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Sus labios recorrían mi cuello mientras daba suaves mordiscos de vez en cuando, junto a alguna lamida contra mi piel, cerré los ojos por unos segundos, deleitandome con la sensación de su lengua rozando con mi cuello que me hacia tener escalofríos.

Pero la detuve.

-Creo que estas un poco ebria.- Susurre girando mi rostro hacia el suyo, tenía los ojos casi cerrados por el alcohol.

Levantó la mirada y sus ojos brillantes ante la luz de la luna me indicaban que algo no estaba yendo bien.

Con su dedo índice trazo mi cuello, supongo que en las partes en donde había dejado marcas de sus dientes o producto de las succiones que me había otorgado.

Me giré hacia ella y quite la botella de sus manos para darle un profundo trago, me miró ladeando su cabeza hacia la derecha, acercando su rostro al mio, sin temor de ser vistos.

Claro que una relación esporádica y clandestina no iba a exponerse de ese modo en cubierta, con todos alrededor tomando y divirtiéndose, pero realmente no me importaba qué todos se enteraran, ya habían pasado meses de nosotros siendo cautelosos, y había funcionado.

Bueno, no del todo.

Me hervía la sangre en celos al verla alrededor de otros hombres en las islas, quería patear traseros cuando ella era rodeada por hombres que buscaban algo más con ella.

O cuando le llevaban flores, o cuando le regalaban cosas, incluso cuando se acercaban a querer cortejarla de cualquier modo.

Me hervía la sangre no poder decirles que era mía, que no tenían derecho a acercarse a ella de ningún modo posible si no querían recibir un buen par de puñetazos.

Pero me controlaba externamente, ella jamás iba a darse cuenta de que nadaba en celos, por que ella no era culpable de atraer tantas miradas ni de ser tan deseada.

Era simplemente preciosa.

Entendía qué no era culpa suya ser buscada por los hombres en las islas, así como no era su problema cuando le enviaban flores o presentes, era algo inevitable.

Pero eso no evitaba que quisiera repartir puñetazos a todos ellos.

Y creo que justamente algo parecido pensaba ella.

De vez en cuando, principalmente ebria, me dejaba marcas suaves sobre el cuello o clavículas, que si bien debía ocultar frente a los chicos, la hacían sentir un poco mejor respecto a los celos.

Pero justo ahora parecía dispuesta a dejarme completamente el cuello marcado.

-Te han querido besar.- Susurro sentándose en el suelo a mi lado, en su voz ronca se escuchaba claramente que llevaba varias cervezas ya, se estiró un poco hacia arriba y desvíe la mirada hacia su cadera descubierta.

-Y la detuve.- Me encogí de hombros y volví a beber de la botella.- ¿No es cierto eso?

-Pero lo ha intentando, y no me gustó eso.

Me reí abiertamente, alrededor de ella podía simplemente ser yo, sin miedo a exponerme o a exponer mis sentimientos, así que reírme a su alrededor no me daba problemas.

-A mi tampoco me gustó, sin embargo, por eso la detuve.- La miré echarse hacia atrás y caer de espaldas en cubierta, la blusa subió un poco más y no me perdí ese detalle.- Ignoralo, nada sucedió y eres tú contra el alcohol justo ahora.

Ella sonrió y cerro los ojos por unos segundos.

La admiré por unos segundos, la mayoría de los chicos estaban en otra parte de cubierta, claramente igual de comprometidos con el alcohol.

Me gustaba su compañía, la forma en la que mis problemas parecían desvanecerse a su alrededor para concentrarme únicamente en lo bien que se sentía estar a su alrededor, conversar e incluso ayudarla a hacer cosas que en otras circunstancias odiaría.

Tomé uno de sus tobillos y lo empuje hacia mi, jalandola en el proceso, para que sus piernas terminaran sobre las mías, me miró de reojo con una sonrisa bobalicona en el rostro.

Bajé mi rostro al suyo y la escuché suspirar al sentir mis labios presionar sobre su mejilla.

Pasee mi lengua por su piel salada y removió sus piernas por sobre mi, dejé una suave mordida en su mandíbula y volví a pasearme por su rostro hasta llegar a sus labios y besarla repetidas veces con besos cortos y húmedos.

-¡Nos van a ver!- gritó en un susurro, pero pasó sus manos por mi cuello.- ¿No te preocupa?

-No me importa.- Le reste importancia  y volví a besarla.- ¿A ti si?

-Están todos ebrios.- Murmuro bajando las manos de mi cuello a mi pecho.- No creo que recuerden hacernos visto.

Me reí abiertamente y nos ayude a sentarnos en cubierta, así ella se recargo en mi hombro a la par que tomaba la botella y le daba un profundo trago.

No hubo necesidad de decir nada ni de exponernos, dejamos que todo fluyera sin problema, y eso significaba dejar de escondernos.

Enmedio de una noche de ebriedad fue decidido.

**
Desperté sintiéndome extraño, con un peso extra en el costado, así que abrí los ojos de manera perezosa y me encontré con un rostro tranquilo, unas mejillas un poco sonrojadas y unos labios entreabiertos.

Que belleza.

Me estire un poco y la rodee mejor con los brazos, la escuche quejarse y abrir un poco los ojos para encontrarse conmigo.

Sonrió volviendo a cerrar los ojos, pero los abrió de golpe.

-¡Oh, no! Nos quedamos dormidos.- Se sentó en la cama, exponiendo su desnudez ante mi.- Demonios.- Paso una mano por su cabello.- Vete, vete, es más fácil que te pongas un pantalón.

Me reí sin poder evitarlo, estaba realmente alterada.

-Anoche dijiste que no importaba.- Me encogi de hombros besando su brazo, omití qué realmente no había dicho nada.- Qué ya debían todos saberlo, entonces me arrastraste hasta la habitación y me obligaste a satisfacerte toda la noche.

Su risa salio natural, una fuerte carcajada qué salio de lo más profundo de su garganta.

-Y tuviste que cumplir con ello a la fuerza, ¿cierto?- Asentí obligandola a bajar el rostro.

-Y, si nadie nos vio, se enteraron anoche por que no fuiste realmente silenciosa.- Volví a mentir para ver su reacción, su rostro no mostró nada, pero sus mejillas se volvieron rojizas.

Duramos otro rato en la cama antes de ponernos algo de ropa y salir en búsqueda de desayuno.

Cuando llegamos al comedor estaban la mayoría ahí, el gesto de Nami me recordó qué llevaba el cuello repleto de marcas, por que se ahogó con el agua y tuvo que escupirla para poder respirar, comenzó a toser.

Ugh, lo había olvidado.

Robin tomó asiento en silencio y yo tras ella, sentándome justo a su lado, me miró de reojo con una sonrisa.

Tal vez debía embriagarla más seguido para tener esa clase de respuestas de su parte.

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Uno cortito 🤫

one shorts de ZoroxRobin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora