Capitulo 29: "Nunca juzgues a un libro por su Portada"(La Convivencia | parte 2)

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-¡Papá! ¡Por Dios, ayúdanos!

-Estoy tomado mi café ____...

-¡Llevas tomándolo una hora desde que lo compraste!

-Hija, no le grites a un viejo.

-¡Tienes cuarenta y cinco años!

-Está bien- rio Francisco.- Yo puedo, dame esa maleta.

-Tienes demasiadas encima, mi padre debe colaborar ¿No crees?

-Se la debo, después de todo él va a ser mi instructor durante estos meses.

-Eso no quiere decir nada. ¡Papá! ¡Oye! ¡No te vayas a...!

-Y...entró a tu casa.

-Ojala podamos subir todo esto.

-¿Subir? ¿Vives allá arriba?- dijo mirando el quinto piso preocupado.

-No, solo debemos subir al tercer piso.

-Bien...eh, tu sube primero, dame esas dos maletas que son las más pesadas.

-Pero estarías cargando cinco.

-Estaré bien.

-No, mitad y mitad, dame esa de allí.

-Pero yo...

-Francisco...dámela.

-Sé que apenas te conozco; sin embargo, debo decir que eres muy testaruda- sonrió.

-Solo cuando se da la ocasión- reí.

Literalmente sentí que estaba escalando el monte Everest. Con forme íbamos subiendo, más lento se hacia el camino. Cada piso parecía eterno, y lo peor es que no recordaba el número de escalones, para al menos ir descontando los que ya habíamos recorrido y sentirme menos mareada.

Francisco era extremadamente guapísimo. Cabello radiante, ojos impactantes, una sonrisa perfecta... era imposible dejar de mirarlo. Acababa de cumplir veinte años y lo único que pude saber de su pasado es que nació en Brasil y se crio en México. Él había solicitado el trabajo en la empresa a principios del año y logro conseguirlo en octubre. A mi padre le comunicaron que iba a ser su instructor ya que como era el jefe del área, debía enseñarle absolutamente todo lo que hacían. Ambos se reunieron en Colombia ya que, y aún sigo sin entenderlo, allí se encontraba la familia de Francisco y había ido para despedirse. Fueron juntos en el vuelo hacia el país, y tuvieron mucho tiempo para conocerse.

No había mucho que decir sobre él, apenas llevaba una hora y media de conocerlo, solo podía afirmar que era el cadete más hermoso de la empresa. Ahora ya no me quejare tanto de esos hombres viejos en traje cuando voy allá. Sera divertido tener compañía en la casa, soy hija única así que no tenía a nadie más que a Elena.

Por eso la considero una hermana.

Aun cuando Sebastián seguía en mi corazón, la idea de que Francisco y yo tengamos algo no se quedaba atrás. Era demasiado, demasiado, demasiado lindo. Me resistí ante ese pensamiento fugaz durante el viaje. Pensé en Sebastián, la persona de la que verdaderamente estaba enamorada. Mi atracción con el otro muchacho era por lo físico.

Además, no me sorprendería que tuviera novia. Él se ve como uno de los típicos chicos de universidad que siempre sale a fiestas y tiene una pequeña aventura cada noche.

Y con eso se fueron todas mis ilusiones.

Debería evitar hacerme una idea falsa de él, tengo cinco meses para conocerlo mejor. Veré que tal es.

-¿Cu...cuanto falta?- dijo temblando.

-No mucho- suspire- puedo ver la puerta del vecino.

-Ah...que bueno, ya no...si-siento mis brazos.

Corazones Encontrados | Sebastián Villalobos y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora