Corazones Encontrados | Sebastián Villalobos y tú |

Capitulo 30: Llegada y Huida (La convivencia | parte 3)

—¡TE AMO JUAN PABLO!

—¡SEBAS AQUÍ ESTOY!

—¡MARIO TE AMO!

—¡SEBASTIAN ENCUENTRAME!

Los miles de gritos de cada una de nuestras fans, eran inigualables.

Parecía una invasión zombie atacándonos, pero con mucho amor. Aún no podía creer lo resistentes que eran los vidrios de la camioneta en la que nos movilizábamos ante los golpes de cada chica que se situaba alrededor. Nos encontrábamos atrapados en el mismo lugar durante quince minutos, tratando de salir del aeropuerto sin lastimar a nadie; sin embargo, era difícil. Hubo chicas que se pelearon con los policías y guardias de seguridad por sacarlas del camino que recorría el automóvil. Tomé muchas fotos de mis piezas, Mario filmó una pequeña parte, Sebastián grabó snaps y Juan abrió unos segundos la ventana para tenderle la mano a algunas de sus jaramishanas.

Me sentía muy feliz y emocionado de poder cumplir el sueño de muchas de mis piezas de conocerme y sé que los chicos también. Ser capaz de mirar a los ojos a las personas que más te han dado amor y apoyo detrás de una simple pantalla, era increíble.

Perfecto, todo era perfecto.

Después de que un escuadrón de la policía interviniera en el asunto, pudimos avanzar hasta llegar a la salida del aeropuerto. Las calles eran bonitas, los edificios altos, y que decir de las chicas...

Aunque...había solo una para mí.

Seguía sin creer que la vi unos segundos. ¡Parecía irreal! Por un momento sentí vivir uno de mis más locos sueños. Ella había ido por mí, aun trato de entender porque en compañía de un chico, seguramente ese era su mejor amigo, igual, no me importaba en lo absoluto. Logre ver a la chica que he esperado durante tanto tiempo.

Hoy era el día en el que cumpliríamos nuestra promesa.

Como me compré un nuevo celular, abrí mi galería de fotos y busque las que por suerte guarde de ella. Su cabello marrón lacio, las facciones tan dulces de su cara, esos ojos brillantes, sus labios rosados, la sonrisa más hermosa que pude ver jamás en una mujer...

Era perfecta.

Ese instante en el que tuvimos conexión, aquella foto de la fiesta desaparición al instante. Es como si ese amor a primera vista hubiera vuelto a nacer, como si me hubiera vuelto a enamorar, olvidando los malos momentos y recordando las miles de sonrisas que le dedicaba a la pantalla de mi computadora.

Me sentí mal al conmemorar la vez que me aleje. No quería hacerlo; sin embargo, ella misma lo provocó por sus propios méritos.

Hace mucho no entro a twitter, no más para dar alguna información o responder tweets de mis piezas del cubo. Jamás supe que dijo después de que diera la última palabra. Cada vez que me armaba de valor para abrir nuestra conversación, me arrepentía instantáneamente.

Estúpido orgullo.

—Oigan ¿Alguien tiene internet?— dijo Mario.

—¿Se te acabo?—pregunto Juan Pablo.

—Si...

—Yo tengo— dijo Sebas

—Juan ¿Puedes abrir tu conexión? También necesito internet— reí.

—Si claro—rio.

Al conectarme con el internet de Juan Pablo, ingrese a twitter. Abrí mis dm's y...allí estaban.

Leí dos o tres veces antes de estar seguro de lo que veía era real.

Cuatro mil ochocientos sesenta y cinco mensajes...