Capitulo 21: Dejà vu

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“Siempre estaremos aquí”, “Me quedare contigo hasta el final”, “Te quiero pase lo que pase”…

Esos y muchos más eran los comentarios que recibía en mis redes sociales de parte de mis piezas del cubo. Me hacía muy feliz que hayan entendido, de algún modo lograron perdonarme y no mencionaron a ____ otra vez.

Todo salió bien.

Estaba de tan buen humor que decidí terminar los últimos detalles del video que hice con Mario y subirlo a YouTube lo más pronto posible. En lo que eso pasaba, fui a comer algo ya que los nervios me quitaron el apetito en la mañana.

En lo que comía mi cereal como almuerzo, me preguntaba si ____ había visto lo que hice. Como ella una vez me había enviado una foto en clase, suponía que tal vez a escondidas haya visto mi publicación.

Hasta ahora tengo guardada la foto que me mando, un pequeño dibujo de un cubo y las letras PDC en el mismo papel arrancado. Lo único que pude ver de ella fue su mano y uñas pintadas sosteniéndolo.

Ojala pudiera verla completa.

Y muy pronto lo voy a hacer.

Volví con mi laptop a la mesa de mi escritorio y después de mucho tiempo, busque entre todos los comentarios de mi última publicación el nombre de ____.

Sé que era algo tonto ya que ella y yo nos hablamos por mensaje y como supongo que la relación que tenemos es de amigos, no creo muy necesario que ella comente por algo así. Me lo puede decir por mensaje, aunque…quien sabe.

Actualice el link de Facebook y me llegaron muchas notificaciones, pero no era solo de varias chicas, sino de una en especial algo extraña. Estaba dándole like a varias de mis fotos y comentaba cada una de ellas diciéndome lo lindo, guapo, perfecto, hermoso y sensual que soy. Según ella, pero yo solo me describiría con normal.

Y lo más raro de todo, es que ella decía que me iba a encontrar…

Al ver todo esto era como vivir de nuevo lo que pase con ____. Me sentí muy raro y el dejà vu encajaba bien ahora. Y si… ¿Ella sabe? Aunque… no lo creo…no creo que se conozcan. Quizá viva a miles de kilómetros lejos de ____ y yo solo estoy alucinando.

Y entonces fije en su nombre.

“Avril Johnson”

*  *  *

—¡Para! ¡Me vas a hacer escupir mi sándwich!— grito Elena.

Tomás estaba diciendo chistes súper divertidos. Yo deje de beber mi jugo para poder reírme con tranquilidad, sin embargo; Elena siguió comiendo y riendo a la vez. Le dije que parara porque podría ahogarse, pero ella no me hizo caso. Hasta que casi se atora con una aceituna y tuvo que escupir todo.

Fue algo asqueroso, pero gracioso. Una mezcla perfecta para pasar cuarenta y cinco minutos del segundo receso.

—Es que es muy divertido verte escupir— dijo Tomás riendo.

—¿Ah sí? ¿Quieres que te escupa mi manzana y jugo en la cara también?

—No, así estoy bien— sonrió él.

Estaba a punto de incluirme a la conversación cuando vi a Avril muy pegada al teléfono ignorando a todas sus “amigas” porristas en una mesa poco lejana de la nuestra. Normalmente ella es la que habla y solo deja que las demás la escuchen, esta vez solo estaban viéndola sin hacer nada.

Me da pena a veces pensar que ellas ya están controladas, no tienen libertad o seguridad de ellas mismas, dependen de lo que Avril les manda a hacer.

Corazones Encontrados | Sebastián Villalobos y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora