ir por ahí sin tener a personas siguiéndome ─contestó.

─ No puedes, las calles de Tokyo ahora son muy peligrosos para las mujeres ─responde seria.

─ Me voy a cuidar te lo juro ─dice.

Aoi lo pensó unos momentos, tampoco podía pensar demás después de todo Amy era mayor y estaba consciente de los peligros de hoy en día.

─ Bien, entonces será tu responsabilidad ─dicho esto subió a su habitación.

Amy la vio subirse, sabía que Aoi le decía eso por su pasado.

Por otro lado Rindō estaba en la sala de la mansión de la organización, Mikey fue en compañía de Sanzu para supervisar algunas "ratas" traicioneras, Kokonoi salió desde muy temprano y no había vuelto, Kakucho junto a Mochizuki y Takeomi fueron al casino de su ahora socia.

Solamente ambos hermanos se encuentran en aquella residencia, por supuesto que también estaban sus vigilancia ahora mucho más después de lo que la Reina les había dicho sobre Tachibana y la policía japonesa.

─ Sinceramente no puedo creer que tú y Aoi estén juntos de nuevo ─rió Rindō mientras veía a su hermano.

Debía admitir que verlo así nuevamente le trajo vagos recuerdos de sus adolescencias.

─ Sentí que mi Aoi estaba ahí, que nunca se fue ─dijo Ran acomodando su camisa.

─ Y ahora que, dime una cosa no estarás solamente con ella por poder ─contesta apagando su cigarrillo en el cenicero del escritorio.

─ Por supuesto que no, en verdad espere por mucho y se que no la merezco pero está oportunidad que me dió no voy a desaprovecharlo para nada ─dice.

─ Empezarás a hostigarla, no te conformas con verla en la empresa, en los casinos, en las ejecuciones, vas a verla hasta en el inodoro, hermano ─responde.

DIVINA DESTRUCCIÓN | RAN HAITANI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora