Capitulo 31: Corazones Encontrados (La Convivencia | parte 4)

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-Bienvenidos ¿Puedo ver sus...?

-¡Aquí están! ¡Las tengo...justo...aquí!- dije jadeante.

-¡____! ¡Espe...rame!- gritó de la misma manera Tomás.

-¿Ese chico viene con usted?

-Sí...sí...¡Tomás, el agua!

-Tú...te...la acabaste- dijo llegando a mi lado apoyándose en sus rodillas para respirar.

-Tenga- dije entregándole las entradas a la señorita de la boletería.

-Estas son sus pulseras ¡Tengan buen día!

-¡Lo será!-dije tomando de la mano a Tomás corriendo adentro del lugar de la convivencia.

Ustedes no se imaginan lo que tuvimos que pasar para llegar.

En primer lugar, minutos después de que me fuera con Tomás, pagamos un taxi. Sentíamos confianza al ser temprano...hasta que las cosas comenzaron a empeorar.

El taxi se averió a mitad de camino. Tomás y yo esperamos unos diez minutos que luego se transformaron en veinte, después en cincuenta y finalmente en noventa. Decidimos pagarle al señor lo que le debíamos y corrimos hasta ver el paradero del autobús más próximo donde también se estacionaban los taxis. Aun teníamos un poco de tiempo, nos sentimos seguros al tomar otro, hasta que el segundo problema apareció: el taxi...se quedó atorado en el tráfico.

Me sentía igual que el día en que me termino Daniel.

Paso una hora y Tomás comenzó a perder la paciencia. Nuevamente, le pagamos al chofer por sus servicios y otra vez emprendimos una maratón hasta la convivencia. ¿Saben a cuantas calles nos dejó ese bendito taxi? Diez calles... ¡Diez calles! ¡Era como correr la pista atlética de mi escuela veinte veces! Seré inteligente, una nerd, me gustará leer y dormir pero lo que jamás lograre en mi vida es ser buena en un deporte. Soy un asco en todos.

Tomás no se preocupó tanto como yo ya que al menos él jugaba Básquet. Así que ambos, con las pocas energías y pensamientos positivos al respecto, empezamos a correr. Durante diez minutos iba tras de él, lo único que me daba fuerzas y motivación era ver a Sebastián. Cuando llegamos a la sexta calle, quedamos pares; es decir, íbamos al mismo ritmo (algo que me comenzaba a impresionar). Luego, por la cuarta calle, increíblemente Tomás estaba detrás de mí. Hubo un momento en que se detuvo y tuve que regresar a ver si encontraba bien ya que se sostenía de una pared con la cara pálida. Compramos una botella justo en una tienda cerca de nosotros y después de unos segundos de refrescarnos, seguimos con el recorrido.

Lamentablemente, Tomás fue el más afectado al seguir.

Mis intentos por comprender la razón por la cual continuaba corriendo eran escasos. Nunca dure tanto haciendo algo que implicara sudar.

Después de que le pidiera a Tomás la botella de agua, me tenté a beber más de lo acordado porque sentía la falta de oxígeno en mi cuerpo. Y sin darme cuenta, bebí toda la botella. En el momento que Tomás me pido agua...su cara cambio impresionantemente.

Por poco se desmaya.

A la distancia le pedí perdón, y luego de regresar mi vista al camino, divisé el gran edificio donde se daría el evento. En la cima colgaba una pancarta gigante de Sebastián, Juan Pablo, Sebasdice y Mario junto al logo Youtubers en Latino América.

La emoción se apoderaba de mí, al igual el cansancio.

Y finalmente estamos aquí, corriendo por cuarta vez hacia el salón donde se dará la convivencia. Sé que el dolor de mis piernas valdrá cada segundo que lo veré frente a mí. Ya sabré como recompensar a Tomás. Ha hecho un gran esfuerzo para llegar aquí a pesar de que no conoce a ninguno de ellos, solo vio pocos de sus videos.

Corazones Encontrados | Sebastián Villalobos y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora