Capitulo 1: Noche Desastrosa

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—Lo siento mucho ____, pero es lo mejor. No quiero verte sufrir—dijo Daniel.

¿Qué no me quiere ver sufrir? Acaba de terminar conmigo en el peor momento. ¿No podía esperar hasta que fuera de noche? ¿Tenía que hacerlo en nuestro aniversario de tres meses en la playa al atardecer? Parece más una cita que un rompimiento.

Daniel era mi primer novio real. Quiero decir que si ha durado más de una semana. Me ha dado el cariño que necesitaba pero para él no era suficiente el mío.

Yo lo quería, demasiado.

Y como ya estaba acostumbrada al rompimiento...quedamos como amigos.

—Está bien—limpiándome una lágrima.

—Oye—dijo dulcemente— Todo estará bien ¿Si?—extendió su mano— ¿Amigos?

 Y aquí viene la mejor parte.

—Amigos—la estreche.

Luego de que Daniel se fuera y me dejara sola ya que él normalmente me acompañaba a casa, decidí quedarme un rato más sentada en la arena mirando el atardecer.

¿Por qué siempre tengo que ser yo la que termina mal en las relaciones? No es que diga que mis otros novios no lo hagan pero ¿Por qué siempre me terminan a mí? ¿Es por mi ropa? ¿Mi pasión por los libros? ¿Por ser uno de los primeros puestos? ¿Por mis admiraciones?

¿Qué hago mal?

Ya no quise darme la respuesta porque la sabía. Además quedaba poca luz del sol. Preferí caminar hasta mi casa ya que no quedaba muy lejos y quería despejar mi mente de lo que acababa de pasar.

Y al empezar mi recorrido, todo empeoro. Fue como si el destino quisiera jugarme una mala pasada.

Pero creo que mucho peor.

Apenas había salido de la playa y ya había varias parejas en cada esquina que cruzaba. Como era una calle algo despejada las parejas aprovechaban para tener su momento a solas. Unas se besaban “melosamente” por así decirlo. Y peor aún, en frente de mi cara. Otras estaban tan pegadas a la pared dándose “caricias” que parecían otra cosa menos eso.

—¿Por qué no se consiguen un cuarto?—pensé.— Así me ahorran las enormes ganas de vomitar.

Luego de pasar la primera prueba del destino para verme sufrir, llegue hasta una calle con más gente y muchas tiendas. Me gustó mucho un vestido que vi en la vitrina de una de ellas, entre para poder verlo mejor. Era de color azul oscuro con diseños que podía ser acompañado por un cinturón marrón.

Me encanto demasiado y lo compre. Esto me subió un poco el ánimo, ya me imagine en él cuando sea la fiesta de cumpleaños de Elena.

Elena es mi mejor amiga, nos conocimos en jardín de niños y como soy mayor que ella por algunos meses, hará sus dulces dieciséis en dos semanas.

Cuando la empleada me dio el vestido empacado, le agradecí con una sonrisa y me retire de la tienda. Ya había oscurecido más, así que me di un poco de prisa. Seguramente mi madre debe estar pensado que Daniel me invito a comer o algo parecido. No le mentiré sobre que sigo con él, así que escogí llamarla antes de que llegue a casa. Además tengo hambre, y como no tengo suficiente dinero para pizza o un helado, comeré en casa.

Me senté en un banco que estaba al frente de las tiendas y deje mi paquete con el vestido a un lado. De mi pequeño bolso saque mi celular y marque a mi madre.

Pero vino la segunda prueba.

Apenas lo había puesto en mi oído, cuando una mano me lo arrebato de la nada con un movimiento brusco y lo hizo desaparecer de mi alcance.

—¡Oye! ¡Ese es mi teléfono!— grite. Me puse a correr detrás del pero ya era tarde.

El tipo vestido de negro se fue corriendo y riéndose fuertemente. ¿Es que acaso soy la única con teléfono? ¡Pudo robarle a cualquiera! ¡Pero Nooo! ¡Justo tengo que ser yo!

—Ya destino ¿tienes lo que querías?— dije mirando al cielo

Cuando me resigne a volver a la banca en la que estaba, no vi mi paquete.

Esto ya no puede ser peor.

Me puse a buscar debajo de la banca a ver si se había caído pero era inútil. Otro imbécil me había robado. El vestido no era tan caro pero si perdí mucho dinero. Ahora no me darán mesada hasta el otro mes.

—Ya, ¿querías verme llorar? Ahí lo tienes— dije mirando al cielo y derramando una pequeña lagrima.

De todos los momentos en los que me pudo pasar esto ¿Tenía que ser justo hoy? ¿Qué he hecho para merecer todo esto? ¿No vasto con que me rompieran el corazón? ¿Tenía que empeorar aún mi día?

De repente sentí una gota caer en mi cabeza, luego otra y después muchas más. Lo último que esperaba era esto.

Estaba lloviendo.

Amo la lluvia, en serio. Pero en estos momentos no era lo que necesitaba exactamente. Solo tenía puesto una camiseta y short ya que pensé que no haría frio. No me quedaba más que seguir mi recorrido.

Me levante del banco y me rodee con mis brazos para no sentir mucho frio pero no era suficiente. Todas las personas que estaban a mí alrededor se fueron corriendo hacia un techo para evitar mojarse y otras traían su paraguas como si hubieran sabido que llovería esta noche.

Comencé a caminar mojándome toda mi ropa y mi cabello. Ya nada podía hacer. Vi todas las tiendas de la calle hasta llegar a una zona más tranquila. En eso vi el parque que estaba cerca a mi casa.

Ya faltaba poco.

Estaba cerrado. Tal vez porque ya no había gente. Solo me quedo pasarlo y llegar a mi casa. Sentía mucho frio, hasta comencé a temblar. Quiero llegar a casa, darme una ducha y dormir hasta otro día.

—Vamos, so-solo un poco más— me dije a mi misma.

Cuando por fin llegue, abrí la puerta con la poca fuerza que me quedaba. Subí las escaleras ya que vivía en el tercer piso de un departamento. Al llegar a mi casa, abrí la puerta y vi a mi madre en el sofá viendo televisión, sus típicas novelas brasileñas.

—Ya llegue—dije para que me oyera, pero ella seguía concentrada.

No quise interrumpirla con mis problemas y menos con mi presencia, así que me fui en silencio a mi habitación. Me metí a la ducha y al terminar vi la hora. Eran las ocho. Aún era temprano pero me puse mi pijama, quería estar más cómoda y deje que mi cabello se secara solo.

Estaba aburrida y sacar mi libro del estante en el que estaba me daba pereza. Preferí tomar mi laptop que estaba más cerca de mí, la prendí y me conecte a Facebook.

Todo mi inicio estaba lleno de los cantantes que admiraba, bueno del que admiro. Le estaba dando like a un par de fotos cuando veo que una amiga mía le dio like a una de un chico diferente al cantante que me gusta.

Tenía el cabello negro, muy alborotado pero cubierto con un gorro hacia atrás. Con una sonrisa de oreja a oreja, se veía muy feliz. Ojala pudiera estar como él. Este chico me pareció muy guapo.

Pero ¿Quién era él?

Y entonces vi.

“Sebastián Villalobos”. 

Corazones Encontrados | Sebastián Villalobos y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora