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La lluvia estaba helada y el viento calaba hasta lo más profundo de mis huesos, la noche había caído hacia un buen rato así que la temperatura había disminuido de forma considerable gracias a las fechas que estaban en puerta.

Odiaba con todo mi corazón diciembre y las fechas que se festejaban durante este mes, era horrible ver como todo mundo fingía amor e inocencia, todos querían estar unidos y no pasar solos las fechas así que buscaban cualquier excusa para juntarse e intentar no sentirse solos y vacíos por lo menos en unas horas.

Alargue un suspiro mirando hacia el puente qué dividía mi trabajo de mi barrio, tal vez estaba de peor humor qué lo normal por ella.

Ella había sido la causante de todos los males que tenia, por que se había ido, o bueno, la habían hecho irse, o tal vez yo la había hecho marcharse gracias a mis idioteces.

Estire un poco las piernas antes de subir, acomode las katanas que llevaba contra la cadera y bajé la vista a la ropa.

Camiseta formal de botones y color blanco, el pantalón de vestir del mismo color qué los zapatos y el cinturón, negros, el cabello lo llevaba peinado, cosa que nunca hacia y por primera vez en mucho tiempo había dejado el rastro de barba de lado y ahora llevaba el rostro totalmente afeitado.

La mochila la llevaba dentro de una bolsa plástica para evitar que se mojaran las cosas que tenia dentro, cosa que ella me había mostrado anteriormente cuando el clima había estado justo como hoy y yo había arruinado mis libretas y documentos importantes de trabajo.

Comencé a caminar por el camino empinado recordando qué justo del otro lado del puente la había conocido, la había encontrado resguardada de la lluvia bajo el casi inexistente techo de la parada de autobús mientras leía un libro con gruesas hojas forradas de plástico, hasta parecía preparada para las lluvias, con la mochila resguardada y el libro forrado.

Excepto por el paraguas.

Ella podría ser una mujer realmente inteligente, pero eran esos pequeños detalles los qué se le iban de vez en cuando, el llevarse el paraguas cuando había lluvia pronosticada, dejar en casa el lápiz o la pluma, olvidar guardar las sobras de la cena en el refrigerador.

Eran sus pequeñas imperfecciones las qué la hacían tan perfecta.

La luz al cruzar el puente era inestable, las farolas parpadeaban como si, fuesen foquitos navideños, los automóviles pasaban rápidamente, era muy seguro que la gente estaba yendo a casas de sus familias a reunirse y cenar juntos.

No recordaba si había bajado el pollo del congelador para la cena, ¿lo habré bajado? ¿Qué demonios iba a cenar? Desde que se había ido había dejado de comprar comida tan a menudo por que ahora volvía a ser solamente yo.

Pero yo no quería que se fuera.

Y lo peor era qué no había sido culpa ni suya ni mía, había sido culpa de terceros, quienes habían fragmentado la confianza entre nosotros y habían alimentado miles de chismes al no querer vernos juntos.

Miré de reojo el reloj en mi muñeca, ya estaba haciéndose tarde y el último camión pasaba a las diez de la noche, faltaban veinte minutos para esa hora y aun me quedaban unos minutos de camino a la parada.

La parada donde la había visto por primera vez, la misma en donde habíamos interactuado y en la cual habíamos llegado a esperar juntos el autobús para ir a dormir juntos a casa de alguno de los dos.

¿Estará ahí? ¿Aún esperaría el autobús en la misma estación o fue tan cobarde como yo para caminar hacia otra parada con tal de no verla?

¿Qué es lo que haría ella? ¿Y si me había estado buscando así como la busque yo los primeros días? Yo la había buscado, había ido a su trabajo, a su casa, había contactado a sus amistades, pero no había tenido respuestas de ella, ¿y si ella ya no quería saber más de mi? ¿Qué tal si ya lo había superado? Si me había superado y no quería saber más nunca de mi.

one shorts de ZoroxRobin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora